Necrológicas
PABLO ANTONIO POLIFRONI
“Parecerá ridículo que en estas instancias uno pueda escribir sin desconsuelo. La tristeza es comprensible y casi obligatoria. La pérdida irremediable nos lleva a poner a quien estamos despidiendo en el sitial de la casi perfección.
En el recuerdo de los que quedamos el que se fue aparece cargado de cualidades ideales que en ese momento son difíciles de hallar en el resto de la humanidad. Parece que cuando alguien muere se lleva con él estas condiciones robándoselas al mundo; y este mundo impresionará más perverso a partir de ese instante.
Esto no es lo que nuestro abuelo hubiera querido que pasara cuando él no estuviera y definitivamente no es lo que merece. El no fue un superhombre, ni siquiera lo intento. El no fue perfecto, de hecho distaba mucho de serlo. Pero sí fue alguien que desde su lugar en esta existencia mejoró lo que lo rodeaba.
Fue unos de los representantes de una generación que creyó que se podía renovar el mundo desde el aporte esforzado en lo cotidiano, sin la grandilocuencia de los pensamientos ilustrados que estremecieron al siglo XX. Una generación que aporto a lo colectivo desde su crecimiento personal, desde el mejoramiento de lo inmediato, de lo cercano y palpable. En mayor o menor medida dejaron una impronta, una pequeña marca de presencia que los trasciende.
Nuestro abuelo dejó esa marca y por eso preferimos recordarlo sin angustia, porque sabemos que esa marca hace que este mundo sea mejor, un poquito más todos los días. Un poquito más en nosotros y en todos los que lo conocimos, lo quisimos y lo admiramos en lo cotidiano de su obra.
Seguro que lo vamos a extrañar, como sólo se extraña a los que nos enseñaron a vivir todos los días no como si fuera el último, sino como si fuera el único.
Seguro que te vamos a extrañar abuelo, pero todo lo que nos dejaste tiene un peso demasiado grande en nuestra existencia como para pensar que te llevaste lo más importante. Eso se quedó acá con nosotros, es parte nuestra.
Te amamos y te vamos a amar como vos nos amaste, como se ama a la vida misma. Lo único que esperamos es estar a la altura de las circunstancias e intentar no defraudarnos. Como vos no nos defraudaste. Gracias por tu vida”.
Tus nietos
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MARIELA NAHIR TIMPANARO de RUBIALES
En la madrugada del pasado miércoles 10 de septiembre y después de transitar por 41 días de una dolorosa enfermedad dejó de existir terrenalmente Mariela Nahir Timpanaro de Rubiales, generando un profundo dolor entre familiares y amistades.
Mariela nació en la ciudad de Azul el 17 de junio de 1980, lugar donde transitó sus primeros años de vida hasta la mayoría de edad. A partir de ese momento decidió continuar con sus estudios universitarios en Tandil, logrando su tan preciado título de trabajadora social, el cual lo pudo hacer valer de la mejor manera una vez culminados sus estudios teniendo como guía en todo su camino al padre Raúl Troncoso, al que pudo acompañar en un montón de proyectos siempre buscando alcanzar la justicia social.
En su corta vida trabajó en la parroquia Santísimo Sacramento, Caritas, Casitas de la Esperanza, Promover, Banco Popular de la Buena Fe y otras instituciones. En estos últimos años de trabajo supo desempeñar funciones a cargo del Centro de Referencia Tandil dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y actualmente se desempeñaba como articuladora de los centros de referencias de la Quinta Sección Electoral.
En su vida afectiva conoció a Matías Ramón Rubiales hace 8 años, con el cual compartieron hermosas vivencias junto a familiares y amigos, logrando concretar un montón de proyectos que en un principio no eran más que meras ilusiones. También frutos de ese amor incalculable fueron papás de dos hermosos hijos, Mateo de 4 añitos recién cumplidos, y Simón de tan sólo 50 días de vida, los cuales jamás olvidarán a su mamá y la llevarán como ejemplo de vida durante todo su camino por transitar.
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“Mariela se fue a otro lugar a cumplir una misión importante, donde desde ese lugar nos está iluminando, guiando y principalmente generando a mucha gente “conciencia” de cómo se debe transitar la vida terrenal.
