Necrológicas
SARA ESTHER MOLINA de CARNEVALE
A la edad de 89 años, el pasado jueves 23 de octubre dejó de existir Sara Esther Molina de Carnevale. Sus seres queridos la recuerdan así:
?Mamá: Qué difícil es sintetizar una despedida; uno quisiera decir tantas cosas con tantos recuerdos.
Te casaste con papá Dionisio el 23 de octubre de 1937 y un 23 de octubre de 2008 cerraste tus ojos para siempre. De ese matrimonio nacimos Néstor Jorge y yo ?la Gladys? como me decías.
Pasaron los años y formaste un nuevo hogar junto a tu ?Cholo? Antonio Maggiori, de quien te enamoraste para siempre. Viviste 38 años junto a él y le criaste tres hijos: Ernesto, Roberto y Marcelo, éste era un bebé de pañales cuando te encargaste de ellos, lo cuidabas cuando el asma lo ahogaba, lo paseabas en brazos durante esas noches largas, lo adorabas, y a los tres los ayudaste a crecer, los mandaste a estudiar hasta que se hicieron hombres.
Hiciste todo lo que pudiste por amor a tu Cholo, hasta que Dios te lo lleva y te quedas sin tu gran amor. Los muchachos que criaste te hicieron sentir el desarraigo (por esos sentimientos mezquinos que se anidan en algunas almas), no supieron valorar tus luchas y sacrificios, tal vez no se dieron cuenta…
La muerte súbita de tu hijo propio, Néstor Jorge, fue algo devastador, terrible para tu salud, agregó otro dolor a tu pobre vida, te enfermaste, luchaste, luchamos juntas, resistías, pero te ganó la enfermedad dolorosa, el olvido de los que tanto amaste. Una enfermedad que fue creciendo hasta lastimar tu lenguaje, comenzaste a arrastrar el habla… y tus familiares te olvidaron, pero estuve yo siempre como un perro fiel a tu lado; a veces me reconocías y me hacías feliz, pero la seguidilla de besitos en la mejilla siempre me los dabas. Eras tan cariñosa y coqueta, te gustaba que te perfumaras, te pusiera rush en los labios y que te esmaltara las uñas y que tu amigo y peluquero oficial: Omar López, te cortara el pelo.
Fuiste una abuela genial, con vos se nos fue la cucharada de remedio casero, de azúcar quemada con laurel, puesta sereno, para calmar la tos de Chiara y de Dionisia, las fogatas de San Juan y San Pedro en la loma de Vicente López cuando éramos chicos, tus mesas adornadas en Navidad.
Con vos murió la carcajada exagerada en las fiestas, tus pizzas inventadas, eras la campeona de las albóndigas dulces, únicas e irrepetibles… cantabas, tenías una voz hermosa y bailabas tangos ¡qué divertida eras! Todavía cantabas pese a tu enfermedad, a dúo conmigo silbabas el vals ?Para ti, madre?.
Ultimamente querías dormir y sólo el vals que cantábamos en aquellas fiestas con Analía y yo, te traía de nuevo a la vida, aún cuando tu sueño ya era un muro con la vida. Hace doce días te canté al oído y volviste a mirarme y te esforzaste en balbucear junto conmigo el vals nuestro.
Hice por tu vida todo lo que pude, me quedé en paz de saber que te cuidé mucho junto a Laura Sánchez, con Horacio, con Nancy, Mari, Silvana y Lila, dormías de la mano con tu dulce María. Te dio tanto amor esta gente que no tengo palabras para agradecer. También el amor de Omar Ortega Carnevale, hijo de mi hermano fallecido, que dio su sangre cuando la necesitabas.
La solidaridad de tu ahijada Anahí Morales, de Isarela y de Valeria, de Greye y de todos mis amigos, que cerraron filas por mi mamá.
Mujer solidaria, bravía y fuerte, algún día haré un vuelo hacia ese Cielo tejido de estrellas por tus manos laboriosas. Mamá, amiga, compinche, discutidora y defensora de nosotras.
La tarde del 23 de octubre se fue durmiendo en su sueño largo y eterno… y las campanadas de la Iglesia Matriz llamaron a los ángeles y los pájaros a soñar el lugar más bello para el descanso de tus manos tejedoras.
Te despido querida, te dejo internar en ese mundo de paz y de sueños infinitos que te harán llegar a ese jardín de flores: glicinas, peonías, jazmines y sol para encontrarte con tu mamá, como soñaste hace tres años atrás. Estoy segura que se hizo realidad, porque antes de cerrar tus ojos dijiste esa palabra que nadie olvidará: ?mamá?. Y tu respuesta fue esa mariposa que vino volando, entró al comedor y se posó en mi pecho.
