Reaccionó San Lorenzo para llevarse el clásico
San Lorenzo, en racha positiva desde que tomó la conducción el DT Juan Antonio Pizzi,
obtuvo anoche una importante victoria sobre Independiente, por 2-1, en clásico que involucra a dos equipos que están peleando por escaparle a la zona baja de la tabla de promedios.
El partido, válido por la fecha 18 del torneo Inicial, se jugó ante una verdadera multitud en el estadio Pedro Bidegain del club del Bajo Flores.
Con este triunfo, San Lorenzo llegó a las 116 unidades en los 94 encuentros de las tres temporadas, con lo que redondea un coeficiente provisorio de 1,234.
El partido arrancó favorable al `Rojo`. Porque asumió la misma decisión ofensiva que mostró, por ejemplo, la semana pasada ante River (2-2) y amenazó con erigirse en dominador.
Así, a los 8’, el tiro libre muy bien ejecutado por Ferreyra (la pelota entró abajo, junto al palo izquierdo de Migliore) ponía la distancia justa, hasta ese momento, por lo que habían exhibido uno y otro en la cancha. San Lorenzo, a esa altura, estaba desaparecido y dominado.
Pero bastó que el “Ciclón” gozara de una pelota parada, para que estableciese el empate. A los 16’, hubo un córner desde la derecha, un cabezazo que pegó en el travesaño, otro posterior frentazo de Stracqualursi que devolvió la pelota al medio del área y el tercer golpe de cabeza, de Bianchi Arce, fue gol.
El empate cambió radicalmente el desarrollo. Independiente perdió el control de la pelota y San Lorenzo, con el tándem Kalinski-Mercier, empezó a manejar los hilos en la mitad de la cancha.
Al equipo de Pizzi le faltó concretar en esos 45’ iniciales esa ligera superioridad, pero la sensación óptica entregó una mejor película en favor del local.
Apenas comenzada la segunda mitad, San Lorenzo desequilibró con un remate desde fuera del área de Ruiz, que metió un zurdazo alto para el 2-1.
El rojo supo que tenía que mostrar algo más para equiparar el resultado. Entonces, el equipo se adelantó en el campo de juego (por momentos, Galeano llegó a jugar como volante) y duplicó el esfuerzo.
Pero a Independiente le faltó lo que le viene faltando en los últimos seis partidos: fútbol.
Más allá de los arrestos individuales de Fredes, Villafáñez o Benítez, a Independiente le costó mucho traducir en situaciones de gol esa disposición ofensiva del segundo tiempo.
Sus chances dependieron de algún centro al área, de alguna maniobra de pelota detenida. Pero los zagueros azulgranas y las manos de Migliore desbarataron los tibios y estériles embates de un Independiente, que se fue muy preocupado, con una soga al cuello cada vez más anudada.
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