Manuel Emilio Coutaret, paisajista
Posee un concepto romántico del paisaje: lo es por el movimiento, por la amplitud siempre panorámica de sus temas, por la sugerente disposición de sus masas, cuyo juego de luz y sombra adquiere a veces un sentido dramático. El color se aquieta, se retrae, diríamos, como para dejar a las cosas gravitar por si mismas, sobria y gravemente. De dónde proviene en sus cuadros ese fluir de ausencias, de añoranza, con todo, y ser tan precisa la determinación de cuanto se articula en ellos: montañas, senderos en las vertientes, caminos serpenteados en las llanuras, pueblecillos esparcidos en lejanía en pie de sierras adultas. Todo parece gigantesco en este paisaje desprovisto de la presencia del ser humano y podemos preguntarnos ¿qué es allí en medio de esa grandeza el hombre, cuya presencia se enuncia como infinitamente pequeña junta a la gravitante infinitud del espacio?
Manuel Emilio Coutaret nació el 9 de febrero de 1892 en Tucumán. En 1911 viajó a Europa ingresando a la Real Academia de Bellas Artes de Roma; posteriormente, en 1914 pasó a Francia asistiendo a talleres libres de París. Luego se trasladó a España, radicándose años más tarde en Córdoba (Argentina).
En su tarea dentro del país ejerció la docencia en el Colegio Monserrat y fue director del Instituto de Artes Plásticas, Museos y Artesanías de la provincia de Córdoba.
El Museo Municipal de Bellas Artes de Tandil atesora en su patrimonio la obra titulada ?Lago San Roque? citada anteriormente, óleo sobre tela de sesenta por setenta centímetros, paisaje.*
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