Ya ves, cumplí con vos, puse la foto que me pediste, para que te recordaran joven y bella… Mamá, coqueta con tus 89 años, te voy a extrañar mucho. Te amo mamá?.
Tu hija Gladys.
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LIDIA HAYDEE DE DIEGO de DELLA MAGGIORA
El pasado martes 14 de octubre, a los 87 años de edad se apagó la vida de Lidia Haydée De Diego de Della Maggiora, dejando un profundo dolor y tristeza en sus familiares, amistades y en todos aquellos que la conocieron.
?Chola?, como la llamaban, nació el 19 de diciembre de 1920 en la localidad de Albarden. Muy joven, en 1943, se casó con Atilio Della Maggiora y desde entonces vivieron en su casa de calle Montevideo 1054.
Ambos conformaron una gran familia con sus hijos Vicente, Lucía y Mario; con el paso del tiempo Dios le puso en su camino a su pequeño nieto: Atilio, al que le brindó todo su amor y protección.
Su casa siempre estuvo abierta para recibir a familiares, amigos y vecinos, predispuesta con una sonrisa a colaborar y a cobijar a quienes la rodeaban.
De carácter alegre, optimista, franca y generosa, con una profunda fe en Dios, sobrellevó con entereza los achaques de una pertinaz dolencia. Todos los días estuvo rodeada de amigos que la acompañaron y le brindaban el cariño que ella supo sembrar.
Así era ?Chola?, por eso su seres queridos la recordarán con una sonrisa y un profundo agradecimiento.
?Que encuentres en el Cielo el mejor lugar. Descansa en paz?.
Sus restos, previo velatorio, recibieron inhumación en el Cementerio Municipal.
NELIDA HOSPITALECH
Con muestras de pesar y angustia fue recibida la noticia del fallecimiento de Nélida Hospitalech, deceso ocurrido el pasado jueves 23 de octubre.
Nélida nació el 27 de junio de 1939 en Gardey, era hija de Benjamín Hospitalech y Antonia Carrera.
Más conocida por todos como ?Lita?, murió tras soportar una penosa enfermedad, pero a pesar del sufrimiento que ésta supuso nunca perdió la sonrisa y la alegría, además hasta último momento trató de disimular su dolor para no angustiar a sus seres queridos.
Trabajadora incansable, (muchos extrañarán su paso por avenida Quintana), servicial y cariñosa; la sencillez y la honestidad fueron parte de su vida y cualidades muy apreciadas por quienes fueron su patrones.
En 1968 abrazó la fe cristiana de los Testigos de Jehová, por eso de estos últimos 40 años, 21 los dedicó a servir de manera muy especial como en Misiones en Villa Constitución (Santa Fe) y luego en esta ciudad.
A pesar de ser soltera, contaba con gran cantidad de hijos y nietos espirituales, que lamentan con profundo dolor su pérdida. Hasta último momento estuvo acompañada por sus seres queridos.
Atesoraba muy profundamente la esperanza que da la Biblia sobre la resurrección de aquellos que se duermen en la muerte, por eso muchos de sus amigos y parientes esperan con gran anhelo el día que se cumpla lo que dice la Biblia en Job 14: 14 y 15 ?si un hombre muere puede llegar a vivir… tu llamarás dijo Job y yo mismo responderé?, estas palabras las adoptó como suyas, por lo tanto, esperamos que ese día llegue lo más pronto posible.
Sus restos, previo velatorio, recibieron inhumación en el Cementerio Municipal.
OSVALDO MORENO
Cuando contaba con 72 años de edad, el pasado lunes 27 de octubre dejó de existir Osvaldo Moreno, causando dolor y tristeza entre sus familiares y amistades.
Osvaldo nació en esta ciudad el 28 de octubre de 1935, desarrollado toda su actividad laboral como empleado rural, desempeñándose por espacio de 42 años en la Estancia San José, hasta alcanzar su merecida jubilación.
Era una buena y trabajadora persona, que le gustaban las actividades tradicionalistas, especialmente las domas, a las que solía concurrir junto a sus innumerables amigos.
Su partida de este mundo es lamentada profundamente por sus hermanos Manuel, Francisca y María, quienes elevan una plegaria por el eterno descanso de su alma.
