Pero lo que mata es la humedad..
Si hay algo que a los argentinos no nos falta, son motivos para quejarnos y eso, podemos decir, para colmo de males ya que es casi, casi, un deporte nacional. Estar protestando por algo, es infalible a lo largo del día.
Pero nobleza obliga y como decíamos, motivos no nos faltan, léase: tener un funcionario como Guillermo Moreno que dice que los oficiales (los números) son los que valen y lo demás, pura sensación; tener al campo alzado desde hace varios meses y aunque lograron lo que querían (la 125 en el Congreso); convocan a marchar hacia la Capital; tener a un (¿ex?) presidente que convoca a una ?re contra? marcha, el mismo día, a la misma hora y que dos muertes se arreglen con dos minutos de silencio y a seguir con el mitin, no son pocas causas…
Y acá no termina la cosa, obviamente y si hablamos del pueblo nuestro, pasamos por el Hospital de Niños que una vez regalado no comenzaba a funcionar porque… ¿por qué?, si al final, la calle la cruzaron igual; tenemos a los señores chorros que entran y salen (a las casas y de las comisarías), como jugando al gato y al ratón con las fuerzas policiales mientras el ministro de Seguridad de la Provincia viene y dice algo así como que eso, que excusan de la reincidencia, ?es cierto…?.
Desde las escuelas también nos llegan noticias pero no siempre tienen que ver con participaciones en distintas olimpíadas sino por palizas ?olímpicas? entre los estudiantes; se quejan los empresarios y los comerciantes del corte en la cadena de pagos y de perspectivas poco alentadoras para hacer negocios y nuevamente echar a andar la maquinaria y, para colmo, salir a mirar vidrieras, lo que otrora se pensaba como un ejercicio de relajación, se ha convertido en un verdadero ejercicio de crispación. A saber: bota de cuero, dama, $ 430; camisa a la moda, $ 199; guantes de lana fashion, hasta el codo, rayados, $76; suéter (que además no tiene mangas) $230… Todo esto con el agravante de que los precios son ?¡Sale!? o sea ¡ya son las ofertas del invierno! (?Mamita… si estas son las ofertas, ¿cuánto costaba antes?, se preguntó una señora que optó por crisparse…).
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Y encima… la humedad
Peeero… la peor de todas, lo que mata, es la humedad… Todo está imposible. Desde el peinado que se torna indomable y sólo acepta el control y por un rato (luego de kilos de gel) hasta cruzar una calle, sobre todo por los resbaladizos adoquines tandileros que nos obligan a realizar temibles maniobras esperando no ser vistos (patinadas). Esto ya es bastante pero podemos agregarle al adoquín la cuota de adrenalina si no se ha tenido en cuenta la distancia de frenado y ¡crash!, marche un foquito y un turno con Escribano. (Del piso en casa no voy a hablar y de la ropa sin secar tampoco, porque me amargo).
Y calor, mucho calor, para los tandilenses que solemos vestirnos de acuerdo a lo que el almanaque manda y no de acuerdo a lo nos diga la temperatura corporal o nuestro amigo, el mayor Czop, que ya había avisado de este veranito pegajoso y, sin embargo, por ahí andamos a puro sacón y a polera limpia, para terminar al rato resoplando con la piel brillosa del calor (o sea chivando) y de un humor de perros, buscando a quién echarle la culpa y en quién descargar tanta malaria.
Un consejo: Relájese (siempre que humedeció secó…). Hoy es domingo, aproveche el día o levántese tarde. Haga muchas cosas. O pocas cosas, pero relájese, salga a caminar, saque al perro (pero mire por donde pisa o todo esto no le va a dar resultado…). Pero amigos, no nos queda otra. En la patria mía y en la suya es así, pero pensemos en lo que este dicho popular nos dice: ?El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas?.
Que tenga (mos) un buen domingo, lo que no es poca cosa.
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