Por los robos, parroquias aumentaron las medidas de seguridad
Si bien constantemente se dan a conocer casos de robos en viviendas, comercios e incluso en la vía pública, algo que resulta muy difícil de entender por parte de la comunidad en general es que este tipo de ilícitos puedan llegar a las instituciones religiosas. Sin embargo, los robos menores ocurren con más frecuencia de lo que se da a conocer, llegando, incluso en algunas oportunidades, a hechos de mayor envergadura como la profanación del sagrario que sufrió el año pasado la parroquia del Carmen o el robo que tuvo como blanco la parroquia Santa Ana el domingo pasado.
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Eso tiene como consecuencia el aumento de las medidas de seguridad para evitar que esos ilícitos se lleguen a concretar.
En Santa Ana
Cabe recordar que el domingo pasado la parroquia Santa Ana, situada en Paz 1430, fue el blanco de robos y destrozos que incluyeron la rotura de la imagen de un ángel que data de nada menos que cien años. Si bien no existía dinero ni ningún otro elemento de gran valor económico que pudieran sustraer los delincuentes, se llevaron una importante cantidad de llaves de todas las puertas de la iglesia y de la capilla Santa Rita.
El padre Sebastián Briscioli aseguró que han sufrido gran cantidad de robos últimamente, sobre todo en el templo.
“Yo llegué en 2007 a esta parroquia, ese mismo año cuando celebraba misa me robaron una computadora de mi despacho, a partir de ahí en todas las misas ponemos alarma”, contó.
Pero en el templo les han sustraído numerosa cantidad de cosas por lo cual “vamos agotando los medios de seguridad”.
“Una vez intentaron robar un crucifijo, a partir de ahí, sacamos todo lo que pueda ser robable. Otra vez me robaron los almohadones de los confesionarios, en otras oportunidades los foquitos de los confesionarios, varias veces focos de las tulipas de las luces de la iglesia, otra vez robaron un felpudo, manteles, hace poco un calefactor”, indicó.
Asimismo, “parlantes de la iglesia más de una vez entonces los hemos cambiado de posición para que sean más inaccesibles, una vez encontramos la silla donde se sienta el sacerdote al lado de la lámpara votiva del Santísimo Sacramento como si alguien hubiese intentado robarla. En otras oportunidades robaron flores y floreros, plantas del parque, una vez encontré una chapa mortuoria en mi confesionario con fecha a futuro”, enumeró.
Sin embargo, aclaró que “la iglesia la dejo abierta todo el día, se cierra después de la misa. Muchos vienen a rezar a la hora de la siesta. Es una iglesia que está al lado del Hospital y hay gente que necesita venir a rezar. Voy a seguir teniendo la iglesia abierta, tiene que ser un ámbito donde la gente sea libre”.
Del Carmen
Otra de las parroquias que sufrió grandes pérdidas a raíz de los robos fue la parroquia del Carmen en febrero del año pasado. En ese momento, los ladrones se llevaron dos copones de bronce y hostias consagradas del sagrario.
En diálogo con El Eco de Tandil, Susana González, la secretaria de la institución, explicó que a partir de los robos que han sufrido debieron cerrar con rejas para evitar que sigan sucediendo los ilícitos.
“A la gente no le gusta, pero lo mantenemos así, el que quiere viene y reza igual. Mantenemos el horario de la tarde abierto mientras yo estoy en secretaría, de 16.30 a 20, sino está cerrado todo el día”, indicó.
Y recordó que en el violento robo del año pasado en el que profanaron el sagrario, lo hicieron aun cuando estaban colocadas las rejas ya que “ellos trabajan muy rápido y aprovechan un momento en el que abrís la parroquia”.
En tanto, explicó que robos han tenido muchos, en los que sustrajeron lamparitas, candelabros, alcancías y hasta el misal. Sin embargo, el mayor fue el ocurrido el año pasado cuando profanaron el sagrario.
Alcancías
Entre los más recientes ilícitos está el robo de alcancías, que están ubicadas en la entrada del templo. “Debe haber sido en un horario de misa o algo parecido, le hicieron palanca con un destornillador y se llevaron lo que habría ahí adentro, hicieron saltar las puertitas. Eso fue el mes pasado”, señaló.
“Cuando llego, abro la iglesia porque yo estoy y veo. Nosotros tenemos cámara pero igualmente mucha gente deja la ropa de Cáritas en el atrio en el horario de la siesta y viene otro y se la lleva. Revuelven todo y se llevan lo que les queda mejor”, expuso.
