Necrológicas
Semblanza de vecinos fallecidos recientemente.
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MARIA TERESITA PINA
María Teresita Pina nació en Tandil, el 30 de marzo de 1943. Hija de Armando Pina y Amalia E. Nigro, única hija mujer. Compartió su infancia y adolescencia con sus hermanos José Amando (f), Luis Oscar, Carlos Alfredo y Mario Pascual en la calle Constitución al 500.
Asistió a la Escuela 1 “General Manuel Belgrano” durante la primaria y concurrió al secundario en el Colegio de la Sagrada Familia.
Dedicó sus horas de juventud a actividades con jóvenes enmarcados en una profunda fe cristiana. Fue miembro de la Agrupación de Jóvenes de la Acción Católica Argentina en la década del 60.
En su etapa laboral, desarrolló una intensa actividad en varias escribanías de nuestra ciudad y sus últimos años de trabajo los desempeñó en la oficina de Obras Públicas de la Municipalidad de Tandil, hasta su jubilación.
Integró el Coro Estable Municipal durante algunos años disfrutando de uno de sus pasatiempos favoritos, la música y el canto.
Teresita, Tere para su familia, se quedó soltera. El amor por su madre, ya casados todos sus hermanos, hizo que le brindara un amor y compañía incondicional hasta la muerte de ella en 1987.
Así transcurrió su vida, hasta que, en el momento que llegara su jubilación, en el año 2008 un cáncer de mama la fustigó. Había superado la primera etapa crítica, pero, con los albores del corriente año llegó la noticia del renacer de esa enfermedad.
El 20 de octubre, con una bella paz registrada en su rostro, nos dejó para dar su paso a la vida eterna, sin demasiado sufrimiento.
Sus restos, fueron cremados en la ciudad de Dolores y descansan con sus padres.
FELIX PALOMINO
El pasado 24 de octubre se produjo el deceso de Adolfo Félix Palomino, quien tenía 60 años de edad.
Había nacido el 6 de septiembre de 1955 y vivió su infancia en El Cortijo (El Paraíso) y era hijo de María Esther Degó y Adolfo Palomino.
A los 17 años conoció a María Alejandra, quien con el correr del tiempo le dio a sus hijos Paola (39), María José (31), Matías (30) y Agustín (23). Tuvo tres nietos: Bautista y Tomás, y una princesa llamada Clara.
Cursó sus estudios primarios y secundarios en la Escuela Normal, dejando muchos amigos que lo apodaban “El Paisano”, todo un personaje allá por los años ’80.
Vivió su vida dedicada al campo, que era su pasión, y a su familia, dando todo de sí sin pedir mucho a cambio. Formó a sus hijos sin pensar que hoy ellos deberían ocupar su lugar. Además, amó al máximo a todos sus sobrinos, enseñándole cosas que seguramente nunca olvidarán.
Una enfermedad que lo tuvo más de dos años con la ilusión de curarse al final terminó por llevarlo hacia el Cielo, desde donde seguramente está guiando a sus seres queridos para poder seguir de la forma en que se puede en estas circunstancias.
“Tus hijos, tu nuera, tus nietos, tu princesa y ‘la genia’ como llamabas a Alejandra te tienen presente en cada momento.
Puedes llorar porque se ha ido o puedes sonreír porque ha vivido.
Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva, o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado.
Tu corazón puede estar vacío porque no lo puedes ver, o puede estar lleno del amor que compartisteis.
Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío, dar la espalda o puedes hacer lo que a él o ella le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir”.
NILDA JULIA VILLANUEVA Vda. DE G0MEZ
El pasado 27, a la edad de 84 años, falleció Nilda Julia Villanueva viuda de Gómez, dejando pesar y mucha tristeza entre su círculo de familiares y amistades.
Nilda había nacido en Rauch, el 5 de julio de 1931. Era hija de Víctor Villanueva y Ana Fernández.
Pasó su niñez e infancia en un campo de su ciudad natal, junto a su hermana Magdalena.
En el año 1948 la familia se trasladó a la ciudad de Tandil y Nilda se desempeñó laboralmente como empleada en las tiendas Gath & Chávez.
El 31 de diciembre de 1954 contrajo matrimonio con el sargento de Caballería Angel Gómez, quien fuera su compañero de camino y padre de sus hijos Lucía, José y Andrés.
Fue una excelente y ejemplar madre, esposa y abuela. Su carácter sereno, su nobleza, su palabra justa, la humildad de cada uno de sus actos, fueron virtudes que la hicieron una persona muy querida por las amistades que logró construir a lo largo de su vida.
Su corazón no quiso seguir latiendo, pero su recuerdo marcará para sus hijos, nietos y bisnietos, un camino a seguir.
Sus restos, previo velatorio y responso, recibieron inhumación en el Cementerio Municipal.
DARIO NICOLAS COLANTONIO
El pasado 21 de octubre se produjo el deceso de Darío Nicolás Colantonio, un respetado hombre de trabajo que tenía 71 años.
Había nacido en San Cayetano el 28 de enero de 1944, aunque siempre estuvo muy vinculado a Tandil.
Darío Nicolás Colantonio cursó sus estudios primarios en el Colegio San José, en tanto que el 16 de diciembre de 1968 contrajo matrimonio con Emilse Beatriz Sabatini. De esa unión surgió el único hijo, Darío Herrnando.
Darío Nicolás Colantonio se dedicó a las actividades rurales, inicialmente en la zona de San Cayetano, luego en proximidades de Gardey y finalmente en cercanías de Barker.
Afincada la familia en Tandil, desde hace más de 30 años residían en la zona posterior a la Estación Terminal de Omnibus.
“Tu esposa Beatriz Sabatini, tu hijo Darío Colantonio, tu hija política Rita López y demás familiares te recordaremos siempre”.
MARCELA ROSA COLLOVA DE OJEDA
El pasado 10 de octubre falleció Marcela Rosa Collova de Ojeda. Había nacido en Tandil el 5 de marzo de 1940 y era hija de Luisa y Cono.
Creció feliz con sus cuatro hermanos y el 5 de septiembre de 1964 contrajo enlace con Carlos Ojeda, con quien formó una hermosa familia.
A lo largo de los años fueron llegando los siete hijos: Carlos, Marcelo, Sergio, Karina, Paola, César y Diego Ojeda. Fue una madre ejemplar, totalmente dedicada a su familia.
“Gorda divina: te vamos a extrañar demasiado. Eras tan buena madre, abuela y persona. Palabras de agradecimiento son las únicas que salen pensando en vos.
Siempre con una sonrisa y un matecito listo para recibirnos. Estabas feliz, orgullosa de tus siete hijos y tus diez nietos.
Te amamos y siempre vas a estar presente en nuestros corazones!”.
ALBERTO REMO RAMINI
El pasado 20 de octubre dejó de existir Alberto Remo Ramini, quien había nacido el 21 de marzo de 1952.
Su infancia y adolescencia la pasó en Yrigoyen 1454, donde el taller de tornería de su papá fue su lugar.
Allí siguió con el oficio de tornero junto a su hermano Luis, hasta sus últimos días.
Su partida ha sido muy sentida por sus hermanos, cuñadas, sobrinos y amigos.
“Fue una excelente persona. Se lo extrañará al entrar al taller, verlo sentado, mate en mano, soñando con un mundo mejor. Siempre te llevaremos en el corazón, negro querido”.
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