Pasa por el diván Mario Raimondi: ?Ojalá que no me pase lo mismo que a algunos funcionarios radicales?
-¿Qué pasó, Raimondi? ¿Se cansó de escuchar quejas en la Oficina de Defensa del Consumidor?
-(Risas) No, yo siempre fui de hablar poco y saber escuchar, pero ahora estoy en un espacio nuevo, el Centro de Referencia del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, en una etapa distinta, ya no tan técnica sino política.
-Un cargo en el Gobierno nacional. Imagino lo que me va a decir: no es que usted se hizo kirchnerista sino que el kirchnerismo se raimondizó.
-No. Lo mío es totalmente al revés: yo fui nestorista de la primera hora. De entrada apoyé las primeras medidas de Kirchner, sobre todo respecto a los derechos humanos y algunas medidas económicas.
-Y se acordó un poco tarde de acercarse al Gobierno.
-Algunos me dijeron lo mismo, ‘eh, bol… vos pasás ahora a militar en el peronismo, cuando los están sacando a patadas’ y la verdad es que yo ya estaba identificado con el kirchnerismo. Y cuando apareció una oportunidad no me quise engañar en mis principios y acepté, por supuesto. Además siempre creí en los procesos –soy un tipo muy optimista- y sé que esto tiene idas y venidas, subas y bajas. No es algo que quede acá. Va a seguir.
-Tal vez llame la atención porque usted estaba muy borrado del peronismo tandilense.
-No quería saber nada, es verdad. Me desafilié cuando llegó Menem y ya no me reincorporé porque había cuestiones que no eran de mi agrado, sobre todo por la ideología: Zanatelli y toda la gente que lo rodeó tenían una ideología de derecha y yo no comulgaba con eso. Por eso me mantuve al margen. Pero cuando apareció Néstor me volví a entusiasmar.
-Pero Kirchner asumió en 2003, Raimondi, pasaron diez años…
-Es que tampoco veía que en Tandil las ideas de Néstor se trasladaran directamente a una política local. Lo empecé a ver con Diego Bossio. Y con Pablo Bossio y Nacho Fosco, que me invitaron a participar. Ni bien Diego asumió un poco la conducción del peronismo en Tandil dio un discurso que tenía que ver con Néstor y Cristina. Ahí me despertó interés y me enganché.
-Dejemos un poco la política. Le escuché decir que era un tipo ‘optimista’. Mario, si hay alguien que no es un canto a la alegría es usted. Tiene todo el look del zurdo triste.
-(Carcajada). ¿Usted me dice que soy el típico zurdo? Sí, es cierto, siempre tuve tendencia ideológica de izquierda. ¿La barba, los rulos, las pilchas? Es cierto también, desde la adolescencia, no lo he cambiado y nunca me traumó, para nada. Seguramente seguiré así, porque me siento cómodo. Pero no soy un depresivo. Soy optimista, aunque usted no me crea.
-Sabe que tiene razón. Me está convenciendo de que es un optimista a ultranza…
-¿Por? (risas) A ver…
-Porque habla de esta etapa del peronismo local como si fuera la gloria y acaba de perder por paliza.
-Es que estamos hablando de seis meses nomás desde que comenzó a hacerse un fuerte laburo de campaña con la gente. Para dar a conocer este proyecto y hacer saber que es posible una transformación en Tandil hace falta tiempo. Y más trabajo con la gente. Para mí el gran desafío del peronismo tandilense es mantener este proceso e insertarse además en las instituciones intermedias, en las organizaciones de segundo grado.
-Nadie duda de sus convicciones ni su desempeño, pero sabrá que debe haber unos cuantos que necesitaban una causa justa para poder darse una buena vida, discurso progre mediante. ¿No tiene miedo de ese fantasma?
-No. No es mi caso. Para aburguesarme ya tuve oportunidades, no sólo desde el peronismo, sino de otros partidos pero como eran procesos políticos que no me interesaban preferí seguir fuera de eso. En mi mente no está hacer guita ni quedarme quieto. Hoy vivo esto del Ministerio de Desarrollo Social. Mañana no sé.