Hoy no está físicamente pero está presente en cada uno de nosotros porque dejó huellas imborrables…
Huellas como mujer, por la fortaleza con la que desarrolló su vida, por su valentía, por su carácter, por su lucha, por su hermosura y por ser amiguera y familiera.
Huellas como madre, por haber engendrado junto a su compañero dos hermosas vidas, por la luz que les brindó y les brindará a Mateo, a Simón y a Matías para continuar este camino.
Huellas como compañera, por la solidaridad, el compromiso y la incondicionalidad con los demás.
Huellas como militante, por su labor incansable en la reparación y efectivización de los derechos sociales, trabajando siempre para alcanzar la justicia social.
Todo esto atravesado por su inmensa sonrisa y por sus enormes carcajadas que retumban en el aire”.
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“ Po!! Aunque no logro una explicación a lo inexplicable, te siento presente en cada momento y lugar de mi día a día y con tantos momentos que nos quedaron por vivir juntos, logro un mínimo consuelo sobre tu partida al pensar que logramos concretar juntos y vivir en tan corto plazo con Mateo y lamentablemente en menor medida con Simón un montón de proyectos que siempre soñamos juntos y que en estos cortos 34 años de vida en cierta manera logramos concretar. Me queda el sabor amargo de que no vas a poder disfrutar de nuestros hermosos hijos y de todo lo logrado rodeados del afecto de familiares y amigos.
De por vida voy a estar agradecido por los dos hermosos hijos que me dejaste y estamos seguros como lo hacemos todas las noches con Mateo y Simón cuando miramos el cielo y en una estrellita te saludamos que nos estás acompañando, protegiendo e iluminando nuestro camino.
Prometo no bajar los brazos y seguir adelante con toda la fuerza y energía que me das desde el cielo y la que me transmitís por medio de nuestros hijos para criar de la mejor manera y con los valores que siempre inculcaste de amistad, solidaridad, compromiso e incondicionalidad hacia los demás que se vieron plasmados en las infinitas muestras de afectos que recibo diariamente referidas a la forma que te manejaste siempre en la vida.
Te amamos con el alma y corazón y nunca te vamos a olvidar. Matías, Mateo y Simón.
Siempre estarás con nosotros. Hasta siempre… hasta pronto!”.
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MIGUEL VON MUNDHARDT
El pasado viernes 26 de setiembre falleció Miguel Von Mundhardt, un querido y respetado hombre que contaba con 87 años de edad.
Miguel nació el 6 de abril de 1927 en Saavedra, provincia de Buenos Aires; hijo único de padre alemán y madre austríaca.
En su juventud se radicó en esta ciudad, donde conoció a su esposa Juana Elisabeth Montes, con quien conformó una linda y numerosa familia de ocho hijos, compartiendo y disfrutando más de 63 años de matrimonio.
Se radicaron en la localidad de Pirovano (Buenos Aires), junto a sus padres y esposa, donde nacen la mayoría de sus hijos. Allí se desempeñó como mayordomo y encargado de establecimientos rurales, fue mecánico de tambos, así como también chofer en empresas constructoras en diferentes lugares de la provincia.
Asimismo, estuvo radicado en Ushuaia, donde algunos de sus hijos formaron sus familias.
“Se fue un gran padre dejándonos lo bueno de cómo la honestidad y de ser buenas personas, nos transmitió sus costumbres de la cultura alemana y sus vivencias criollas.
Disfrutaba la sencillez de la vida con los suyos, como un día de pesca, un buen asado, compartió anécdotas con sus nietos. Siempre estuvo acompañado por su familia en los buenos y malos momentos, donde en pocas palabras resuma parte de su vida.
Papi: te vamos a extrañar mucho: mamá, tus hijos, hijos políticos, nietos y bisnietos. ¡Descansa en paz!”
Sus restos, previo velatorio, recibieron inhumación en el Cementerio Municipal.
Dedicatoria:
Hasta siempre… Una persona sencilla, un excelente ser para todos, te marchaste de nuestras vidas pero aquí sigues de todos modos.
Si Dios te quiso a su lado, eso tenías que hacer. Convertirte en su ayudante y en todo serle muy fiel, partiste de aquí esa noche, tal vez sin decir adiós arrancándote de mi pecho posando en mi corazón; tu ida tan repentina nos hizo romper en llanto, creer que quizás nunca más podremos tenerte en brazos.
