Las Voluntarias del Hospital de Niños quieren contagiar a las almas ansiosas por dar amor
“Nos moviliza el amor a los niños, sentir que podemos hacer una diferencia mientras se encuentran en el Hospital”, expresa la carta de presentación del Voluntariado del Hospital de Niños “Dr. Debilio Blanco Villegas”. La iniciativa, que nació hace seis años, hoy congrega a quince mujeres que se encargan de acompañar, escuchar, contener y jugar con los chicos que se encuentran internados y las mamás. Además, responden con una guardia ante la urgencia de los padres que no pueden quedarse junto a sus hijos internados por razones de fuerza mayor.
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Ellas brindan tiempo y mucho amor. A cambio, se llenan el alma con un acto solidario. Como Alejandra Diez, quien comenzó con visitas a los chicos internados en el Hospital Santamarina y tras la inauguración, siguió su labor en el centro asistencial pediátrico. “Es una forma de retribuir cuando a uno le va bien”, resumió a la hora de explicar su impulso a ayudar a otros.
Ellas recorren las habitaciones con sus delantales verdes. Entran con sigilo, preguntan sin invadir. Si son aceptadas, juegan a la lotería o a las cartas, arman rompecabezas, leen, integran a las familias, alivian las horas de desvelo, charlan, escuchan, contienen.
“Nuestra tarea es acompañar a los nenes -jugar con ellos- y a las mamás. A veces, llegan a la guardia y se internan de golpe, entonces tienen que ir a buscar ropa. Nosotras nos vamos llamando si son muchas horas y vamos ocupando ese espacio en que la madre no puede estar”, contó Nancy Benigno, quien disfruta plenamente de la tarea.
Armaron un cronograma de lunes a viernes, en los turnos mañana y tarde, y cubren dos horas cada una para visitar a los pequeños que están recuperándose en el centro de internación. Ahora buscan contagiar a otras personas que quieran sumarse para poder cubrir una franja horaria más extensa y tener opción de reemplazos en vacaciones o por razones de fuerza mayor.
“Las guardias, en general, se cumplen todas. Cuando surge una mamá que necesita muchas horas, se cumplen”, aseguró Alejandra Diez, quien está dispuesta a dar una mano cuando el grupo de Whatsapp emite el alerta.
Amor y gran
compromiso
Las voluntarias coincidieron en que las personas que quieran sumarse a esta tarea solidaria necesitarán mucho amor y ganas de brindarlo. Además, les tiene que gustar compartir con los niños y estar preparadas para contener a las madres. En definitiva, definieron el rol como muy humano, similar al de una mamá.
“Es una situación difícil para el chico estar ahí, sabemos que está sufriendo, entonces lo que tenemos que hacer es ir a jugar con él, a llevarle juguetes, a acompañar a la mamá y si es un bebé, lo cuidamos como si fuera la mamá, le damos la mamadera, cambiamos los pañales, todo lo que tengamos que hacer”, explicó Bibiana Zárate.
Por su parte, Sol Pascual destacó que es importante “el compromiso de estar y de comprometerse con esta causa, y hacerlo de corazón. El compromiso es importante porque eso hace que la grilla esté completa, que la voluntaria que se comprometió el lunes a la mañana va a estar”.
Agregó que los voluntarios que se sumen a este proyecto “necesitarán ganas de aprender y respeto a la autoridad y a las condiciones que pone el Hospital. Si bien ponemos lo de cada una, que es la creatividad, algunas voluntarias tienden a jugar más, otras conversan, a cada uno le sale su don”.
Por eso, invitaron a los interesados a acercarse a conversar, preguntar, plantear sus expectativas, sus inquietudes y ver si están interesados en colaborar con este servicio. Para ello, tienen el muro de Facebook “Voluntariado Hospital de Niños DBV”, donde publican las actividades y se pueden enviar mensajes. También se puede consultar de lunes a viernes, de 8 a 12.30, en el Servicio Social del Hospital de Niños.
Las tareas
Durante su turno, cada voluntaria recorre las habitaciones y atiende las inquietudes de las familia. En algunas ocasiones, la psicóloga o las enfermeras del Hospital de Niños les indican que se queden en determinado espacio para responder a alguna situación puntual.
