La vida de Macoco hoy, el reconocido personaje tandilense
Consultamos a Luciano Grasso, director del Centro de Salud Mental Municipal, quien afirmó que, luego de una corta internación en la institución y la tramitación de su pensión en PAMI, se realizó, lo que ellos llaman, una externación, que se implementa para fortalecer los lazos sociales y familiares, así como también la situación habitacional. Desde ese momento el personal médico del municipio no lleva seguimiento de su tratamiento, pero aseguran que se encuentra en excelente estado. Fue por ello que decidimos visitarlo y conversar con él.
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Todos los días se levanta a las cinco y toma mate, hasta ya avanzada la mañana en el Hogar Santa Pilar de 4 de abril al 1300, donde afirma que lo cuidan bien desde hace cuatro años, de los 44 que tiene de edad. “Todo piola acá”, dice, además de la alegría que se incrementa cuando hay guiso de lentejas para almorzar, su comida preferida. La tarde primaveral nos convocó en el patio frente al sol, con un día cálido, tal como le gusta a él. No es de extrañar, ya que cuando le preguntamos qué le gustaría hacer si tuviera la posibilidad de ir a cualquier lugar, dijo que soñaba con ir a Mar del Plata, al mar.
La conversación fluye pero las palabras son escasas, su actitud es la que más habla. Dijo que se lleva bien con sus compañeros y lo mejor es que tiene cerca a su gran amigo Charly. “Se extraña la calle” y de ella lo que más añora es la cerveza, aunque también recuerda con mucho cariño cuando lo reconocían y saludaban en la calle. Sin embargo, a pesar de extrañar aquellas noches en las que el alcohol fluía, dijo que decidió dejar de tomar por voluntad propia porque “veía pavadas”. Por lo que, después de varios años, en los que su vida cambió rotundamente, disfruta de los días que lleva, estando sobrio y lúcido, y desea continuar así. Por eso quiso darle un consejo a los más jóvenes: “Dejen de tomar porque es malo”.
Su día termina a las 19, cuando se acuesta y espera que pase otro día hasta que llegue el fin de semana, cuando sale del Hogar y se va a su casa, donde está su familia, a quienes extraña mucho, y aprovecha a ver al “lindo Tandil”, como él lo llama, que lo tiene dentro de su historia colectiva.
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