Marisa Núñez reposa y se plantea otros objetivos
Marisa Núñez afronta una larga recuperación y se plantea nuevos objetivos.
Recibí las noticias en tu email
Una seria lesión le impidió defender el título mundial superligero de la Federación Internacional de Boxeo, frente a la sueca Klara Svensson.
La fractura en tres partes del húmero derecho obligó a la operación de “La Brava” por parte del doctor Fernando Menvielle. Fue en Gamma, la Clínica de la Mano, en La Plata, el lunes de la semana pasada.
La tandilense, madre de tres hijos (Milagros, Paloma e Ignacio) intenta incorporar la paciencia que le permita sobrellevar las horas más difíciles que le tocan a cualquier deportista.
Dialogó con este Diario y contó detalles de este período adverso.
-¿Cómo se produjo la lesión que te imposibilita pelear?
-Estaba haciendo guanteo de manera tranquila con Roxana Laborde, que estaba preparándose para pelear en Rosario. Walter (Crucce) nos dijo que hiciéramos el último round y fue un poco más movido, sin potencia ni nada. Me enganché la mano con la cuerda, me desenredé y cuando tiré la derecha, ella me la esquivó. Entonces, pegué en falso, quedó en el aire. Ahí me hizo rotación el hueso.
-¿De inmediato te diste cuenta que te habías lesionado?
-En primer lugar me arrodillé y noté que no podía apoyar el brazo. Pensé que me había sacado el hombro. Roxana empezó a llorar y le dije que no pasaba nada, que me ponían el hombro en el Hospital y listo.
Ni siquiera me dolía. Fuimos al Hospital de Las Flores, me hicieron la placa y se notaba que el hueso estaba ahí nomás. Ahí salió la fractura del húmero. Cuando me movieron para ponerme el yeso, empezaron los dolores fuertes.
-Faltaba poco para viajar a Suecia…
-La lesión fue el 14 de agosto y nosotros teníamos que viajar el 10 de septiembre. La parte fuerte del entrenamiento ya estaba hecha. Venía guanteando entre quince y veinte rounds. Estaba como nunca, con mayor tiempo de preparación.
-¿Lo tomás como algo del destino?
-Entre todas las cosas que me han pasado, esto me lo tomé bien. Al principio me quería morir, porque se me escapaba una oportunidad de demostrar porqué soy campeona y la preparación que había hecho. Después pensé que por algo pasan las cosas y que de esta voy a salir. Lo tomé de manera positiva y dentro de todo la vengo llevando bien. Sé que tengo que armarme de paciencia.
-Claramente, con la preparación que habías hecho, estabas mejor que cuando ganaste el título.
-Muchísimo mejor. En velocidad, en parte física, en la parte mental. Al sentirme mejor preparada, sabía que podía dar más y estaba muy confiada.
Aparte era una rival muy difícil, pero de mandíbula floja. Rivero me había dicho que la única manera de ganarle era yendo para adelante y pegarle. Y el plan de pelea era tirar del primer round al último.
-¿En el medio se habían frustrado varias oportunidades?
-Sí. La primera fue la de la alemana Riederer, que estaba programada para hacerse en Rauch. Ella acusó una lesión para no venir acá y después salió peleando en Moscú. Por eso la terminaron suspendiendo y sacando del ranking.
Después, la defensa iba a hacerse en Mar del Plata. Había cinco posibles rivales, entre ellas colombianas que no aceptaron, así que quedó Svensson como única posibilidad. Como yo no tengo apoyo económico, era muy complicado que ella viniera a Argentina, así que nos ofrecieron ir a pelear allá. Ellos iban a hacerse cargo de los gastos.
-¿La bolsa por pelear en Suecia era muy diferente a la que podés cobrar acá?
-Era cinco o seis veces mayor. El dolor mío también es ése. Con lo que ganaba por pelear allá, me podía comprar la casa.
-¿Cómo quedó la situación del título?
-Soy campeona en receso, hasta que pueda recuperarme y defenderlo en el ring. Iba a pelear Celeste Peralta con Svensson, por el título interino, pero no lo aceptaron. La FIB es bastante estricta en eso, no da muchos interinatos.
-¿Defender el título en el ring es un objetivo firme?
-Al otro día de la operación, la reacción de mi brazo fue mejor de la esperada. En eso influyó la preparación que tenía. Ahora tengo que ir a La Plata, sacarme los puntos y empezar la rehabilitación. El gimnasio quedará para más adelante y de manera suave al principio. Pero sí, el objetivo de subir al ring siempre está.
“Acosta no dio el peso, pero era mi oportunidad”
Falta poco para que se cumpla un año del mayor logro conseguido por el boxeo tandilense a través de toda la historia.
En la madrugada del 13 de septiembre de 2013, Marisa Núñez hizo suyo el título mundial superligero, versión de la Federación Internacional de Boxeo, que estaba vacante.
En aquella ocasión, “La Brava” derrotó a la pampeana Mónica Acosta, en la velada desarrollada en el estadio Deportistas Alvearenses, de la ciudad mendocina de General Alvear. La resolución fue mediante las tarjetas, dos de ellas favorables a la tandilense (ambas 97-93) y la restante igualada (95-95).
Hoy, Núñez, recuerda que “a partir del sexto round me empecé a sentir cansada y tiré como pude. Las dos empezamos a ensuciar la pelea, porque nos costaba mantener el ritmo”.
Además, revela que “Acosta no pudo dar el peso. Se notaba que estaba como cinco kilos arriba del límite. Pero era mi oportunidad y no la iba a desaprovechar. Me ofrecieron pelear y acepté bajo esas condiciones”.
Este contenido no está abierto a comentarios