?Nadie comete un delito porque genéticamente nació delincuente?
En una sociedad cíclica, que pasa de un tema a otro con asombrosa facilidad e igual capacidad de preocupación, la actualidad (al menos por estas horas) marca que la delincuencia juvenil es el problema a resolver.
Así planteado, podría haber coincidencia desde los distintos sectores de la comunidad. Sin embargo, a la hora de proponer soluciones es cuando las opiniones se distancian hasta ubicarse prácticamente en las antípodas unas de otras.
Desde las propias esferas del poder se vuelve a hablar de la necesidad de bajar la edad de imputabilidad de los menores, como una salida a esta situación. El gobernador Daniel Scioli impulsa esta iniciativa.
La mayoría de los medios, mientras tanto, fogonean desde los titulares con hechos delictivos cotidianos que tienen como ?victimarios? a jóvenes, adolescentes o, directamente, niños en algunos casos.
Posiblemente, mañana o la semana próxima esa cuestión tan ambigua que algunos definen como ?opinión pública? apunte su atención hacia cuestiones tales como el nuevo entrenador del seleccionado nacional, la Copa Davis o un nuevo crack financiero.
Mientras tanto, algunos organismos del Estado y las personas que los integran continúan con esta problemática, más allá de que el tema ya no ocupe las primeras planas.
Pero hoy, los jóvenes son un problema. Un problema mayor.
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Centro para la referencia
En el marco de una nueva legislación sobre minoridad, se crearon en el ámbito provincial los denominados Centros de Referencia que trabajan en aspectos tales como prevención del delito, seguimiento de medidas emanadas del Poder Judicial para jóvenes con responsabilidades penales, integración comunitaria, etc.
Cada uno de estos centros se asientan en las cabeceras de departamentos judiciales. Por ello, Tandil tiene uno, que comenzó a funcionar en marzo del año pasado. El organismo depende de la Subsecretaría de Niñez y Adolescencia del Ministerio de Desarrollo Social y en nuestra ciudad está a cargo de la licenciada en Trabajo Social Beatriz Martínez. Y a pesar de lo que parece ser (y de hecho lo es) un amplio y problemático campo de acción y abordaje, el Centro de Referencia en Tandil funciona con dos profesionales: ella y una colega. Es decir, dos personas.
La Vidriera dialogó a fondo con Martínez a fin de encontrar algunas respuestas o explicaciones a una serie de preguntas y planteos que necesariamente hay que hacerse para tratar de entender un poco mejor esta problemática.
Derechos y garantías
Beatriz Martínez explica que el Centro de Referencia tiene tres objetivos fundamentales: la institucionalidad del sistema de Responsabilidad Penal Juvenil en Tandil (esto significa ser ?la pata? de la Subsecrataría en este territorio, bajando todos los programas que tengan que ver con jóvenes en conflicto con la ley); el trabajo de prevención de la cuestión delictiva y el seguimiento de medidas impuestas por el Poder Judicial, en el marco de este instituto llamado de Responsabilidad Penal Juvenil.
?Particularmente ?explica- abordamos las llamadas medidas de reinserción social, en lo que contempla la Ley 13.684, en su artículo 68. Son medidas ambulatorias, particularmente en lo que tiene que ver en el acompañamiento socio familiar, inserción escolar, atención especializada, reparación del daño, inclusión en programas de socialización socio educativos. También trabajamos en la etapa de investigación preliminar en el marco de un proceso penal, lo que son medidas cautelares, como pueden ser el arresto domiciliario o el seguimiento, que son figuras absolutamente novedosas, en lo que es el fuero penal juvenil?.
-¿Cuál es el fundamento filosófico o ideológico de esta reestructuración?
-En el caso de cuestiones penales, no hablamos de joven procesado, sino de joven en proceso. ¿En proceso a qué? Bueno, a partir de esa intervención judicial, tratamos de facilitar las condiciones para que el joven pueda tener un proyecto de vida constructivo, responsable. Esta ley garantiza a los pibes que estén imputados de un hecho tipificado como delito, el debito proceso. Intervienen los mismos actores y procedimientos penales que en adultos. Hasta abril de año pasado esto no existía, en el período de transición se fueron conformado y ahora están definitivamente conformados.
-¿Y esto en la práctica qué significa?