Sus seres queridos agradecen la especial atención y cuidados que le brindaron durante su internación, el doctor Barilaro junto al personal del segundo piso de la Clínica Chacabuco.
Sus restos, previo velatorio, recibieron inhumación en el cementerio parque Pradera de Paz.
DAMASO WENCESLAO MUJICA
El pasado martes 21 de octubre falleció Dámaso Wenceslao Mujica, un querido y respetado hombre que contaba con 84 años de edad. Sus seres queridos escribieron esta dedicatoria:
?Papi: Te recordaremos cada vez que veamos un jardín de rosas, debajo de los árboles en verano jugando a las cartas o en invierno al lado de la estufa.
Gracias por los valores que nos dejaste: el trabajo, el respeto, la honradez, por el ejemplo de lo que amaste a tus padres y hermanos.
Gracias por las vacaciones en familia, el mejor asado. Por tu música, por tus ganas de vivir, que aún no te querías ir.
Estamos seguros que te has encontrado con lo que amabas y encontrarás una guitarra o un órgano para seguir tocando y un jardín para cultivar rosas.
Estamos tristes porque no te volveremos a ver, pero sabemos que desde el Cielo nos vas a guiar y a cuidar para seguir transitando esta vida.
Pá, te llevaremos en el corazón, te amamos?. Mamá, Alicia, Graciela, Mariana, Susana, Mónica, Andrea y Nicolás, además de nietos y bisnietos.
Sus restos, previo velatorio, descansan en el Cementerio Municipal.
ALFREDO OSCAR CARABETTA
A los 83 años de edad, el pasado miércoles 29 de octubre dejó de existir Alfredo Oscar Carabetta, causando dolor y pesar entre sus familiares y amistades.
El ?Cabezón? Carabetta nació el 1 de enero de 1925 en Lobería, donde transcurrió sus primeros años, para luego radicarse en esta ciudad y trabajar como peluquero, en principio en calle San Lorenzo entre San Martín y Pinto, durante 30 años y más tarde en Maipú y 14 de Julio, donde estuvo otros veinte años; integrando la comisión del gremio siendo socio vitalicio.
Además había ingresado a la Policía Bonaerense, donde cumplió más de treinta años de servicios, retirándose con el grado de Suboficial Principal.
Era un apasionado por la pesca deportiva, que solía practicar junto al grupo de amigos del Club de Pesca Tandil, a cuya comisión directiva perteneció; también era simpatizante del fútbol y boxeo, deportes que seguía permanentemente.
Integró la Agrupación Amigos del Arte, que se reunía alrededor de una mesa en el bar Ideal, desde los años ´60, la cual compartían artistas de la talla de Antonio Rizzo, Ernesto Valor, Isidro Alperte, Alderete, Chiurazzi, Scarso y Teruelo, entre otros… de las polémicas también surgía el arte.
Ya jubilado, estuvo en la comisión de jubilados San Cayetano y además era un arduo caminante, recorriendo los hermosos paisajes tandilenses, especialmente los del Lago del Fuerte.
Había conformado una hermosa familia junto a su esposa Elsa Nora Alfonso; sus hijos Graciela Nora y Oscar Alfredo; su hija política Liliana Toledo y su querida nieta Nora Soledad, quienes hoy lamentan su partida y rezan una oración para que Dios lo reciba en la paz eterna.
Sus restos, previo velatorio, recibieron inhumación en el cementerio parque Pradera de Paz.
RICARDO VIDAL
El pasado lunes 27 de octubre se produjo el fallecimiento de Ricardo Vidal, un conocido y respetado hombre que contaba con 64 años de edad.
?Petiso? Vidal nació en Balcarce el 18 de septiembre de 1944; a los 18 años se vino a vivir a esta ciudad, dedicando su actividad laboral en tareas rurales en campos de Huangelén y Bolívar; también era un apasionado por los caballos pura sangre.
Su partida es lamentada por su esposa Nilda Beatriz Rodríguez; sus hijos Ricardo Patricio, Nilda Patricia y Camila Giselle; su hijo político Néstor Peralta; su nieto Bautista; su madre Emilia Echeverriborge y sus hermanos Abelardo, Mirta y Marita, quienes rezan una oración en su memoria.
Sus restos, previo velatorio, recibieron inhumación en el Cementerio Municipal.
CLEOFE REBECA NOVOA de ENRIQUEZ
A los 68 años de edad, el pasado miércoles 29 de octubre falleció Cleofé Rebeca Novoa de Enríquez.
