Pasa por el diván Claudio Crespi: “No fui un buen disc jockey”
Prócer de las bandejas, el empresario de las fiestas dice que lo suyo fue y será la animación. El secreto de su superación entre miles de “noches sanas” y otra confidencia: “Hoy trabajo por el prestigio de mi nombre, no por la plata”
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-Aunque con los años formó un verdadero imperio como organizador de todo tipo de eventos, en la consideración popular a usted siempre se lo evoca como DJ. ¿Será porque eso fue lo mejor que hizo?
-No. No fui un buen disc jockey, porque ese es un concepto equivocado: yo nunca fui disc jockey, fui animador de fiestas, que es muy distinto. Agarro un micrófono y al minuto la gente delira. Soy animador.
-¿Por eso gatillaba sifones desde las gradas del Independiente y otras actuaciones?
-¡Por eso todo!
-Y no se arrepiente.
-¡En absoluto! Es lo que me marcó. El otro día una vieja promoción me quería contratar para un reencuentro entre ellos, ¿sabes lo que querían?
-A ver.
-¡Qué fuera a la fiesta solamente a decir lo mismo que decía hace años!
-“Y…..ssssssí”
-Y …..sssssí, ¡¡¡hasta la cinco de mañana!!!, me decían: “Hacenos sacar la camiseta de nuevo”.
-¿Y qué sintió? ¿Le dieron ganas?
-Sigo sintiendo lo mismo, pero sé cuando tengo que dar un paso al costado. Es toda una satisfacción que se sigan acordando de eso. Y convengamos, además, que todo aquello me generó luego muchísimo trabajo.
-Quienes lo acompañaron en aquel entonces dicen que si pasó de ser un tipo de la noche a un gran empresario fue por la obsesión. ¿Es así?
-Sí. Me da placer ser así; está bueno, pero lo tenés que sentir. Mi gran receta fue la pasión por lo que hago. A veces me estoy poniendo el traje y digo: “¿¿¿Qué me pasa??? Tengo el mismo entusiasmo para ir a un cumpleaños de 15 que hace 37 años y ya tengo hijos de 30 …”. Pasión. Pasión. Pasión. Es la única receta que me sirvió. Y responsabilidad. Pero no soy la noche, me lo han dicho siempre y no es así.
-¿Acaso no vivió y armó su vida desde la noche?
-Pero mi noche es sana comparada con lo que es tener un bailable, yo trabajo de lunes a lunes montando, preparando. ¡En mi vida tomé alcohol! ¡En mi vida fumé! Esto lo tomé muy seriamente desde chiquito.
-¿Lo desvelaba el dinero?
-No sé, uno va por esta vida pasando por distintas motivaciones. El dinero es el precio al esfuerzo. Primero era por la plata, sí, para ver si me podía comprar mi primer cochecito; después por ser el líder del rubro; luego por tener más trabajo que el resto y así, así, así. Lo que nunca sentí es que esto lo haya hecho por obligación. Y después llega una edad en la que empezás a ver las cosas de otra manera.
-¿Cómo?
-Es como viajar a Europa: no es lo mismo a los 18 que a los 50. Las cosas las ves distintas. A los 18 la torre Eiffel es un pedazo de fierro y a los 50 te quedás fascinado mirándola, tomando champagne al pie. ¿Qué quiero del lugar nuevo, ‘Tahona’? Que me dé placer, no cerrar a las seis de la mañana. Ya no quiero tener más de lo que tengo; la plata que quiero la necesito para vivir bien, poder terminar de darle estudios a mis hijos y disfrutar en familia, ¿está claro? No voy por la ambición. Más: lucho por mantener el prestigio de mi nombre y no por querer más plata (se queda callado por varios segundos, a punto de romper en llanto).
-Quien lo ve de lejos siempre tan inmerso en su trabajo no imagina esta… sensibilidad.
-Soy extremadamente sensible, extremadamente. ¿Sabés qué pasa, loco? Yo elegí esto, sí, y no sé qué verán los demás pero yo soy muy amigote de todos y sin embargo, no tengo un grupo de amigos de la secundaria, porque cuando ustedes estaban de asado y de baile, yo estaba trabajando. Venimos de una familia de trabajadores, todo fue un esfuerzo tremendo. Mi padre tuvo su casa a los 50. Mi hijo hoy es encargado de Tahona y, ¿que me acaba de decir?
-¿Qué?
-‘Papá, tengo 25 años; no lo tomes mal, pero no sé si quiero esta vida; está bárbaro, pero me está sacando amigos, recitales, sábados, novias’ y me pareció perfecto, lo entendí. Se me vino a la cabeza la nota que leí de David Marcassó, que dijo: “No quiero que mis hijos sean bolicheros”. (Otra vez se lo ve muy emocionado). Por eso, insisto: no busco plata, lucho por mantener mi nombre y mi prestigio.
-¿Se siente querido, respetado en Tandil?
