“Me quitaron mi vida de trabajo”, dijo el almacenero agredido en La Movediza
Para Osvaldo Bernazza, comerciante del barrio La Movediza, aquel 3 de febrero del presente año será difícil de olvidar. Una jornada que se venía desarrollando con normalidad, terminó de la peor forma producto de la ira de un grupo de vándalos que no sólo destruyó el local comercial, sino que también hicieron que la víctima se alejara definitivamente del barrio que lo vio crecer.
Recibí las noticias en tu email
De regreso desde Buenos Aires, luego de haber sido intervenido quirúrgicamente dos veces en el ojo izquierdo del que aún no tiene visión y cuya mejora será paulatina, aceptó hablar y recordar lo acontecido para que la causa se reactive y la policía pueda erradicar a los violentos que atemorizan a los vecinos.
La familia es el sostén principal en este momento en el que damnificado confiesa “no tener nada”. Los recuerdos dan vueltas, están ahí y Bernazza elige a El Eco de Tandil para expresarse y ser escuchado.
“Estoy con lo justo y necesario, no me sobra nada. Recién recuperándome tratando de ponerme las pilas porque no estoy bien anímicamente”, admitió.
De inmediato se introdujo a contar detalles de lo acontecido esa noche de verano, donde sintió que su vida corrió peligro.
“Entró una persona (NdR: lo puede identificar pero nunca la mencionó en la nota), se sirvió las cervezas porque están justo a su alcance y me dice “ahora te las pago”, mientras iba saliendo. Le dije que no era así, me contestó que en cinco minutos volvía con el dinero, me insultó y antes de irse me expresa que si no cumplía con traer la plata, volvería para agarrarse a golpes en la puerta del local. Me insultó y se fue con las cervezas”.
Recordó que “en ese momento no dije nada porque sé en el barrio donde estoy y si impedía que se llevara las cervezas aumentaría la violencia”.
Pasaron escasos minutos y esta persona regresó con el dinero, pensando el comerciante que las provocaciones y amenazas caducarían en ese mismo instante. Sin embargo fue la excusa necesaria para comenzar un progresivo ataque que en un momento de la noche hizo que el vandalismo destruyera la propiedad.
“Yo a esa persona no era de darle fiado, simplemente porque no lo conozco. Si fías, en una semana no te queda nada”, aclaró.
Luego retomó aquella escena señalando que “serían entre las 16.30 y 17 cuando retorna, me tira la plata y empieza a decir que ´esto no era así, te iba a pagar porque tenía el dinero´. Llegó sacado y siguió buscando problemas. Le di el vuelto, y cuando pensé que se iba giró, y le pegó una trompada a una vitrina, la rompió y se cortó la mano. Le pedí que parara y siguió, me rompió otro vidrio más, tiró contra el piso la balanza electrónica, el teléfono y el posnet”.
Al ser consultado si en ese ataque de ira se defendió dijo que “no hice nada, solo busqué salir para afuera del local, para que no siguiera rompiendo cosas, con la seguridad que al estar cerca me pegaría una trompada, algo que no pasó. Estábamos los dos solos. Cuando salimos, se fue a una casa donde se juntan con otros”.
Las amenazas y agresiones comenzaron a crecer con el correr de los minutos, más precisamente cuando el agresor intuyó que se le había dado aviso a la policía.
“Volvió y me tiró con un balde con agua que había afuera, me lanzó una piedra grande y cuando estuvo más cerca me quitó el celular y lo tiró contra el piso”.
Bernazza añadió que “como llegó un familiar, le dije que se quedara y en ese lapso de tiempo me fui a hacer la denuncia por las roturas que me había realizado en el local. Cuando vieron que regresé empezó lo peor”.
“Huí herido en mi auto”
La violenta noche siguió estando presente y fue creciendo. “No sé cómo debe actuar la policía, pero te digo que quedé solo junto a Dios, defendiéndome de todo lo que caía”.
Continuó narrando que “entre piedras, palos y cosas que caían, no sé lo que me terminó lastimando. De todas formas tengo hematomas en todo el cuerpo de las piedras recibidas. En medio de todo eso y con la policía ya actuando, me escapé en el auto con las luces apagadas y llegué al Hospital para que me atendieran”.
Sobre la atención sanitaria dispensada destacó que “fue excelente en todo sentido”. En cuanto a la ayuda del Municipio dijo que “pusieron la ambulancia para llevarme y traerme, pero los restantes gastos los solventó la familia. No recibimos ninguna ayuda más”.
Añadió que “fue una locura todo, hasta la policía estuvo en peligro. No hubo una desgracia porque Dios no lo quiso”.
El damnificado hizo un alto en su reseña de aquella tarde noche violenta para subrayar con sentida resignación que su vida está “en La Movediza, pero es imposible regresar con la gente que hay. Veremos con la familia qué hacer, dónde rehacer mi vida. No tengo miedo, pero también sé que estuve a punto de morir”.
Pintadas
Bernazza también aclaró sobre las pintadas que aparecieron en el frente de su negocio con fuertes acusaciones. Dijo que “eso vino por un robo que había sucedido hacía dos semanas atrás, en un negocio también. Las víctimas andaban queriendo saber quiénes los habían robado. Me preguntaron y yo les dije que no tenía pruebas que fuera esta gente la que estuvieran haciendo esto. Cuando salgo del negocio, había una mujer que hace pocos años se instaló en el barrio, escuchó que me estaban pidiendo datos y fue quien le avisó. A las pocas horas empezaron las pintadas en el negocio”.
Policía
El hombre conoce bien el barrio y resulta extraño que la policía no pueda erradicar a los que a su entender le están ocasionando un problema a muchos vecinos que viven con miedo. “No sé cuál es el problema de la policía que no los detiene ante semejante agresión que llevaron a cabo. Mínimamente tendrían que estar en la comisaría, aunque quizás las leyes no sean así, la verdad que no entiendo cómo siguen en libertad”.
Aseveró que “me dijeron en la guardia del Hospital si podía reconocer a algunos de los agresores y di algunos nombres, pero después nunca más me llamaron”.
“No espero nada”
Al ser consultado sobre qué esperaba para el futuro inmediato aseguró que “no veo que esto se solucione en el corto plazo y es un pena por la gente que queda en el barrio. En lo que respecta a lo que era mi negocio, no he sacado aún el capital que perdí. Sé que el lugar no se puede habitar”.
“Ojalá desde la Municipalidad ayuden para que piensen de otra manera y que entiendan que hay personas que trabajan y se ganan el pan de esa manera. Yo no espero nada, me quitaron mi vida de trabajo y sacrificio. No tengo sueldo de nada, no es fácil volver a empezar de cero. Tengo la contención de mi familia que es muy importante. Veremos si me reciben algunos funcionarios de la Municipalidad y el resto deberá hacer su trabajo para esclarecer lo que pasó y ojalá que encuentren una manera de reinsertar a estos violentos”.
Este contenido no está abierto a comentarios