-Esto garantiza que si el joven ha cometido un delito, si se puede determinar su responsabilidad en este acto, haya una sentencia y en esa sentencia se aplique una sanción. Depende a la gravedad del hecho cometido, puede ser una sanción restrictiva de la libertad, en un centro cerrado que no tenemos en Tandil (el más próximo es el Lugones, en Azul). También hay otras medidas de restricción de la libertad, en los centros de contención. O mediante la reinserción social, que tienen que ver con medidas ambulatorias. Es decir, los jóvenes permanecen en sus hogares, pero con una estrategia de abordaje, que en general se trabaja de manera conjunta, para que sea lo más realizable posible.
Tendemos a tomar a la familia como parte de la solución, no como parte del problema, o sea propendemos a la continuidad del chico en su grupo familiar de origen, estableciendo una estrategia de abordaje fuerte, con referentes familiares.
También propendemos al sostenimiento de la inclusión barrial, esto es, que el pibe siga perteneciendo a su comunidad de origen y a un entramado de red barrial para que ese chico permanezca en su comunidad y que ese proyecto de vida lo siga dando la propia comunidad.
Para esto, es necesaria una aceitada articulación con las instituciones barriales existentes, por ejemplo, con la modalidad llamada de prestación de servicios a la comunidad.
Lo que la gente quiere escuchar
-Estamos frente a un cambio de la concepción ideológica del delito juvenil.
-Sí. Tiene que ver con un cambio de paradigma absoluto. El joven que comete un delito es un joven con derechos vulnerados que a su vez vulnera derechos. Por eso es que tenemos una articulación fuerte con el Servicio Zonal (que depende de María Marino), que trabaja específicamente en lo que es promoción y protección de derechos.
-Parece un trabajo enorme para dos personas.
-Tenemos algunas respuestas de Provincia pendientes. Somos dos profesionales, yo a cargo de la dirección, pero funcionando como operador social y una colega. Es todo el personal con el que contamos, con promesas de tres nombramientos, tal vez muy próximos a concretarse. Hoy por hoy, nuestro trabajo es generar institucionalidad, la articulación barrial, trabajar la demanda puntual de los vecinos que se presentan espontáneamente, porque a través de las instituciones de todo tipo (religiosas, educativas, de seguridad, jurídicas) toman conocimiento que existimos y vienen a plantearnos determinadas problemáticas del barrio. Y nosotros, en principio tratamos de difundir esta normativa legal que muchos desconocen, tratamos de difundir nuestra función y después ver si se puede establecer alguna estrategia común de intervención. Tenemos casos puntuales en los que sí los trabajamos en forma individual, con pibes comprometidos con el delito, y otros casos que hacemos derivaciones a instituciones de la propia comunidad. Física y temporalmente a veces no se puede hacer todo. Pero es nuestro trabajo.
Vamos por el buen camino, pero con mucho compromiso personal y profesional.
-Hoy esta problemática está en ?el ojo de la tormenta?, sobre todo a través de los medios de comunicación. ¿Es conciente de eso?
-Así es. Y muchas veces (los medios) nos juegan en contra porque hay discursos adquiridos, algunos de los cuales vienen de Provincia o de Nación referidos a esta temática y que son de neto corte demagógico que responden a lo que la gente quiere escuchar, pero no responden a lo que los pibes necesitan.
Nosotros estamos como en la otra punta: tal vez no diciendo lo que la gente quiere escuchar, pero entendiendo lo que los pibes necesitan. Y una vez que los chicos entran en el circuito penal, evitamos la reiterancia, o sea, que vuelva a caer en el circuito penal.
Igual hay puntos de encuentro. Tenemos reuniones muy productivas con el Foro de Seguridad, con la Jefatura Distrital y la Departamental. Algún punto de encuentro siempre hay que encontrar porque si no, nuestro trabajo de articulación y entramado de red sería imposible.
Los jueces pueden restringir la libertad por hechos graves
-Algunos de esos discursos apuntan a bajar la edad de imputabilidad. El del Gobernador, por ejemplo.
-El tema de la punibilidad y el pedido de nuestro señor Gobernador, está legislado a través del Régimen Penal de la Minoridad que es la Ley 22.278, nacional, o sea de aplicación en todo el territorio. Legislativamente no se podría pedir, sino a través del Senado de la Nación. Pedir esto y que no haya una concordancia con una modificación legislativa es, justamente, ir en contra de la ley. Si todos vamos en contra de la ley esto se desmadra.