-Querido y respetado. ¿Por qué? Porque siempre di más de lo que me pidieron. Totalmente. Fueron 41 años en los cuales no sé si encontrarás una persona que diga: ‘A mí Crespi me jodió en esta fiesta’.
-Mientras tanto no le queda otra: va a tener que resignarse a que el recuerdo de aquellos largos años de fiestas de egresados en Independiente lo persigan para siempre.
-Humm, no sé, todo pasa tan rápido… y cambiamos. Una vez me entrevistó Elías El Hage y tituló ‘Claudio Crespi, el vendedor de ilusiones’. Primero me molestó, pero después me dije ‘este tipo tiene razón’.
-¿Y tenía razón?
-Realmente. Porque yo estoy preparando una fiesta y nadie tiene idea de la ilusión que le pongo. Mi mayor herramienta es vender la noche, vender ilusiones, sanas. Y vender ilusiones sanas no tiene nada de malo, en absoluto.
Tirá para arriba, tirá
“Correte, nene”, le dijo el disc jockey oficial de Isidoro C al chico que, al precio de lavar las copas, le permitían pasar música de fondo hasta que la fiesta tomara vuelo. La anécdota transcurrió hace 44 años en la esquina de Avellaneda y Rodríguez (luego Casa de Elsa) y el jovencito ambicioso era Claudio Crespi, quien a los 56 años cumplió el sueño de abrir su propio salón de fiestas allí, a todo trapo.
“Cuando tomé posesión de este lugar, desarmé la cabina que yo mismo había hecho con machimbre cuando tendría alrededor de 19 años. Me llevé pedazos de madera para marcarlos con un fibrón como recuerdo”, contó.
-Eso sí que es la confirmación de que es un tipo exitoso.
-¿Exitoso? Eso es algo extremadamente amplio, pero si me dicen ¿pudiste formar una familia? Entonces sí, fui exitoso. ¿Si pude criar y mandar a mis hijos a estudiar? Sí, entonces fui exitoso. Si pude viajar, sí; si estoy sano, sí, ¿qué mas necesito?, y además logré el respeto de la gente, el reconocimiento, un nombre. Si todo ese combo es éxito, entonces si soy exitoso.
-¿Por qué dejó las fiestas en el club Independiente?
-Estuve 18 años en el club Independiente. Tomé la decisión de retirarme cuando me di cuenta de que en un baile daba lo mismo pegarle un botellazo a alguien en la tribuna y tirarlo y que se matara. A esa altura tenía mucho para perder, tenía mi primer hijo, tenía una historia, una familia armada. Y el organizador siempre es el responsable.
-¿Y lo que siguió fue mejor aún entonces?
-Es que ya dejé de pasar música hace 20 años.
-Y también dejó atrás aquella arenga de Miguel Mateos que tanto repetía: “Tirá para arriba, tirá”
-Sí. Y para responder todo esto tengo que decir lo que soy: comerciante, me considero eso, alguien que fue abriendo nuevos caminos con toda la pasión del mundo. No quiero hablar bien de mí pero creo que fui ‘un adelantado’ con respecto a algo de mi profesión: siempre supe retirarme a tiempo. u
Ficha Personal
-56 años, casado, tres hijos.
-Estudió en la Escuela 1 y Normal.
-A los 14 soñaba con formar una banda de música y tocar la batería con amigos de la secundaria, pero pronto ese propósito se corrió hacia la profesión de disc jockey.
-Debutó a los 13 años como ayudante del DJ en Isidoro C. Después quedó al frente de la música en “Casa de Elsa” durante nueve años.
-Sin dejar las bandejas también pasó a ocuparse de la animación de las fiestas.
-Hacia fines de los 70 se hizo fuerte en sonido y dueño de la mejor tecnología en Tandil.
-Desde 1980 hasta 1998 organizó y musicalizó las fiestas de egresados en el club Independiente.
-Al mismo tiempo puso el sonido a picnics, farándulas y todo tipo de eventos.
-Durante nueve años hizo las promociones de la empresa Acqua System a lo largo de todo el país.
-Fue sonidista de Los Chalchaleros (seis temporadas en la costa), Los Nocheros, Mercedes Sosa, Teresa Parodi, León Gieco y otros grandes artistas.
-Hacia mediados de los 90 se volcó a la decoración y quedó a cargo de las fiestas en el salón de la Cámara Empresaria.
-Por sus trabajos como decorador fue convocado desde Azul, Olavarría, Mar del Plata, Pinamar, Junín y otras localidades bonaerenses.
-Actualmente sigue al frente, como concesionario, de las fiestas en la Cámara Empresaria. Es propietario junto a Lorand Zúdor de un nuevo espacio: “Tahona” (ex Casa de Elsa) y es proveedor de sonido e iluminación en Colina De los Robles. u
FOTO DIVAN
Claudio Crespi dijo que el secreto de su éxito es que siempre supo retirarse a tiempo.