Otra vez, rompieron las rejas y robaron en la Escuela Primaria 22
Otra vez robaron cuatro computadoras de la Escuela 22, ubicada en Juan B. Justo 874. Hace 35 días, el 14 de abril pasado, autores ignorados se habían llevado el mismo botín y con similar modus operandi. Nuevamente, los ladrones arrancaron las rejas de las tres ventanas del frente, entraron a la dirección y a dos salones que dan a la avenida, y se alzaron con el material de trabajo de docentes y alumnos.
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Tras el primer hecho, el Banco Nación había donado las cuatro computadoras que los intrusos robaron ayer. El equipo docente de la Escuela 22 había escrito una carta de agradecimiento a la entidad, en la que también explicaba que no iba a dar difusión a la acción solidaria para no alertar sobre la reposición del equipamiento. Pese a los recaudos, la comunidad educativa recibió otro golpe del delito.
Cerca de las 7.30, la portera advirtió las roturas en las ventanas y le avisó a la docente Natalia Andrea Díaz, ya que la directora Miriam Amad se encontraba en un curso de capacitación. Enseguida, arribó un móvil policial y dos efectivos entraron al establecimiento para corroborar la sospecha.
“Cuando llego, hago un relevamiento con la Ematp (Encargada de Medios de Apoyo Técnico Pedagógico) para ver qué faltaba. Hicimos un listado y nos fuimos a hacer la denuncia”, contó la docente y ratificó que nuevamente se alzaron con cuatro computadoras, dos del sector administrativo y dos que se utilizaban en el aula digital.
Junto con las PC, los delincuentes arrasaron con información valiosa para la institución, que recién lograba reponer datos importantes sobre el plantel docente, planillas y documentos indispensables para la gestión y administración.
A dos días del robo del 14 de abril, habían recibido el llamado del gerente del Banco Nación para ofrecer unas máquinas que podían servir. “Las fuimos a ver con la Ematp, quien vio que estaba todo en perfecto estado. Así que las trajimos, las pusimos en marcha. Le agradecimos al Banco Nación, y con eso estábamos trabajando, tratando de recuperar información que ya nos había faltado la vez anterior. Una vez que volcamos toda esa información ahí, nuevamente nos quedamos sin nada”, destacó la profesora del área de sociales.
La sensación es de “inseguridad y ver que en todo lo que logramos hacer, volvemos para atrás. Hacemos dos pasos y damos marcha atrás siempre. Hay mucha bronca, pero no le vamos a aflojar, vamos a seguir tratando de hacer lo mejor”, anunció.
Por otra parte, la EP 22 no cuenta con seguro porque cada escuela debe afrontar el costo de la póliza y “realmente no tenemos fondos para realizarlo”, lamentó Natalia Díaz.
La alarma
De acuerdo al relato de la portera, la sirena sonó alrededor de las 4.30 de la madrugada. “Aparentemente el móvil de la alarma se dio una vuelta por acá, pero no vio nada extraño, y en la Policía dicen que nunca los llamaron, que vino cuando las porteras dieron aviso, a las 6.35 aproximadamente”, relató la docente.
La escuela no cuenta con sensores en el perímetro exterior -al menos en el frente- ni con infrarrojos en las oficinas que dan a la calle. Por eso, la alarma se disparó cuando abrieron una puerta que comunica con el pasillo. “A las 4.30, Nikro no vio que hubiera algún movimiento raro ni nada y no dio aviso a la policía. Eso nos dijeron en la comisaría cuando fuimos a hacer la denuncia”, informó.
En este sentido, confió en que a partir de la visita que recibieron ayer de los consejeros escolares Martín Keegan, Facundo La Banca y Gonzalo Suárez, se puedan agregar más sensores para reforzar las medidas de seguridad en la institución.
Otro problema, que es anterior al primer hecho, es la rotura de un artefacto del alumbrado público que está frente al establecimiento. “Uno de los pedidos que habíamos hecho la vez anterior fue que, por favor, pusieran unas luminarias que enfocaran hacia la escuela y se pudiera ver un poco más porque encima tenemos árboles en la puerta”, agregó Natalia Díaz.
Las rejas en un aguantadero
Por otra parte, la profesora describió que “los consejeros escolares, cuando llegaron, hicieron una recorrida por la zona y encontraron cuatro rejas, dos de las que faltaron hoy y dos de la vez anterior” y describió que habían repuesto la protección de las ventanas y un herrero había fijado a los marcos.
“Arrancaron hasta las rejas de los marcos esta vez, así que ya no sabemos cuáles son las estrategias a usar para que no nos falten más cosas”, indicó.
Por otro lado, encontraron un microondas, tapado con un nylon impermeable, que estaba tirado en el patio del frente de la escuela, junto a una caja con cables de cobre. “No sabemos si lo iban a venir a buscar después. Se lo llevó la policía”, precisó.
En cuanto a las rejas, los consejeros escolares las hallaron en el predio ubicado frente al edificio escolar, en un pequeño monte que funciona como “aguantadero” y a través del cual se accede a una calle que permite salir hacia La Movediza.
En esa suerte de monte hay abandonados distintos elementos, como cachas de una Gilera Smash, cajas de madera, cámaras de motos y bicicletas, y otros vestigios de que el espacio funciona como escondite para el accionar delictivo.
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