Lo que sembró el colegio San José de Tandil
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En su larga y centenaria vida, el colegio San José educó a muchas generaciones de jóvenes provenientes de distintos sitios, algunos como pupilos y otros como externos.
Entre los objetivos formativos estaba el de desarrollar buenos sentimientos, fraternales si se quiere.
Estos fueron alcanzados por un grupo de ?hombres de hoy?, ya que siempre se quisieron, respetaron y mantuvieron a través de los años muy buena relación, acudiendo al encuentro de camaradería anual de la promoción.
Todos se interesaron por sus compañeros, por sus vidas profesionales, públicas y familiares.
Cuando comenzaron a formar familia integraron a sus novias primero y luego a sus esposas: lo hermoso es que ellas también entablaron amistad, se frecuentaron y aún lo hacen.
Nacieron hijos y hasta nietos para muchos de ellos.
Las salidas grupales se hicieron en distintas ciudades, pueblos y campos de la provincia de Buenos Aires, pero siempre ?todos? llegaron sin medir la distancia.
Parafraseando el clásico de Plutarco: llevaron vidas paralelas.
Estos ?muchachos? volvieron a revivir su viaje de egresados que fue allá por 1965.
Partieron a San Rafael, Mendoza, y pasaron cuatro días inolvidables porque pudieron rememorar aquellas jornadas de juventud imborrables.
Todo fue alegría, diversión, de acuerdo a las ?actuales posibilidades físicas?, pero aún los más tímidos se animaron al emocionante rafting, largas caminatas, escalamiento y sobre todo, sobremesas de anécdotas pasadas y de hoy.
Es destacable que en un mundo donde cada vez más prima lo individual, tétrico y destructivo se puedan contar y rescatar pequeñas historias como la de aquel lejano 5to. año comercial de hace 43 años, donde lo que predomina es la amistad verdadera, la que nace del corazón.
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