-Tal vez ahora tenga la oportunidad de convertirse en el Julio Elichiribehety del peronismo.
-No (tajante). Lo respeto como trabajador y militante de muchos años y por una coherencia dentro del… radicalismo.
-No sonó a halago precisamente. ¿Está queriendo decir que él forma parte de un radicalismo “ortodoxo”? ¿Algo así como conservador?
-Y… no nos olvidemos de que Julio Elichiribehety arrancó con Luis León, en el Movimiento de Afirmación Yrigoyenista (MAY) que era la zurda del radicalismo y formaba parte de una mesa, años ha, pero ¡años ha! que integrábamos también los de la Peña Alpargatas y Libros -donde estábamos con Cacho Testa, Silvia Gallarreta, Carlitos Lazarte-, parte del socialismo. O sea, estábamos medio juntos dentro de una tendencia a la izquierda.
-¿Y?
-Y de una forma u otra todos rompimos con las estructuras, desafiliándonos, yéndonos y Julio no rompió nunca. Se comió a De la Rúa, se comió a todos dentro de su organización y después que dejó esa etapa quedó prendido a Lunghi y ha sido un fiel representante del radicalismo ‘ortodoxo’, como dice usted.
-Pero logró meter al radicalismo de Tandil en los barrios pobres, nada menos.
-Ahí me saco el sombrero porque sí, hizo un laburo social y armó toda la estructura de conexión con los barrios al lunghismo. Me parece un laburo impecable pero tenemos una concepción de base que es distinta: yo creo que el radicalismo de por sí –y Julio está dentro, no es ajeno- tiene la concepción de trabajar en los barrios por sobre las organizaciones y mi concepción es distinta: es trabajar desde las organizaciones, que los proyectos se gesten ahí.
-¿Y no le puede suceder lo mismo que a él, en su caso con respecto a Bossio?
-Espero que no. Para mí la política es un ejercicio y la manera de no quedar atrapado en eso es priorizando el proyecto general por sobre la persona. Cuando quedás pegado a una persona independientemente del proyecto, quedás atrapado. Ojalá que a mí no me pase eso que le pasó a algunos funcionarios radicales. Yo intento privilegiar el proyecto y creo que el kirchnerismo –independientemente de las personas- va a continuar. Y seguiré estando en él. u
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Fuera de sesión
Gaspar El Famoso
Aunque su extenso trabajo social con la niñez y otras problemáticas lo llevaron a tratar con miles de tandilenses, la actividad que más fama le deparó a Raimondi en la ciudad es aquella que desde hace 16 años asume en vísperas de noche de Reyes, cuando desde la caja de una camioneta reparte caramelos y juguetes a cuanto niño se cruce, en el papel del rey mago Gaspar.
Extraña coincidencia: Gaspar es el nombre del protagonista de la tira que Miguel Rep inmortalizó en la contratapa de Página 12, un “zurdo–pensante” y barbudo que aún sufre por las utopías frustradas de los 70. No hay conocido ni amigo de Raimondi al que no se le represente la imagen de él cuando leen Gaspar El Revolú.
“¿Será por que no aprendo más?”, pregunta entre risas acerca de esa identificación. O porque el próximo 5 de enero volverá a subirse disfrazado a una camioneta, sin “ninguna vergüenza”, “a divertirse” y porque, como asegura, hay emoción en eso. “A los pibes les gusta, a los padres a veces les gusta más todavía y encima después entro a alguna casa de familia y veo que estoy en el cuadro con los nenes a upa ¿Qué más puedo pedir?”. u
Ficha Personal
-53 años. Fanático de Racing Club de Avellaneda
-Ex director del Instituto “Bernardo Houssay”
-Ex coordinador del Area de Niñez en la Municipalidad de Tandil
-Fundó y dirigió las fundaciones “Pequeños Hogares” y “Campamento Educativo”.
-Estuvo al frente de la Oficina de Defensa al Consumidor hasta agosto pasado.
Docente. Posee cinco títulos:
-Maestro
-Maestro especializado en Educación de Adultos
-Profesor en Ciencias Naturales
-Psicólogo Social.
-Licenciado en Ciencias Sociales y Humanidades.
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