¿Nuestros pibes qué han hecho? Trasgredido la ley. Y hay adultos que están pidiendo (algunos explícitamente, otros solapadamente y otros con actos) que se transgreda la ley para aquellos que trasgreden la ley.
Entonces estamos frente a un absurdo.
-¿En definitiva, un joven es punible, se lo puede sancionar con restricción de la libertad?
-A partir de los 16, los jóvenes tienen su sanción. Aquí en Tandil hemos tenido un caso en el que a un chico se lo declaró penalmente responsable de un hecho grave. Se lo declaró, se lo imputó y se le impuso una sanción muy estricta. Yo quisiera saber si a los adultos se les aplica el mismo nivel de celeridad de penas. Entre los 16 y los 18 años, los pibes tienen proceso y tienen sentencia.
Pero si no hay elementos, si no participaron del acto delictivo, si no tienen responsabilidad en el hecho, van a ser absueltos, como un adulto y como corresponde.
Si existiera un hecho delictivo grave -estamos hablando de homicidio, de violación, de secuestro seguido de muerte-, los jueces tienen incumbencia por ley para tomar medidas llamadas de seguridad.
Estas cuestiones quedan a criterio del juez. En Tandil no hemos tenido casos de este tipo.
La situaciones de jóvenes no punibles, menores de 16, que vemos que están siendo reiterados sus ingresos en seccional (aunque sea por contravenciones), nosotros las abordamos y las trabajamos a nivel extrajudicial. No hay un oficio judicial que nos obligue a intervenir, pero intervenimos. Y ahí, junto al Servicio Zonal, ponderamos la cuestión penal o ponderamos la vulneración del derecho. Y es todo un tema, porque si yo tengo dos personas en este organismo, el Servicio Zonal tiene una sola.
Zonas de riesgo
-¿Cómo comenzó a funcionar el Centro de Referencia?
-Teniendo en cuenta este espíritu de prevención que plantea la ley y como somos escasos en recursos humanos, hicimos un estudio preliminar, un diagnóstico más cualitativo que cuantitativo, aunque manejamos algunas estadísticas. Indagamos en causas penales archivadas en el Juzgados, que por tratarse de casos no punibles, automáticamente cesaban. Tomamos esos datos, más un año y medio de ver pibes que pasaban por las seccionales y los referenciamos en un plano y allí llegamos a los barrios de mayor vulnerabilidad penal.
Comenzamos a trabajar en la prevención, porque desde algún lugar teníamos que empezar. Llegamos entonces a esas comunidades más conflictivas. Villa Italia Norte, Tunitas, Villa Aguirre ? San Cayetano, Maggiori ? San Juan. Y comenzamos a trabajar con las organizaciones barriales, porque ese es el espíritu del Centro de Referencia, cualquier acción se realiza con estas organizaciones, que son las que le van a dar respuestas a los pibes. Porque los conocen desde que nacieron, conocen a los padres, saben sus sobrenombres; porque si son convocados seguramente van a ir. Son las organizaciones de base: las sociedades de fomento, con el vecino que tiene un comedor, un roperito. Nos metemos en el barrio y comenzamos a trabajar primero con las organizaciones más formales, obviamente con la Municipalidad que no la podemos desconocer, pero por nuestra acción, que no podemos estar sujetos a cuestiones políticas. Es así que en Tunitas logramos firmar tres convenios de colaboración, a través de becas bimestrales que paga Provincia para implementar proyectos.
-¿Qué tipo de proyectos?
-Son exclusivamente para el sistema de Responsabilidad Penal Juvenil, para una franja de edad que la llevamos a 12, 13 y 14 años, o sea no sólo lo hacemos con punibles, porque justamente nuestra tarea es de prevención. Uno es un taller de cumbia, otro es un taller socio-deportivo en el cual a través del fútbol se trabaja en cuestiones de socialización, de identidad barrial, de participación comunitaria. Y el otro tiene que ver con una huerta orgánica, una asociación civil con mucha raigambre en Tunitas, que es Corazón Tandilense, que había quedado un poco en stand by por falta de subvención, entonces acompañamos en redireccionarlo a esta franja de edad.
-¿Los proyectos surgen del propio barrio?
