Pasó por el diván Oscar Nigro
-Si hay alguien al que este diván estaba esperando es a usted, Nigro. Cada vez parece más poderoso.
-¿Poderoso? ¿Por qué? ¿Por los datos de las encuestas?
-Sí, y porque elección tras elección lo invocan cada vez más ¡Y usted ni una palabra en público!
-Se sobrevalúa esa función: la gente valora y fija sus opiniones de forma bastante independiente de lo que se pueda establecer en las mediciones.
-¿Por qué el perfil bajo entonces?
-Porque para este tipo de trabajo no creo que ayude estar muy expuesto. Prefiero que sean los clientes los que estén en los medios. En ocasiones la información se filtra y como yo en verdad trabajo para casi todos los partidos locales y a nivel provincial, no me interesa entrar en ese juego. Lo que tratamos de hacer es un buen trabajo y que los clientes valoren lo que se les da en forma personal.
-Podría reconocer que, comparado con encuestadores capitalinos, es demasiado esquivo.
-Sí, seguro, es más: quisiera no exponerme nunca. Pero además soy un convencido de que nuestro trabajo es más para la interna de los mismos políticos -que están más interesados en su imagen, en cómo miden- que en lo que influye en la gente. No quisiera que le caiga, mal, pero, ¿sabe qué? Inclusive a niveles locales los medios también tienen un segundo plano.
-¿Los medios?
-Sí, lo que vale para la gente es la evaluación cotidiana que hace sobre su vida, los baches, la basura, etcétera, no tanto por lo que se informa.
-Sin embargo es imposible hacerles ver a los políticos que no es decisivo salir en la tapa de El Eco
-Y bueno, no lo entienden (risas). Pero deberían. Lo mejor es hacer una buena gestión, donde sea que estén.
-Si realmente no es un personaje decisivo de la política tandilense, debería enojarse con sus clientes: la frase más utilizada en el ambiente es “lo dijo Nigro”.
-Ya ni respondo a eso.
-¿Por?
-Llevo 20 años en esto y al principio me enojaba y le respondía a cada uno de los que decían que yo había dicho cosas que jamás había expresado. Todos meten cualquier cosa. Incluso tengo amigos que para poder decir lo que ellos quieren, se juntan conmigo antes -para que nos vean- y salen disparados a comentar temas que ni siquiera tocamos. Ya no me molesta, que cada uno haga su juego, en definitiva nosotros no estamos en política.
-El problema es de ellos.
-Yo respeto mucho, muchísimo a las personas que hacen política, porque sé que es una actividad difícil, muy ingrata; sinceramente, y por lo tanto creo que arriesgan su prestigio; entonces ¿para qué me voy a meter yo, otro ego más, a decirles que nosotros no dijimos eso? Los que realmente pagan las encuestas saben lo que pienso y digo. Suficiente. A mí me pagan para que les diga lo que piensa la sociedad.
-¿Es verdad que encontró el margen local del error en las mediciones, que calibró justo a Tandil?
-La metodología es la misma que la de los demás. El mismo grado de acierto.
-Pero la fama es suya.
-Usted lo ha dicho: es fama.
-Estamos tirando un mito atrás de otro. Escuche esto, a ver si le resulta conocido: un tandilense casado y con hijos, con un apellido conocido, profesional y que haya hecho una cierta carrera en la actividad privada (jamás empleado estatal) es candidato a ganar las elecciones por sobre cualquier otro.
-Es usted el que está derribando ‘mitos’, yo no creo en esas cosas. ¡No existe tal cosa!
-Se la atribuyen. La fórmula mágica.
-Son cosas del amigo Tati (Juan Loustau) El considera que hay que tener una actividad privada, que el candidato tiene que ser un tipo alto, no haber trabajado jamás de empleado público y demás; y sí, todo eso tiene un trasfondo real, pero es circunstancial, no es definitivo ni se puede hacer una fórmula permanente. Esas circunstancias que se exigen son en un determinado momento, pero varían.
-O sea, es sólo otra cosa más que no salió de usted…
-Sí, pero eso al menos tiene un trasfondo cierto. Lo que no es cierto es lo que sucede con muchos asesores de políticos que en líneas generales creen que son sus ideas las que los hacen ganar, y dicen ‘esto fue así porque sucedió esto y aquello’.¡No es verdad! Lo que sucedió es una relación directa entre ciertos liderazgos políticos y la sociedad. ¡Y eso es previo! Muchos analistas después terminan explicando lo que ya pasó. Nos pasa lo mismo a los encuestadores. Todo es después.
