Quedó sin semáforo una esquina clave de la ciudad
Los vecinos del sector no sólo temían por los peatones sino también por la posibilidad de que se produjeran choques en dos arterias principales en el ingreso y egreso al centro de Tandil.
Ayer, el panorama se complicó todavía más en los momentos en los que se registró una copiosa lluvia, que ponía ansiosos a los que deseaban cruzar caminando y quitaba visibilidad a los conductores: un cocktail por demás peligroso.
Además de esquivar los charcos y el agua acumulada en los cordones, los caminantes debieron multiplicar la percepción de sus sentidos para ?adivinar? los movimientos que iban a realizar los automovilistas.
En las horas pico, la situación fue un verdadero caos y la pregunta obligada fue ¿demora dos días arreglar un semáforo?*
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