También hace algunos meses sustrajeron una bicicleta del atrio en el horario de la misa de las 15.
“A causa de los robos cerramos, porque no sólo te roban, la gente hace cosas que no corresponden. En una oportunidad, encontré hasta pañales detrás de la imagen de Jesús Misericordioso, estaban apoyados sobre maderas, y así me enteré que habían cambiado un bebé ahí”, sostuvo.
González contó que “la gente se pregunta por qué las iglesias están cerradas. Es por esas razones, se quejan porque el templo está cerrado pero es por desconocimiento”.
“Está cerrado a la mañana también, porque no están los sacerdotes a la mañana para estar todo el tiempo en el templo cuidando. El que quiere entrar lo hace en el horario de secretaría ya que los días de semana la misa se hace en la capilla interna porque viene poca gente, entonces entran todos por secretaría, así que nosotros controlamos, vemos quien entra y quien sale, son las opciones que tenemos”.
Santa Gemma
La secretaria de la parroquia del Carmen también aseguró que han sufrido en diversas oportunidades la sustracción de alcancías en la capilla Santa Gemma.
“En el Calvario, ni bien ponemos las alcancías las rompen y se llevan lo que encuentran”, manifestó.
Si bien Santa Gemma siempre está con rejas, “le hacen palanca a la alcancía y las rompen enseguida”.
En tanto, en el resto de las capillas que dependen de esa parroquia no han sufrido robos porque generalmente están cerradas.
San Cayetano
El padre Fabián Gerez, párroco de San Cayetano, recordó que tuvieron un robo “grande, doloroso, difícil antes de que se hiciera parroquia en el año 2010, en el que rompieron ventanas, se llevaron los copones, justo para un Viernes Santo”.
“Una vez que habían organizado en la plaza ubicada frente a la iglesia un festival y había gente que no era del barrio, entraron y violentaron la puerta de Cáritas, no se llevaron nada, lo que pasa hubo que comprarla de vuelta porque no servía más. En los dos casos el daño que hicieron no tenía proporción con lo que se llevaron, no hay cosas de valor pero el daño que hicieron fue mucho”, manifestó.
En tanto, explicó que la parroquia está todo el día abierta pero que tienen algunas medidas de seguridad para evitar que esos hechos se vuelvan a repetir.
No obstante, aclaró que luego de esos casos no se registraron más robos.
“Yo creo que es muy importante el vínculo con la comunidad, que la gente sienta a la parroquia como propia, que la cuide, que todo el mundo sienta que acá tienen lugar”, sostuvo.
Otros robos
El padre Pablo González, de la parroquia San Antonio de Padua aseguró que si bien no han sufrido últimamente robos en la iglesia, sí hubo algunos hechos delictivos contra los vehículos estacionados en la calle durante la misa.
“Robaron ruedas de algunos vehículos en dos ocasiones mientras los propietarios estaban en la misa. Aprovecharon, simulando que cambiaban una goma, a un vehículo le llegaron a robar dos de las cuatro ruedas y a otro una, en dos ocasiones diferentes, a principio de año y el otro el año pasado”, indicó.
Pero en la casa parroquial y secretaría “que yo tenga memoria no ha habido robos, yo llevo cuatro años acá. Puede haber sido alguna lamparita del confesionario o floreros, que son más travesuras de chicos que otra cosa”.
De cualquier modo, por prevención mientras no está abierta la secretaría parroquial no se abre el templo tampoco, porque “no sólo nos preocupa la situación de lo material sino sobre todo que muchos chicos vienen a catequesis y buscamos preservar eso, que no les pueda pasar nada, por eso tenemos cerrado.
Afortunadamente nunca han intentado profanar el sagrario ni se han llevado crucifijos, obviamente no dejamos nada de valor cuando no hay alguna ceremonia”.
En el caso de la capilla María Auxiliadora por ejemplo, no hay robos hace varios años pero solamente permanece abierta de 10 a 18.
Entre los ilícitos cabe recordar la oportunidad en que violentaron una reja en la capilla San Francisco Javier para robar un inodoro en septiembre de 2011 y la sustracción de dinero, golosinas, juguetes, televisores, equipo de música, entre otros objetos de la capilla Nuestra Señora de Dolores en agosto de 2010 a pocos días del Festival del Día de Niño.
Todos los hechos, que son más de los descriptos en esta nota, han llevado a que cada vez se incrementen más las medidas de seguridad, en una institución donde se supone que las personas deben sentirse libres para orar en cualquier momento del día. Sin embargo, los hechos delictivos han llevado a tener hoy cada vez más iglesias con las puertas cerradas.
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