-En general atendemos la demanda de los barrios. Tenemos que direccionar, porque las sociedades de fomento, por ejemplo, al no tener prácticas de convenios con el Estado, administrativamente les cuesta la cuestión de trámites y esas cosas. Allí los acompañamos. En cuanto a la elaboración del proyecto, en Villa Italia Norte tienen una mesa barrial y se encargaron de adaptar la propuesta a un proyecto marco que nosotros le presentamos. En Maggiori tenemos un trabajo más intenso porque no tienen una mesa barrial.
Estamos trabajando mucho, muchas horas. Por eso yo siempre digo que el que no tiene pasión por eso no lo puede hacer. Porque uno trabaja dentro de un aparato burocrático terrible, con los tiempos administrativos de provincia, con los tiempos judiciales (más allá de la celeridad que le ponga un funcionario judicial son los tiempos de la justicia) y por otro lado tenemos el tiempo de los pibes, en donde todo ?es para ayer?.
No se nace delincuente
-Desde afuera se ve como un trabajo ?desgastante?.
-Nuestro campo de intervención atraviesa cuestiones filosóficas muy fuertes, como por ejemplo la vida o la muerte, la libertad o la privación de la libertad, lo prohibido y lo permitido.
Y también uno debe atender el reclamo de una víctima, que entendible y atendible. Pero uno también puede pensar al pibe que cometió un delito también como víctima: un pibe con derechos vulnerados que vulnera derechos de terceros.
En algún punto hay que mirar a los pibes en sus intereses, conciliar lo que el Juzgado de Garantías nos está pidiendo para ese pibe, conciliar lo que la familia puede hacer, porque en algún punto también la familia ha visto vulnerados sus derechos y no está incluida, por ausencias de políticas universales. Nada es porque sí.
Seguramente si hubiera habido un soporte de políticas públicas universales, nosotros no tendríamos razón de ser.
Nadie comete un delito porque biológicamente está constituido como un delincuente. No hay genes que tienen que ver con la delincuencia. Hay contextos que son más o menos favorables para el acto delictivo. Hay familias que vienen generacionalmente con prácticas delictivas; pero no porque sea hereditario, sino porque los contextos son tan desfavorables que tienen naturalizadas determinadas prácticas que van en contra de la ley.
Entonces ?está bueno? tener un tío en determinado penal. Los pibes cobran identidad por ser ?hijo de…?, portando un apellido (también los ricos portan apellido). Es una manera de ?ser alguien?. Y lo consiguen sólo a través de la pertenencia de determinado grupo familiar con estas prácticas, que no las avalamos pero sí las tenemos que entender.
Cuando pretendemos hacer un trabajo, tenemos que ir sobre las causas, no sólo sobre los efectos. Caso contrario, actuamos como parches del sistema.
Los pibes viven en la inmediatez, en el hoy. La posibilidad de plantearse un objetivo de proponerles un proyecto de vida productivo y responsable, sabemos que no es sencillo. Es entonces con las posibilidades del hoy, y en este contexto, que tenemos que generar un proyecto.
Trabajo no tienen, pero saben que cuando salen de caño consiguen dinero fácil. Porque la vida ya no es un valor (ni la propia ni la ajena), donde el otro no es un ser que me preocupe o me importe.
-¿Existe esta cuestión en el pibe de que lo que tiene el otro es porque le falta a él?
-No en la general. Nosotros llegamos a tener con los pibes un vínculo muy fuerte. Por ahí me dicen, `usted porque tiene auto y está piola…`. Pero les digo que yo tengo el auto `porque trabajo, porque mi viejo fue laburante carpintero toda la vida; porque estudié, trabajé, tal vez tuve más oportunidades que vos. Si vos no te conseguís un trabajo, si no trabajás no vas a conseguir esto`.
Construir esto con el pibe es bastante complejo, es un trabajo pedagógico permanente, continuo.
-¿Estamos hablando de una generación que no se crió ni formó en la cultura del trabajo?
-Exacto. Con padres que no han tenido un trabajo estable, que han sido despedidos en la crisis industrial. Son chicos que se han criado con padres desocupados, con padres asistidos con planes alimentarios. Se han criado en esta cultura asistencialista.
Ideologías extremas
-¿Qué importancia tiene en esta problemática el consumo de drogas?
-Es fuerte, no sé si es la mayor causal. Tampoco es la causa inicial. Por eso digo que la problemática tiene una múltiple causalidad, que en cada caso en particular se modifica. Es muy difícil indagar en estas historias, en estas subjetividades de los pibes.
