Luego de 23 años, la orangutana Sandra será trasladada a fin de mes a Estados Unidos
Lo anunció la jueza Elena Liberatori, a cargo del Juzgado 4 en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires. Se dispuso que las autoridades del Ecoparque realicen los trámites administrativos, legales y sanitarios para llevar adelante el traslado.
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La orangutana Sandra, que desde hace 23 años permanece en cautiverio y fue considerada por la Justicia “persona no humana” y “ser sintiente”, será trasladada a fin de este mes en avión a un santuario para simios en los Estados Unidos.
Así lo anunció la jueza Elena Liberatori, a cargo del Juzgado 4 en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires, quien dispuso que las autoridades del Ecoparque (ex Zoológico porteño) realicen los trámites administrativos, legales y sanitarios para llevar adelante el traslado, que había sido dictaminado en diciembre de 2017.
La orangutana, de 33 años y que padece una leve depresión según un grupo de científicos, será trasladada al Center of Great Apes (Centro para Grandes Simios), ubicado en el estado de Florida, en Estados Unidos.
En el transcurso del tratamiento del expediente judicial, la orangutana fue reconocida como “persona no humana”, “sujeto de derechos” y “ser sintiente”, categoría reconocida por el Código Civil de Francia en enero de 2015 y confirmada por la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires en junio de 2016.
La sentencia, según publicó el portal del Poder Judicial de la Ciudad de Buenos Aires, dispuso que el Gobierno porteño debía garantizar para el traslado de Sandra el mayor bienestar posible, con la colaboración de profesionales y cumplimentados los pasos procesales pertinentes.
En marzo de 2017 un grupo de científicos que pasó dos meses observando a la orangutana en el ex Zoológico porteño, concluyó que Sandra sufría una leve depresión.
“El 57,48 por ciento del tiempo diurno está inactiva. El lugar donde más tiempo está es en el roquedal junto al vidrio. En las rocas se cubre y se clausura”, explicó en ese momento y ante la justicia el biólogo y profesor adjunto de la Cátedra de Bienestar Animal de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA, Héctor Ferrari.
Además, el especialista enfatizó que “la clausura sensorial es un problema”, y dijo que si se agravaba podía llegar a la automutilación y que por eso era necesario trasladarla a un lugar más amplio. (NA).