Osvaldo Soriano volvió a ser parte del paisaje de la Estación de Trenes de Tandil
Osvaldo Soriano volvió a la plaza de la Estación de Trenes gracias al trabajo de Mariana Irigoin y Silvia Melo del Área de Pinturas urbanas de la Subsecretaría de Cultura y Educación del Municipio de Tandil.
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El autor de Triste, Solitario y final, No habrá más peñas ni olvidos y tantas maravillas más que desvelaron a miles de lectores, apareció en el mural que construyeron hace uno diez años los integrantes de la Peña el Nuevo Gasómetro Tandil para celebrar el centenario del club de Boedo.
Uno de los militantes sanlorencistas en nuestra ciudad es Miguel Ángel Gigena, impulsor de éste y varios reconocimientos al escritor fanático de San Lorenzo. “En 2008 levantamos estas paredes, que representan un libro, y pintamos a Lorenzo Massa y Osvaldo Soriano, dos íconos del club. Con el paso del tiempo, la obra recibió agresiones por lo que se tuvo que reacondicionar, expresó.
Gigena, que también gestionó el nombre de una calle en el barrio La Unión para rendir homenaje al gran escritor, invita a los tandilenses a cuidar la obra. “Esperamos que la comunidad cuide este trabajo que fue hecho con mucho amor. Somos privilegiados de tener en la ciudad a artistas como Irigoin y Melo, que nos mejoran los días con sus creaciones.
Sobre Soriano
Oriundo de Mar del Plata, nació el 6 de enero de 1943 y murió en Buenos Aires un 29 de enero de 1997. Fue un escritor y periodista argentino; así como también uno de los autores argentinos más vendidos en su país en las décadas de 1980 y 1990.
Hijo de Eugenia Goñi y José Vicente Soriano, un catalán inspector de Obras Sanitarias, pasó junto a su familia una infancia errante, deambulando por pueblos de provincia tras los destinos laborales de su padre. Durante su infancia y adolescencia vivió junto a sus padres en Mar del Plata, San Luis, Río Cuarto, Tandil y Cipolletti. A los diecinueve años se radicó en Tandil, donde viviría hasta los veintiséis.
En tercer año de la secundaria, abandonó sus estudios. Durante su adolescencia y comienzos de su juventud se dedicó a diversos trabajos. Su pasión siempre fue el fútbol, habiendo jugado de forma amateur en varios equipos, y siendo un conocido «hincha» de San Lorenzo de Almagro.
Comenzó su carrera en los medios en el diario El Eco de Tandil, escribía en la sección de deportes y redactaba columnas sobre algunos personajes famosos de la época.5
Cumplidos los 26 años, se trasladó a Buenos Aires en 1969 para integrarse a la redacción de la revista Primera Plana, a partir de lo cual comenzaría su constante relación con el periodismo. La revista fue rápidamente censurada. Pasó luego por Semana Gráfica, Panorama y La Opinión.
Publicó su primera novela titulada Triste, solitario y final en 1973, la cual fue muy bien recibida por diversos autores. No habrá más penas ni olvido (1978); Cuarteles de invierno (1980); A sus plantas rendido un león (1986); Una sombra ya pronto serás (1990); El ojo de la Patria (1992) y La hora sin sombra (1995). Algunos de sus cuentos y artículos más destacados se encuentran en: Artistas, locos y criminales (1984); Rebeldes, soñadores y fugitivos (1988); Cuentos de los años felices (1993); Piratas, fantasmas y dinosaurios (1996) y Arqueros, ilusionistas y goleadores (1998) y Cómicos, tiranos y leyendas (2012).
Afectado por un cáncer de pulmón, alcanzó a publicar una última selección de artículos, cuentos y semblanzas, Piratas, fantasmas y dinosaurios, en 1996. Murió el 29 de enero de 1997 en Buenos Aires, y fue sepultado en el Cementerio de la Chacarita.
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