Ahora ya eres un ángel que nos mira desde allá arriba y aunque no estés con nosotros tu magia seguirá viva. Nunca te olvidaremos, permanecerás en nuestras mentes y en nuestros corazones tu alma vivirá siempre.
Que te puedo decir mi Alemán… no hay palabras que describan tu partida. Nunca me voy a olvidar las veces que fuiste nuestro guardián y nos cuidaron vos y la tía… las anécdotas… los paseos… las risas… los retos… para pasar esos días cuando mamá y papá tenían que viajar de urgencia. No tienen palabras para agradecerte todo lo que hiciste por ellos.
Sos un luchador… admirada de ese corazón fuerte que dejó de latir, pero que está presente en el mío, te voy a extrañar mucho viejito… y como dije una vez, me quedo con nuestra última charla con mates de por medio, esa charla que sólo vos y yo entendíamos. Gracias por esos consejos, por estar orgulloso, por el aliento de seguir adelante con lo que me hace feliz, es verdad, me aguanté el llanto hasta que no pude más, sé que estás mejor ahora, ya no sufrís, estás tranquilo y junto a la Abu, ahora los tengo juntos.
Escribirían un libro, viviste la mejor vida, con tus viajes, tus cosas, una vida plena y es la ley de la vida, te prometo que voy a cuidar de la tía, tu compañera de toda la vida y de tus rosas.
En nombre de tus sobrinos… Antonella (quien te escribe), Antonio, Cristina. Luis Miguel, y tus cuñados Susana Selles y Sergio Montes ¡Hasta siempre Corazón de Oro!
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ALFREDO LENI TOMEO
“Nació en General Guido y vivió en Vela. Formó una familia y vinieron a vivir a Tandil.
Trabajó de telegrafista del Ferrocarril durante 45 años. Empezó a repartir diarios durante treinta años, lo hizo para terminar su casa y como le gustó lo siguió haciendo.
El pasado 5 de junio había cumplido 60 años de matrimonio junto a Elsa Mery Peirano. Su familia y sus amigos lo recuerdan como un gran compañero”.
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ROBERTO LUCIANO VINSENNAU
El pasado martes 23 de setiembre falleció Roberto Luciano Vinsennau, una querida persona que contaba con 73 años de edad. Sus seres queridos escribieron en su memoria:
“Te despedimos Pepe y aprovechamos también para agradecerte todo lo que hiciste por la familia, que del día que te fuiste llora por vos Roberto Luciano. Te extraño mucho. Tu esposa Elsa Isabel.
Siempre recuerdo momentos felices a tu lado, con tus bromas y chistes y tus palabras de aliento que siempre fuimos saliendo adelante a pesar de todo.
Criamos a nuestros hijos y nietos, que ya son hombres y mujeres. Siempre recuerdo Pepe, juntos en el campo, en la fábrica Buxton, tus trabajos con la bolsa, siempre poniendo el hombro.
Fuiste un hombre muy fuerte, te agradecemos todo lo que hiciste: tu esposa Elsa, tus hijos Stella y Roberto, tu nuera Silvina, tus nietos Cristian, Rubén, Nahuel, Leonardo, Malvina, Faimma, María y tu bisnieto Maximiliano”
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“¡Mi ángel en la eternidad!
La noche brilla con tu luz en la distancia, tu imagen reina y es su brillo el que me alcanza.
Quizás esta vida se termine dando cuenta que es ella un momento de esta historia porque este amor no tiene tiempo ni fronteras… y es nuestro amor que nunca morirá.
¡Te amo sin principio ni final! Abuelo, gracias por todo”.
Tu nieta Malvina
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“Abuelo: te extraño mucho, fuiste todo para nosotros, nunca nos vamos a olvidar de vos. Cada vez que miro al Cielo te veo a vos.
Me acuerdo cuando comíamos juntos y cuando hacías chistes. Siempre fuiste lo mejor para todo y por todo el amor que nos diste. ¡Te amo abuelo!
Leo
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“Abuelito: siempre vas a ser lo mejor para mí y para todos, te extrañamos muchísimo. Me encantaría que te escapes aunque sea un ratito del Cielo para darme un abrazo, ese abrazo que tanto necesito.
Te extraño tanto, ya pasó una semana que no estás y parece que hace mucho. Voy a extrañar tanto tus consejos, tus historias, tus abrazos, tus risas, te voy a extrañar muchísimo.
