Preocupados y críticos
Farah reconoció, en otro tramo del diálogo, la preocupación existente en el sector, y fue particularmente duro con el Gobierno y con los sindicatos
-¿Cómo define el estado de ánimo en el sector empresario?
-Estamos preocupados, pero esto fue con la mediación del Ministerio de Trabajo, porque las cámaras empresariales hasta último momento trataron de no reconocer el aumento porque realmente es imposible pagarlo. Como dato: en promedio, en el país, las empresas están a un 40 por ciento de actividad y no pueden solventar este aumento, máxime cuando los pocos clientes que quedan no reconocen aumentos de precios en los acuerdos. No hay posibilidad de traslado del aumento de precios, esto impacta directamente sobre el manejo de los fondos de la empresa, rentabilidad, si quiere llamarle, si es que tiene. Entonces no hay nada más inoportuno que esto: En el peor período que tenemos, con la mayor recesión de trabajo que tenemos, nos imponen un aumento salarial.
-¿Aspiraba a que se diera otro tipo de acuerdo?
-Acá hay un silencio general, pero también mil formas de acuerdo. Porque si se va a pelear los salarios para que la gente cobre más, si las empresas están cerradas la gente no va a cobrar nada. Yo quiero que mi gente gane más, tiene derecho, pero quiero poder pagárselo, ahora no puedo.
Esto es un gran amago para la sociedad en general. El único que se alimenta de esto es el sistema, los fondos públicos, cuando uno pasa a deber más dinero. No es justamente donde participa el empleado ni la empresa. Son las formas encubiertas de llevar fondos al Estado y a las obras sociales. Resulta que ningún sindicato paga, pero se quejan porque nosotros no las podemos pagar. Ellos acuerdan la forma en que el Gobierno les subvenciona las obras sociales y nosotros tenemos que pagar todo el dinero que hay que pagar. Esto, lamentablemente, lo que hace es cerrar más barreras.*
Recibí las noticias en tu email
Este contenido no está abierto a comentarios