Nosotros trabajamos sobre la responsabilidad, no sobre la culpabilidad
-¿Cuál es la diferencia?
-Justamente, lo coercitivo: si es declarado culpable. Y ahí llega el discurso de bajar la edad de imputabilidad. He escuchado barbaridades, que hay que matar a los pibes. Hay barrios de Tandil que están trabajando con ideologías extremas, por decirlo de alguna manera, de autodefensa que rayan en ideologías fascistas de extrema derecha. En el afán de protegerse, de proteger a la familia y a la vecindad terminan con ideologías tan fuertes que les impide ver que ahí hay un pibe, con una historia familiar fuertísima, que seguramente no será la de sus hijos. O tal vez sí.
-¿Es una responsabilidad de toda la sociedad?
-La ley de protección y promoción integral del niño, trabaja con el principio del interés superior del niño, de garantizarle todos sus derechos y garantías, precisamente por su condición. Ni garantista ni no garantista, es la ley.
Eso por un lado. Y por otro, por el principio rector de la corresponsabilidad: cada uno de los actores sociales debemos hacernos cargo de la parte que nos toca. Aquel vecino que está contra los pibes y que manda mails, instruyendo sobre cómo disparar, o si hacerlo de la línea municipal para allá o para acá (cosas que ponen la piel de gallina), también puede pensar que hay otras cuestiones. Y para eso nos ofrecemos, nos ponemos a disposición. Hemos hablado con un grupo de vecinos que nos han venido a plantear la problemática. Yo les cuento cuál es la ley, qué es lo que se está haciendo y qué podemos hacer juntos.
-Que se acerquen fue un buen paso.
-Pero nunca me llamaron para concretar la reunión. Yo les propongo que nos juntemos. Quizás uno de esos vecinos que tenga una empresa le puede dar un trabajo a uno de estos pibes u ofrecerle que le corte el pasto de la casa; esto tiene que ver con la responsabilidad.
Sobre el miedo y otras cuestiones
-¿Desde su lugar, puede entender que existe buena parte de la sociedad que tiene miedo?
-Absolutamente. Yo soy tan víctima como cualquier vecino. A mi hijo también le han robado el celular y las zapatillas de marca (que se las puedo comprar porque trabajo). Me han entrado a mi casa a robar. No vivo en una burbuja, formo parte de este contexto social. Yo también tengo mis miedos. Además corro el riesgo extra de que el pibe que entra a mi casa me conoce, yo lo conozco y estoy más expuesta. Pero si todo el mundo, atemorizado sale a hacer cualquier cosa esto es un caos. Se produciría un desbarajuste en las redes sociales que no se podrían reparar más
La ley por sí misma no resuelve nada. Si no tenemos las cabezas de los funcionarios judiciales y ejecutivos en función de mejorar la situación, esto tampoco va a cambiar
Pero volviendo al tema de bajar la edad de imputabilidad, ¿sobre qué responsabilidad subjetiva podemos trabajar en un pibe de 14 años aunque haya tenido un robo calificado?. Hay condiciones subjetivas, madurativas, psicológicas, ciclos naturales que tiene que cumplir un pibe para dejar de ser niño y pasar a ser adolescente, joven; se tiene que constituir, conformar, reforzar. ¡Cómo trabajamos esto? Esa es la pregunta que se está haciendo la Provincia en este momento. Y si nos seguimos haciendo eco a la demanda, llegaremos a que los chicos de salita de cinco ya van a ser punibles.
-¿Los medios qué papel juegan?
-Juegan un papel de impacto negativo en cuanto a esta temática. Acá en Tandil mismo lo vemos, con titulares de hechos delictivos cometidos por pibes. Es un problema de mucha visibilidad. Son tapas en los diarios, titulares en noticieros, aparecen las víctimas, familiares de las víctimas… Esto se va inflando, potenciando, siempre avalado por discursos de funcionaros ejecutivos y tantos otros. Es un tema bastante complejo, porque nosotros no salimos a los medios a decir lo que estamos haciendo. No nos parece bien salir a contestarle a una víctima del delito. No nos corresponde, incluso por la confidencialidad de la situación. Nuestro trabajo es silencioso, desconocido, algunos lo desconocen porque quieren, porque si bien saben lo que estamos haciendo no nos llaman.
-¿Cuál es el consejo para los vecinos que se sienten blanco del accionar delictivo de jóvenes?
