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Loimar agoniza
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Dos sindicalistas en un callejón sin salida a punto de inmolarse y frente a la inacción del gobierno municipal y la indiferencia institucional, anunciando un triste final.
Por el trasnochado accionar de dos (2) sindicalistas que tienen convencido a un minúsculo grupo carente de criterio propio, hoy se pone en juego una vez más, no solo la continuidad de una empresa histórica y emblemática de la ciudad, sino también la libertad para poder trabajar que quisieran defender la mayoría de los trabajadores y no pueden.
Hoy aparecen en primera plana otra vez, Goñi, Algañaraz y sus cinco adláteres quemando gomas y bloqueando el ingreso a la fábrica, ante la mirada triste de otras familias que ven correr como agua entre sus dedos las oportunidades de volver a trabajar.
Parece mentira que el Municipio y las instituciones que representan a la producción y el trabajo, no hagan nada para impedir el accionar rayano a lo delictivo de cinco personajes en detrimento de decenas de familias afectadas. La indiferencia institucional, está garantizando por estas horas el cierre definitivo de Loimar, además de convalidar la titularidad de la calle en manos de unos pocos ruidosos irresponsables.
Los delegados en cuestión, que no tienen un gran apoyo de sus cabeceras sindicales, hoy perjudican a quienes dicen defender. Claramente, tanto Goñi como Algañaraz se están jugando sus últimas cartas para intentar asegurarse un espacio de poder que obviamente no están a la altura de poder administrar. Hoy encerrados en su propio callejón, se están inmolando junto con sus propios seguidores, pero llevándose a la nada a todos los demás, como así también a una empresa histórica de la ciudad. Si en este momento, los conflictivos sindicalistas, permitieran la reapertura de la fábrica sin la reincorporación de los despedidos, ellos serían cadáveres políticos, por eso tienen que jugarse el todo por el todo y levantar la absurda bandera que reza “todos adentro”.
Lo más grave, es que con esta lectura obvia, queda al denudo que tanto Goñi como Algañaraz solo defienden sus propios intereses. En tanto, los empleados que si quieren trabajar, se reunieron con el intendente hace unos días para pedirle tranquilidad. Entre líneas estaban pidiendo que no pase lo que está pasando hoy. Ellos son más, pero la calle la ganan los menos.
Hoy la ciudad entera ve morir a Loimar, como quien puede ver a un paciente en agonía, lo más loco es que nadie lo intente reanimar, y que cuatro energúmenos puedan más que decenas de trabajadores que quieren trabajar, que un municipio que juega de espectador y las instituciones que parecen dormir.
Ricardo Berlari
DNI.20.097030