La abuela ?Tita? había nacido en 28 de mayo de 1940 en Frías (Santiago del Estero), donde vivió con sus padres Leocadia Arevalo y Ramón Rosa Novoa y sus nueve hermanos: Dora, ?Chacho?, Osvaldo, ?Morocha?, ?Gringa?, Margarita, Ricardo, Ñata y Jorge.
Allí pasó su infancia y parte de su juventud; a los 24 años se radicó en Villa Cacique (Barker), donde trabajó y conoció a quien dos años después se convertiría en su esposo: Alberto Baltasar Enríquez, de cuya unión nacieron sus hijos: Laura, Edgardo y Verónica.
Con el transcurrir del tiempo, a la familia se fueron sumando sus hijos políticos: Ricardo Fernández, Jorge Contreras y Susana Cortés, que más tarde le dieron la alegría de disfrutar de sus nietos: Magdalena, Emilia, Mariquena, Ulises y Tobías.
Fue una gran mujer, luchadora y de admirable fortaleza, que dedicó su vida de hogar, a la crianza y educación de sus hijos.
La enfermedad la doblegó en el último año e inesperadamente dejó de existir, causando un profundo dolor entre sus seres más queridos… quienes nunca la olvidarán y la llevarán siempre en su corazón.
Sus restos descansan en el Cementerio Municipal.
Dedicatoria
?Abu: Sé que te fuiste y que no nos vas a volver a ver… es inexplicable lo que sentimos tus nietos con tu pérdida.
Sabemos que pasaste a un mejor lugar y que dejaste de sufrir. Sabés que nunca te vamos a olvidar, estarás siempre presente en nuestro corazón. Te amamos?. Emilia y Magdalena.
JULIO CAYETANO VERA
El pasado martes 21 de octubre falleció Julio Cayetano Vera y sus seres queridos lo recuerdan así:
?Allá por los años ?50, con una hija de un año, Julio decidió salir de su Tres Arroyos natal junto a su esposa para afincarse en Tandil en busca de un nuevo destino. Ni más ni menos que el de un trabajador.
Hábil para muchos oficios no tardó en insertarse en una comunidad nueva y difícil. Su calidad humana le bastó para conseguir empleo en Metalúrgica Tandil y también trabajó en la legendaria Casa Cuervo. A fuerza de empuje y coraje logró el abrigo de la amistad y del respeto.
De perfil bajo construyó su hogar y edificó lo más grande que un hombre simple persigue en estas tierras: la dignidad.
Su última ocupación laboral fue, junto a Quela, su mujer, como casero en el Círculo Médico hasta que se acogió a los beneficios de la jubilación.
No necesitó, el ?Lalu?, como le dicen sus nietas -hay que hablar en presente-, de grandes proezas para convertirse en un ser querido, afable, que al murmullo de un asado, especialista en la materia, cosechó cariños que el tiempo no puede borrar.
Sobrellevó con estoicismo su enfermedad y a los 77 años entendió, como si un llamado lo iluminara, que era tiempo de despedirse. Lo hizo con fe, rodeado de sus seres más queridos, preguntando por Julita y Rocío y sus estudios universitarios, con un suspiro que era un deseo, el de esperar lo mejor para ellas.
Mezcla rara la de Don Julio: peronista, hincha de River -como su hija, Eva, por Evita- y de Chevrolet. Las pasiones de un hombre común que no necesita de las grandes marquesinas para que todos sepan que murió un hombre bueno.
Descansa en una paz cristiana bien conseguida.
LUCIA FERMINA GUTIERREZ
A los 89 años de edad, el pasado martes 28 de octubre se apagó la vida de Lucía Fermina Gutiérrez, causando pesar y angustia entre sus familiares y amigos.
Lucía nació el 14 de agosto de 1919 en Olavarría; tras una infancia dolorosa llegó muy jovencita al hogar del doctor Daniel Grasso y su señora María R. Iribarren de Grasso, convirtiéndose muy pronto en una fiel colaboradora e integrante de la familia.
Laboriosa al máximo, mujer sumamente respetada y querida por todos. Ayudó a criar tres generaciones de esa familia, siendo muchas veces compañera y compinche en las diversiones de los más chicos.
En sus últimos años, su salud se vio disminuida, pero siempre conservó su buen estado de ánimo.
Toda la familia que compartió su vida, lamentan profundamente haberla perdido y la recordarán con mucho cariño.
Sus exequias, previo velatorio, recibieron inhumación en el cementerio parque Pradera de Paz.
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