Raúl Tolosa, realizador del trofeo Hombre de Piedra, habló de la obra y el proceso creativo
-Participaste de esta convocatoria y fuiste seleccionado ganador.
-Me enteré de la convocatoria por los medios y en ese momento empecé a pensar qué iba a hacer. Estuve viendo muchas fotos de corredores. Quería hacer algo bien alegórico al tema y que mostrara el esfuerzo que significa este duatlón. En esa búsqueda que uno empieza a hacer, ya intelectual y de material, fui encontrando el carácter específico.
Además, había poco tiempo, entonces no podía hacer muchas pruebas.
-¿Enseguida pensaste en la resina para realizar tu obra?
-Sí, porque es el material que ahora estoy desarrollando, con el que me estoy formando. Me gusta mucho trabajar con las transparencias que da este material. Cuando después me pidieron hacer las copias en cemento, me pareció que quedaban bárbaras. Yo no lo había pensado en principio, pero me gustó mucho. Así que, evidentemente, hay que hacer pruebas y seguir viendo materiales.
Recibí las noticias en tu email
-Primero tenía que estar la figura humana. Estuve mirando mucho lo que es el momento de llegada, del cruce de meta y vi muchas imágenes, algunas de Usain Bolt, que hace un movimiento muy extraño con los brazos. Es ese momento de gloria, de esfuerzo, el que yo traté de cristalizar. La figura está corriendo, avanzando y emergiendo.
-Detrás de la figura hay como una estela de resina… ¿Qué simboliza?
-Es el movimiento y el material inicial del que está surgiendo la imagen. No tiene cara porque pensé en la universalidad, que no tenga rasgos definidos, que puedan ser todos.
-¿La escultura se les entregó a los ganadores?
-Sí, se convirtió en el trofeo. Yo hice sólo tres: el original en resina y dos copias exactas en cemento. Desde la organización también hicieron reproducciones encoladas de arcilla. Los que yo hice en cemento se los dieron al primer hombre y la primera mujer que llegaron.
-Eso fue muy lindo, fue interesante la devolución. Muchos siguen extrañándose de que yo haga esculturas y salga de la Biblioteca Rivadavia, de donde muchos me conocen, pero a todos les gustó.
Hay algo que siempre gusta de la obra, quizá su movimiento, la expresión, o el material, que llama la atención. Realmente todas las críticas fueron muy buenas.
Una chica que ganó en Tandil decía que estaba muy contenta y que iba a exhibir el trofeo en su casa, porque era artístico y no industrializado.
-Te has empezado a mostrar de a poco.
-Sí, es un camino que quiero hacer. Estoy yendo a clase con una escultora en Buenos Aires, que trabaja en resina, es muy importante y tiene su taller particular en San Telmo. También continúo con las clases en el IUNA, con modelado con modelo vivo. Sigo haciendo el camino de construcción.
Sé que me falta, pero quiero hacerlo paso a paso y estar en las convocatorias. Que una competencia deportiva elija una escultura para trofeo es más que importante. Además, es una competencia muy relevante y vienen atletas de todo el país. Un pedacito de Tandil se fue a otros lados.
Este contenido no está abierto a comentarios