Abuelo, te amo y que descanses en paz mi ángel de la eternidad”.
Tus nietos Nahuel y Fiamma
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ANTONIA JOSEFA CIPITELLI de SCARPELLO
El pasado viernes 19 de setiembre se apagó la vida de Antonia Josefa Cipitelli de Scarpello. Su familia escribió en su memoria:
“Con tus 15 años y una larga cabellera color trigo, llegaste de tu Mar del Plata natal y enamoraste al instante a quien luego fuera tu esposo: “Tito” Scarpello. Con él formaste tu familia de la que nunca dejaste de decir que estabas orgullosa.
Fuiste una “gordita alegre” como vos misma te definías… buena hija, buena hermana, buena esposa, buena nuera, buena madre, buena suegra, buena cuñada y tía. Inmejorable abuela y bisabuela. Recibiste de ellos muchos abrazos y besos gordos como vos decías.
Adoptaste a tu yerno y nueras como hijos propios, lo mismo hiciste con tus nietos políticos queriéndolos como tuyos.
Tenías muchas virtudes, nos dejaste muchas enseñanzas… amasabas como nadie lo hacía, todos esperaban tus pastas tan buenas como los asaditos de Tito. Tus bizcochuelos a ojo nunca fallaban, tus papas fritas, las mejores doradas y sequitas, y como tejías, tus medias, las más abrigaditas y cómodas, muchos saben que no miento. Hacías un huequito en la tierra, colocabas un gajito con tanto amor que seguro brotaba una plantita que se llenaba de flores. Podríamos seguir enumerando pero se haría largo… desplegaste tus alas en el mes de la primavera, estación que preferías, para reunirte con tu compañero, “tu viejo”, tu amor, al que estabas extrañando…
Te lloran tus vecinos, tus amistades, tu familia que van a extrañar tus sonrisas, tus charlas, prepararte el banquito para que hagas un descanso en medio de tus caminatas, llamarte “Tía Pepa”, “Abu”, “Mami” “Pepita”, “la ma”, “vieja”, “señora Pepa”, “hermanita mayor”.
Hoy te despedimos llorando pero muy pronto esas lágrimas se convertirán en sonrisas porque todo se cumplió como querías y no muchas personas tienen la gracia de conseguirlo.
“Grande má”, “grande Pepita”, “grande Abu”, te portaste y te fuiste como una gran señora… (me permito utilizar esas palabras con la que te definió y despidió la doctora Alegría).
“Muchos besos gordos”…
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IRMA ESTER FLORO de ZAMPATTI
A la edad de 64 años, el pasado domingo 21 de setiembre se apagó la vida de Irma Ester Floro de Zampatti y su familia escribió en su recuerdo:
“Querida abuela: gracias por todo lo que me dejaste y enseñaste, fuiste una gran persona y eso lo sabemos todos, te recordamos con una alegría inmensa, en especial yo que pasaba muchos momentos con vos, y todos esos momentos los recuerdo con una sonrisa. Eras como una mamá para mí, quiero que sepas que vos me enseñaste muchas cosas y una de ellas fue ser mejor persona y soy lo que soy gracias a vos, sos un ejemplo para mí.
Te fuiste físicamente, pero me dejaste lo mejor de vos, tu amor y cariño, que siempre va a estar en mi corazón. Estoy orgullosa de vos porque lo que yo quería lo hiciste siempre desde que yo nací, ser la mejor abuela que alguien pueda tener. Además de estar en mi corazón también vas a estar en una estrella, y esa es la estrella más linda del cielo, sos la mejor abuela que la vida pudo darme. Siempre te voy a extrañar y a extrañar todos los momentos que pasábamos juntas, nunca pero nunca nadie va a ocupar tu lugar, eso te lo prometo y lo sé porque vos eras la mejor persona y abuela del mundo, eras única. Te amo Abu…”. Tu nieta Marti
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“Má: hoy nos toca despedirte por un tiempito, siguiendo adelante como vos lo hubieses querido, con la fortaleza que nos dan tus nietos Marti, Fede, Victoria y Valentino, quienes te tenían loca de amor. Nos ayudaste a criarlos, nos enseñaste a ser padres, fuiste el fiel reflejo de lo que es el amor por la familia, los amigos, el respeto y el compañerismo y nos transmitiste esos valores que quedarán en nosotros para siempre.
