Saporiti: “El pronóstico de la pelea es reservado”
Ante la oportunidad mundialista que tendrá Matías Rueda el 23 de este mes frente a Oscar Valdez, el nombre de Walter Fabián Saporiti aparece de manera ineludible, ya que hasta la fecha fue el único boxeador tandilense que tuvo una oportunidad similar.
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“Sapo” combatió por el título superwelter de la por entonces novel Unión Mundial de Boxeo, frente al italiano Michele Piccirillo, en Ragusa, Italia. Fue el 18 de julio de 1998, con victoria del europeo, quien definió el combate en la séptima vuelta.
Saporiti fue el gran referente del boxeo de esta ciudad en la década del ’90. Completó una carrera profesional de 64 peleas, con 38 victorias, 24 derrotas y 2 empates, entre 1993 y 2007. Un record desmejorado por 10 peleas consecutivas perdidas sobre el final de su campaña. Su trayectoria también incluyó apariciones en rings de Australia, Polonia, Dinamarca, Francia, Sudáfrica, Rusia y Finlandia; además de derrotas frente a dos que hicieron historia grande para el boxeo argentino: Carlos “Tata” Baldomir (ganador dos veces a través de las tarjetas, en 1997 y 1999) y Sergio “Maravilla” Martínez (vencedor por nocaut en el segundo round, en Quilmes, en 1999).
En la previa al esperado pleito entre Rueda y Valdez, “Sapo” contó aspectos de la preparación del ídolo tandilense y se ilusionó con que Las Vegas sea testigo de una consagración para el deporte de esta ciudad.
-¿Cuándo empezó tu relación con Rueda?
-Si bien lo conocía de verlo, me relacioné con él cuando me acerqué al gimnasio. Me dieron ganas de hacer algo de boxeo, fui al gimnasio que había abierto él y me acerqué. Con el correr de los días me sumaron para colaborar en el equipo, cuando estaba a las órdenes de “Pelusa” López. Desde mi experiencia boxística y personal, intenté darle una mano. Fue durante dos meses, hasta que Matías viajó a Buenos Aires para seguir allá su preparación.
-¿Antes de eso lo tenías muy visto? ¿Qué características le conocías?
-Había ido un par de veces a verlo. Un boxeador debe tener muchas cosas, pero la pegada suele ser un ochenta por ciento de una pelea o de la trayectoria. También hay que saber usar esa potencia y no descuidar otros aspectos.
-¿Notaste progresos en ese tiempo que estuvieron trabajando juntos?
-Sí, totalmente. Su defensa estaba algo desprolija. El trabajo anterior le había dado muy buenos resultados y no sería fácil cambiar. Para pelear afuera se necesita otro nivel, son otras exigencias, y Matías entendió que debía mejorar.
-¿Le alcanzará para ganarle a Valdez?
-Tengo mucha esperanza y mucha fe. El pronóstico de la pelea es reservado, porque son dos pegadores y tienen potencia para definirla en cualquier momento. Creo que Matías va a ganar, porque se fue muy bien de Tandil y sé que en Buenos Aires también el entrenamiento es inmejorable.
-¿Es comparable este momento de Rueda con el tuyo de 1998 y aquella oportunidad ante Piccirillo?
-No. A mí me llegó muy sobre la fecha, me avisaron de la pelea un mes antes. No pude tener preparación física, ni mental. Fue una oportunidad que se me presentó y entendí que no podía dejarla pasar. Tal vez no supimos manejarlo de la mejor manera, pero también fue una experiencia muy linda y no tiene sentido arrepentirse.
-¿A tu carrera le hubiera faltado un promotor como Mario Margossian?
-Sí. Por una cuestión afectiva, no dí el paso al costado para dejar de lado a un gran promotor que tuve, Héctor Rodríguez. Estaba el contrato para ir con Osvaldo Bisbal o el “Negro” Rivero, pero no se dio de esa manera.
-Más allá de la diferencia de pesos, ¿hay puntos en común o grandes diferencias entre Saporiti y Rueda?
-Matías es un boxeador que espera el momento, es pensante y sabe que su golpe hace daño. Yo le decía que me gustaría verlo más metido, pero es su estilo, por la frialdad que tienen los pegadores. En mi caso, recibía un golpe y enseguida iba al frente para tratar de pegar. Ese temperamento, a veces, es más fuerte que uno. Matías lo sabe manejar y ese es un punto a su favor.
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