-Que se acerquen, por supuesto. Hace un tiempo vinieron cinco vecinos víctimas de delitos de jóvenes. Pudimos explicarles lo que estamos haciendo. La gente cuando conoce, cuando tiene información se calma. Porque ve que se están haciendo cosas.
Entran por una puerta…
-¿Es cierto lo que se dice que los jóvenes entran y salen de las comisarías?
-Entre que entran a la comisaría y salen, a las 12 horas, pasan cosas; la Justicia interviene. Antes no pasaba. La gente tiene que conocer que entre medio, hay acciones que se están haciendo, que el procedimiento penal está en curso. Hay funcionarios judiciales y funcionarios ejecutivos actuando y pensando propuestas para este pibe.
Los pibes salen, sí, pero con condicionamientos, con medida adoptadas, no es tan así que entran y salen. No son impunes.
Tendríamos que pensar qué pasa con los adultos, con los que tienen morigeración de penas, que duermen en la seccional y durante el día salen a hacer desastres o con los que andan con las pulseras magnéticas. Pero cuando se trata de pibes, los titulares son más impactantes.
-¿Qué pasa con los institutos, como el Lugones de Azul, por ejemplo?
-Lo que dice la Secretaría es que hay que reconvertir en función de la ley estos centros, tanto los que son cerrados, como los de contención. Tiene que haber una capacitación de los operadores (la ley habla de operadores especializados) no puede ser cualquiera, tiene que tener un conocimiento y práctica de la ley. Es complejo el funcionamiento de estos macroinstitutos porque vienen de prácticas históricas donde los pibes por lo general son cosificados. Por suerte, en estos centros se cumplen prisiones preventivas; los defensores van pidiendo morigeración de penas para que los deriven a centros de contención, donde sí se pueden evaluar los niveles de responsabilidad, de compromiso que tiene el chico, que comprensión tiene del acto cometido, qué posibilidades hay de un tratamiento psicológico para modificar cuestiones subjetivas, de abordajes terapéuticos, también con el tema de las adicciones.
Es complejo modificar estas estructuras, es un entrenamiento diario y permanente. Tenemos operadores que hace 30 años que están en determinado instituto y es muy difícil `modificar esa cabeza`.
Ahora bien, si bajamos la edad de punibilidad esto va a ser muchísimo más caótico porque no va a haber lugares que puedan a aceptar a los pibes derivados de Juzgados de Garantías. No pasa por la edad de punibilidad la solución si no por otras políticas universales
Una trayectoria en la problemática de la niñez y adolescencia
Beatriz Martínez (?Miche?, como se la conoce en ámbitos profesionales) hace 25 años que trabaja en niñez y adolescencia. Una trayectoria que atravesó procesos y cambios de gestiones y legislaciones.
Comenzó a trabajar en el ámbito municipal en enero de 1983, durante el último año del Proceso. ?Es de imaginar cuál era la perspectiva de esta problemática: militar?, explica.
Con el advenimiento de la democracia y también desde el Municipio a cargo de lo que por entonces era el área de Minoridad y Familia, participó junto a otros profesionales de la descentralización del Hogar Bernardo Houssay. ?No fue poca cosa desarmar ese monstruo?, recuerda. ?Fue un avance, al igual que el proyecto de lo que originalmente fue la Casa del Niño en la Calle, que dependía del área que yo coordinaba; trabajar con madres adolescentes en lo que era la Casa de la Madre, la guardería que funciona en el Sindicato Municipal también fue creada en la época en que estuve?.
Hacia fines de los ochenta participó en la elaboración del proyecto de Casa de Contención, ?cuando era imposible pensar que quien cometiera un delito pudiera ir a un régimen abierto. Era una locura, una utopía?.
Fue por entonces que pasó a desempeñarse en el ámbito de la Provincia. ?Allí comencé a formar parte de la delegación, con una perspectiva mucho más amplia de lo que es la niñez y también tuve la suerte de participar de la descentralización del Hogar de Varones, otro monstruo.
?Miche? se asume como una afortunada por haber tenido la posibilidad de atravesar estos procesos en el tratamiento y la práctica en niñez y adolescencia.
?Mirándolo desde una perspectiva histórica se puede decir que se ha avanzado mucho. Porque son cosas muy fuertes de cortar, paradigmas muy instalados?.
Y después vino este ofrecimiento de hacerse cargo del Centro de Referencia. Un nuevo desafío, en un contexto social preocupante.
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