-Raro que no quiso ser político.
-Me encanta la política. Pero no sirvo, de ninguna manera.
-Pero tiene su corazoncito.
-Por supuesto. Soy socialista. Lo he sido siempre, de izquierda. Y voto todo lo que sea cercano. Ahora me siento identificado con Binner. Milité en el Partido Intransigente, en la época de Alende.
-Un socialista que entró muchas veces al despacho de Zanatelli, que ahora frecuenta el de Lunghi y que reconoce ‘trabajar para todos’, ¿no tiene problemas de conciencia?
-Jamás. Ningún problema de conciencia, porque me concentro en el tema por el cual voy. Y en esa conversación, de acuerdo a las preguntas que me hacen, digo exactamente lo mismo; ya sea que hablo con Lunghi, D’Alessandro o Sentís. Por ejemplo, la sociedad pide seguridad y no a todos los clientes les gusta que se la menciones, pero hay que abordarlo, porque la gente que te abre la puerta, contesta y te da la información, habla de eso.
-Supongamos que Rodolfo Cachela, por ejemplo, que solía presentarse siempre, se gana el Loto y lo contrata a usted, ¿cambia su performance electoral?
-¡Pero no! ¿No le dije que nosotros hacemos el diario del lunes? Y si no es el del lunes, será el de dos segundos después, pero siempre es algo que ya pasó. Si X persona quiere ser intendente, es porque previamente antes -antes- la gente vio algo en él.
-La última. Imagine una compulsa electoral en la que Tandil elige al encuestador más eficaz de todos los tiempos y usted es uno de los candidatos. A dos meses del sufragio le advierten que en las encuestas está 20 puntos abajo, ¿mantiene la candidatura?
-Sí. Sigo. Hay que aceptar lo que dice la sociedad, pero lo importante en esto, como en cualquier otro aspecto, es la convicción personal. Uno tiene sus límites. Y la gente, todo el derecho de aceptarnos o rechazarnos, pero uno hace las cosas lo mejor posible. Es la vida misma. Uno no es el mejor y además: ¿Qué significa ser el mejor? ¿El que va a ganar? Lo que vale es la manera en que se hacen las cosas. u
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FUERA DE SESION
Ni Cristina ni Miguel eternos
Si, como indica Nigro, la gente no se enamora de los candidatos ni por la tapa de los diarios ni por las encuestas, ¿de qué se enamora? De acuerdo al encuestador, antes que nada conviene hacer una aclaración: una cosa es el ámbito local y otra lo provincial y nacional, “porque son dos situaciones bastante diferentes”.
Nigro admite que la única manera de saber quiénes y cómo son las figuras “es a través de los medios”, pero también asegura tener muy en claro algo: “La evaluación de esas figuras se da por motivos distintos. La Nación es la extensión del bolsillo, o sea, de acuerdo a cómo va la economía será la evaluación de la gente a nivel nacional. Parece muy crudo, pero es así. Y la familia es la extensión de la ciudad, es decir, se evalúa la gestión del intendente como extensión de su familia (el lugar donde criás tus hijos, donde trabajás, donde te relacionás). En base a eso es cómo se van conformando los caracteres y las dimensiones de las figuras a nivel nacional, provincial y local. Y hay dos posibilidades sobre una persona: la gente confía o no confía en ella, de acuerdo a lo que ve en una foto o, en el caso local, lo que ve personalmente”.
-¿No es demasiado que esa primera impresión, etérea, poco profunda, quede marcada a fondo?
-Sí pero es así como evaluamos todo, o casi todo. Lo siento, pero es así. Obviamente luego tiene que ver la gestión, y si el gobierno hace barrabasadas, la gente ya no lo verá bien.
Bajo esta óptica, Tandil no escapa a la realidad de otras ciudades. “El modelo no es diferente, sobre todo del interior, donde la gente empieza evaluando la gestión –explica Nigro- y después, a la persona, es decir, luego la marca de la persona es la que pesa cada vez que hay que votar, en lugar de cómo gestiona. Por eso no estoy de acuerdo con las reelecciones indefinidas de los intendentes, de ninguna manera. Son dos períodos y suficiente. Ya está”. u
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