Dicen que las personas que quedan en el corazón nunca mueren y vos lo estás en el nuestro y en el de tantos amigos que cosechaste en tu vida, todos te recordaremos con una sonrisa, agradeciendo a la vida habernos hecho partícipes de la tuya.
Gracias eternas Mamá, por tu ayuda, por tu paciencia, por tus consejos, por tus mates, por tus ricas comidas, por tus flores, por tu entrega… Te pensaremos, te sentiremos, te extrañaremos cada día…”.
Laura, Juan Cruz, Martín y papá Tito
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ERNESTO ROBERTO VULCANO
Con 50 años de edad, el pasado martes 16 de setiembre falleció Ernesto Roberto Vulcano y sus seres queridos escribieron en su memoria:
“Papá: tu partida duele mucho, es inevitable recordarte en cada rincón de la casa.
Cuántos momentos compartidos y un camino que no terminaste de completar.
Siempre pendiente de cada uno de nosotros. El primero en llegar a auxiliar al que lo precisara, nos contuviste y cuidaste más de lo que podías y nos enseñaste que las dificultades se podían superar estando en familia.
Amabas las grandes reuniones con familiares y amigos, y tu mayor felicidad fue tu nieta. Tus hijas”.
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“Roberto: lo más profundo de mi corazón, orgulloso de ser tu hermano, pasamos muchos momentos felices juntos, eso es algo que jamás vamos a olvidar.
Hoy, después de varios días de tu partida con Dios, tengo un nudo en la garganta que no puedo llorar, sabiendo que no te puedo abrazar ni verte más. Adiós hermanito, nos vamos a encontrar. Ricardo”.
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SOFIA ELVIRA GALMAN de CLARO
El pasado sábado 13 de setiembre partió al Reino del Señor, Sofía Elvira Galmán de Claro, una querida vecina de Villa Italia que contaba con 68 años de edad.
“Cuqui” fue una profesional de Enfermería y Técnica Radióloga que estuvo siempre al servicio de la comunidad llevando alivio y comprensión a todos los pacientes que conocieron de su abnegada dedicación.
Estuvo treinta años radicada en Mar del Plata y regresó a su querida ciudad donde se dedicó junto a su esposo a la gastronomía.
Fue una persona con una bondad infinita, siempre dispuesta a ayudar a quien lo necesitara.
Cuánto duele el alma no tenerla físicamente, pero Dios así lo quiso y él sanara poco a poco este gran dolor.
Nos quedan los mejores recuerdos, reunidos en familia, cantando y bailando al compás de una guitarra. Te vamos a recordar con alegría por todos los momentos compartidos: tu esposo, hermanos, cuñados, sobrinos y sobrinos nietos. Que papá y mamá te hayan recibido en el cielo querida Cuqui.
!Descansa en paz!”.
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RAUL ALBERTO STRADA
A los 81 años de edad, el pasado domingo 28 de setiembre partió a la presencia de Dios, Raúl Alberto “Lito” Strada, dejando mucho dolor entre sus seres queridos.
Este gran hombre había nacido el 20 de julio de 1933 en paraje El Lucero; conformó su familia con Blanca Mabel Palavecino, junto a sus hijos: Ricardo Raúl y Liliana Mabel; que luego le dieron ocho nietos: Pablo, Patricio, Ramiro, María, Fernando y Federico Strada, Pamela, y Noelia Zampatti; además de disfrutar de seis bisnietos: Agustina, Alma, y León Strada, Bautista y Ana Clara Strada y Rodrigo Pérez; hijos políticos: Claudio Zampatti y Claudia Peñalba.
Desde joven inició su vida laboral en tareas rurales, para luego en 1969 radicándose en la ciudad trabajó en las canteras, más tarde en la empresa Magnasco y después formando su propia empresa familiar de transporte.
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“Papi: viejito querido. Te fuiste tan rápido que no nos diste tiempo a prepararnos para tu partida. Te queremos y te vamos a extrañar terriblemente !Descansa en paz!”.
Tu esposa e hijos
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“Abuelo querido: muerto es aquel que nadie recuerda. Vivirás en el corazón de cada uno de nosotros. Te amamos y te recordaremos por siempre. Gracias por todo lo que nos diste ¡Descansa en paz!”.
Tus nietos
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