La ?Maravilla? Martínez Por Marcos Vistalli
Parecía que no lo era, pero sus admiradores le pusieron ese sobrenombre. En sus comienzos, a la cuarta pelea ya andaba por los rings de la Federación Argentina de Box. Su boxeo zurdo, especulativo, eficiente llenaba los ojos de quienes se animaron a llamarlo ?Maravilla?, mientras otros no daban nada por él. A veces, peleaba con el pelo teñido de rubio paja, y en otra oportunidad subió al cuadrilátero con unos lamparones en su cabeza que se asemejaban a un ataque de tiña o a una sección de peluquería a manos de alguna escuela de principiantes. Hace apenas un año supe la verdad que salió de su propia boca. Un común amigo, estrecho colaborador del argentino, me confió que ese día que peleó con notables tonsuras, se debían a la falta de una alimentación, a un déficit casi alarmante de los nutrientes mínimos, a causa de su estrechez económica.
A pesar de todo, esa maestría sobre el ring, reconocida por muchos y desechada por otros seguía cosechando triunfos en todos los rings del país. Paulo Sánchez, Fabián Saporiti, fueron los boxeadores más destacados que sucumbieron ante la habilidad de ?Maravilla?. Hasta que, apurados y por un puñado de dólares lo mandaron a Estados Unidos a pelear con Antonio Margarito. La paliza fue solamente un trámite. A los dos minutos y cincuenta y siete segundos del séptimo round el árbitro Joe Cortez paró la pelea. Martínez se le acercó y le dijo: ?Oiga, por fin la paró, me estaba matando?. Ha sido hasta el momento, el actual campeón de los welters el único vencedor de Martínez.
De retorno al país, siguieron los triunfos. Daneff, Bejarano, Areco, Blanco hasta que le llegó la pelea por el título argentino y se alzó con él al ganarle a Sergio Acuña por nocaut en el séptimo. Se impuso al tal vez más complicado boxeador que se le enfrentó en la Argentina, Francisco Chino Mora.
Desde Madrid, su compatriota ex boxeador Pablo Sarmiento le mandó un pasaje para que se radicara allá y entrenara en su gimnasio. Con el ticket en la mano lo encontró a Juan Carlos Pradeiro y le preguntó: -¿Qué hago? La respuesta fue instantánea: ¿Qué estás esperando? ¡Andate ya! Cuando ese colectivo que pasa un sola vez en la vida, arrancó Sergio ?Maravilla? Martínez no lo dejó pasar, tal vez viajó parado pero lo tomó.
Ya en Europa todos fueron triunfos. En España e Inglaterra, ganó el título de la IBO y lo retuvo en varias oportunidades. De allí, en Texas lo convocaron para una pelea eliminatoria para el título del mundo con Saúl Román, apodado ?La Fiera?. Lo único que ganó fue la pelea, porque la bolsa y la pelea por el título jamás aparecieron.
Pero no estaba todo perdido, su nocaut sobre Román, más otro a Jordan en un estadio del Bronx lo llevaron al MGM de Las Vegas y luego al Mohegan Casino de Connecticcut donde otro nocaut lo puso como retador a la corona mundial.
Estando el campeón en receso por enfermedad, acababa de ganar el título del mundo interino de los superwelters en la versión del Concejo Mundial de Boxeo. Alex Bunema, que venía de noquear a Walter Matthysse, paseó desconcertado durante los ocho rounds que duró la pelea sin saber en ningún momento cómo resolver el problema que se le presentaba enfrente. Martínez jugó, pegó, en los contraataques siempre estaba fuera de la distancia de Bunema que iba cosechando golpe tras golpe de un rival que peleaba con la guardia baja y no lo miraba a la cara. Los disparos salían como un proyectil y el morocho congoleño no sabían ni de dónde venían. Al comenzar el noveno Bunema se quedó en su rincón, el médico no lo dejó seguir, estaba peleando contra un fantasma.
Ahora, vendría la definitiva. No era fácil Vernon Forrest quien hacía dos semanas recuperó su título al vencer a Sergio Mora. Forrest es ganador de Shane Mosley, de Carlos Baldomir, Michelle Piccirilo y Ike Quartey. Perdió con un peleador nato como es Ricardo Mayorga, pero nunca se enfrentó al jeroglífico de Sergio ?Maravilla? Martínez, ese rubio teñido, alguna vez con la peladilla del hambre y que hoy se debe cortar el pelo en una de las más sofisticadas peluquerías de Madrid.
Frase robada a Carlitos Irusta: ?peleando casi siempre afuera, da la sensación de que el boxeador argentino rinde cuando lo exigen. Y, como muchas veces en nuestro medio la exigencia es menor y la paga peor aún, son aquellos que salen, se exponen, trabajan y arriesgan, los que luego tienen resultados. Es que sin valientes no se escribe la historia…?
La anoté porque la comparto.
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