Quejas de los vecinos del pasaje Newbery
Los vecinos del pasaje Jorge Newbery están hartos de la situación que viven (y sufren) todos los fines de semana.
Es una arteria poco transitada, de escasas dimensiones en lo que respecta al ancho -como todos los pasajes- con casas cuyos terrenos tienen un frente también estrecho y casi todas con entradas para vehículos. Estas circunstancias hacen que solo se permita estacionar sobre el cordón de la derecha y no más de uno por propiedad.
Los jóvenes que en las noches de los fines de semana deciden dejar sus autos allí para asistir a lugares de esparcimiento, lo hacen sin respetar los accesos a garajes y, por si eso fuese poco, estacionan a la izquierda subiendo dos ruedas de los vehículos sobre las veredas.
Una de las vecinas del pasaje ayer se encontró con uno de ellos en su entrada. Indignada, porque necesitaba utilizar su auto y no había manera de poder sacarlo del garaje, comenzó a llamar para que desde la Municipalidad le enviaran una grúa.
El servicio, según le informaron, los domingos comienza a funcionar desde las 14. Por ende, tuvo que movilizarse en remís con la incomodidad que supone en cuanto a disposición de los tiempos y el gasto que además implica.
El propietario del auto que aparece en la foto nunca dio señales de vida. La grúa pasó a levantarlo recién minutos antes de las tres de la tarde.
Un problema recurrente que no debería ocurrir. Un barrio que alguna vez fue tranquilo, que además de tener que padecer ruidos por las noches y suciedad por las mañanas, también sufre la falta de respeto de quienes no cumplen con las mínimas reglas de buena convivencia.
Y, evidentemente, con la complicidad de quienes no hacen cumplir las leyes. u
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