Trabajan de manera integrada con el personal del centro asistencial, lo que les permite conocer algunos datos de los pacientes que son necesarios entablar la relación con prudencia en sus palabras y propuestas, ya que buscan colaborar y no hacer sentir mal a nadie.
“A veces hay mamás que no saben cómo manejarse con situaciones, como la higiene o por los nervios, entonces hacemos ese papel de abuelas de aconsejar a la mamá. Otras veces, están muy angustiadas”, describió Nancy Benigno.
Por otro lado, les ofrecen algunos artículos de higiene personal cuando no los tienen o ropa, pañales. En algunas oportunidades, llegan a la guardia y los pequeños quedan internados en forma repentina, entonces les proveen de alguna muda para cambiarlos.
La satisfacción
de dar y recibir
“Cuando recién comencé, salía mal. Era una carga terrible el sufrimiento de los chiquitos y decía: ‘No, esta es la última vez que vengo, no es para mí esto’. Fue hasta que crucé esa barrera y ahora, se revirtió todo eso, salgo con el corazón hinchado”, contó Cristina Di Marco y compartió que muchas veces se queda más tiempo para visitar otra habitación. “Salgo plena porque pude hacer algo, escuchar a una mamá”, expresó.
Nancy Benigno compartió que “nos ha sorprendido que los mismos chicos nos han traído sus juguetes y nos dicen: ‘Los traigo porque me sentí muy bien jugando con ustedes’. Nos da mucha satisfacción”.
De todos modos, algunos niños prefieren pasar el tiempo con la tablet o el celular, entonces no les prestan atención. Sin embargo, las mamás les agradecen la contención y muchas confían en el cuidado de las voluntarias porque tienen que hacer trámites o atender al resto de la familia.
Respetar
al otro
“Hay que ser muy intuitiva de la situación en la cual estás. No todos los niños pueden jugar, a veces están delicados y es entrar, saludar e irse enseguida. O están con la visita de un médico. Hay que ser precavida, saber ubicarse en la ocasión”, describió Sol Pascual.
Para estar preparadas, asisten a capacitaciones que les brinda el personal del Hospital. Las primeras fueron sobre la higiene personal para entrar a cada una de las salas y los primeros auxilios. Además, les ofrecen herramientas para poder escuchar a las familias.
Las voluntarias observaron que los padres de los niños internados suelen presentar más carencias desde lo afectivo que en lo material. Los casos más frecuentes son de mamás que tienen muchos chicos y no se pueden quedar en internación, pero también han tenido casos de madres con mellizos que necesitan ayuda, papás solos o niños que están en hogares de menores. El Servicio Social del Hospital les avisa a las voluntarias para que puedan cubrir las guardias.
Durante el verano, cuando hay menos chicos, o en las jornadas en las que hay pocos internados, aprovechan para limpiar la sala de juegos y los juguetes, y ordenan el roperito. Además, una vez por mes se reúnen para intercambiar experiencias, ver cómo marcha la tarea, aprender una de otra y construir juntas. Las acompañan en todo el proceso las trabajadoras sociales Dolores Roveda y Viviana Forconi.
Un gran equipo
“Tenemos un reglamento interno, que fue aprobado por dirección a principios de 2015, donde constan las condiciones de ingreso, las funciones que desempeñamos y los deberes y obligaciones, que es un marco”, informó Sol Pascual y contó que esto se repite con las voluntarias de otros hospitales.
El equipo es afectivo en lo personal y espiritual, ya que comparte el sentir de ayudar, pero además sus integrantes de manejan con gran respeto. Ellas son Alejandra Diez, Nancy Benigno, Sol Pascual, Cristina Lahore, Silvia Cabrera, Liliana Civale, Alicia Castejón, Bibiana Zarate, Claudia Suárez, Cristina Di Marco, Rosana Guillén y Elsa Pedersen.
“Queremos que se animen a venir y preguntar, que no se queden con la duda. Se van a sorprender, es muy gratificante dar, llena el alma. Hoy en día tenemos que dejar de mirarnos el ombligo y mirar al otro para estar mejor, porque cuanto más nos miramos para adentro, menos producimos y menos nos enriquecemos. Si damos hacia afuera, también obtenemos”, invitó Sol Pascual sobre el final, en esta misión de contagiar a otras personas que quieran colaborar con la comunidad.
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