Sata Tandil se quedó sin clientes y podría cerrar sus puertas manteniendo una actividad mínima
Sata Tandil SA es una empresa de mecanización y fabricación de componentes de transmisión (producción que en su mayoría exporta), que se instaló en la ciudad en 1997, de la mano de Fiat. Llegó a tener cerca de 120 empleados y fue entre 2003 y hasta mediados de 2005, su mejor momento productivo.
Hoy su titular, Renato Cordi, no tiene buenas noticias sino que por el contrario, es pesimista con respecto al futuro de la empresa si la política que él considera ?inexistente y pérfida?, no aparece para marcar el rumbo que la economía de estas empresas requiere para poder ser competitivas en este mundo globalizado, y que atraviesa una fuerte crisis.
-¿Cuántos empleados tiene Sata Tandil hoy?
-Hoy tenemos 45 empleados en total, pero las noticias que llegan día a día son catastróficas…
-¿Cuál es la actividad principal de Sata, de qué vive hoy, teniendo en cuenta los sucesivos comentarios que usted ha hecho destacando la caída de la demanda?
-Vivía, debemos decir. Teníamos un mercado de exportaciones en Brasil, que ocupaba un 40 por ciento de nuestra facturación y el 16 de septiembre de este año nos informaron que dejaremos de ser sus proveedores porque fabricarlo en su país les sale un 30 por ciento menos, por lo que llegamos a un acuerdo para que nos aceptaran todo lo que teníamos en stock y lo que tenía Metalúrgica Tandil y nos van a recibir esta mercadería parcialmente, pero de todos modos, nos ha provocado un daño enorme.
-¿Qué mercado le queda a Sata entonces?
-Por un lado ZF de Brasil y una empresa de Sata en Italia, que construye y compra componentes para el mercado agrícola de John Deere, pero por la crisis inmobiliaria, John Deere no vende máquinas para movimiento de tierras, caminos y grandes edificios, por lo tanto, la empresa Dana pierde las transmisiones y, como consecuencia, Sata pierde el trabajo para Dana, y estamos hablando de un 80 por ciento de ese producto y nosotros en este momento estamos a cero. Hay un material que será entregado, si todo va bien, a mediados del año que viene y eso nos genera un stock muy perjudicial.
-¿Y a nivel nacional?
-Teníamos un gran cliente, como Volkswagen Argentina, al que le producíamos carcasas que monta desde el Audi 3 hasta los Polo y autos intermedios; pero el 30 de octubre nos avisaron que están con mucho stock y que sus clientes, la misma automotriz a nivel mundial, también, y no necesitan las cajas ya que la producción en algunos lugares ha bajado hasta el 70 por ciento y esto, con suerte, se revertirá el año que viene.
Otro cliente también se dio de baja de Sata por ese mismo tema, de baja de la demanda, y eso nos termina de empeorar la situación porque con ese cliente pensábamos aplicar una política de supervivencia durante 2009, con una nueva mala noticia: en Estados Unidos les cortó todo y como consecuencia, estamos con las manos atadas.
Creo que hoy, con esta crisis financiera que venimos viendo desde hace varios meses, unida a una recesión nacional e internacional, y que no veo acá que los gobiernos actúen con velocidad para resolver algo, yo diría que nuestra existencia está en peligro…
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En la cuerda floja
-¿Peligra la existencia de Sata?
-No es que alguien nos puede pedir la quiebra o alguien va a decir que no podemos vender máquinas, esta es una empresa totalmente controlada, pero el problema muy grande que tenemos es cómo mantener 45 empleados con tan poco trabajo.
-¿Los empleados están al tanto de la situación?
-Sí, absolutamente. Hemos estado reunidos. Les dije que la alternativa que nos queda es vender patrimonio, que no es tan fácil, para generar recursos económicos para ir paliando esta situación, porque yo no quiero tampoco perder a la gente que hemos ido formando a lo largo de los años y nos ha generado por un lado enormes costos, pero por otro que Sata tuviera importantísimos estándares de calidad que es lo que nos posiciona en el mercado.
Pero Sata lamentablemente no es una vaca lechera ni un cajero automático. Sata tiene que tener ingresos a través de los productos para poder afrontar esto.
-¿Y qué pasa con el mercado interno, además de Volkswagen?
-No existe. No va a existir, no quiero dar nombres, pero las automotrices más grandes están en proceso de desaparición porque lo que consume la Argentina tranquilamente puede producirse en Brasil. Lamento que de parte del Gobierno, ministerios y secretarías, no se mueva nadie para crear nuevas alternativas que tampoco son fáciles porque cuidado, esto es una recesión y van a faltar alimentos.
Medidas acertadas
-¿Cuál es la política que habría que seguir?
-Y, por ejemplo, creando política, porque no existe. Hasta ahora no hay nada, sólo perfidia. Molestar, molestar y molestar. Lo vimos con el campo.
-¿Y eso por qué?
-Porque hay un rencor enorme y creen que todo se mueve alrededor de los años ?40, pero no son más los años ?40. Es 2010 y les puedo asegurar que desde hoy vamos a vivir una etapa de cambio que no esperábamos tan rápido. La Volkswagen, con bombos y platillos, presentó el establecimiento para construir motores eléctricos, por lo que creo que en un período corto se van discontinuar los motores a explosión que conocemos desde hace cien años y los combustibles fósiles o los biocombustibles serán para camiones o aviones, pero los autos nuevos van a ser a batería y nosotros deberemos hacer un cambio.
-Hay que acomodarse a los nuevos tiempos…
-Nosotros ahora no podemos acomodarnos a nada. Haber estado y soportado dos años con mucho trabajo pero virtual, porque lo que teníamos eran órdenes de compra pero el material no llegaba porque la oferta era menor a la demanda, hubo un aprovechamiento de quienes tenían la materia prima, se la entregaban a quien le podían rapiñar más.
Me encontré dos años trabajando al cincuenta por ciento y estuve dos años subvencionando al personal, hice de ministerio entregando subsidios, el personal no trabajaba, pero siempre siguió cobrando. Por eso luego vino esa cadena de arreglos y despidos y hoy estamos en un momento de cierre, pero no porque nadie vaya a pedir la quiebra sino porque no hay actividad.
El cese de actividades
-¿Usted habla de una posibilidad cierta de que Sata Tandil cierre sus puertas?
-La actividad, hasta que llegue el trabajo, quiero mantener el plantel de operarios, estoy dispuesto a perder patrimonio que es algo duro para la empresa, pero yo los voy a necesitar porque esto no puede durar un millón de años…
-¿Y cómo llevaría adelante eso? ¿Cerraría la actividad, pero mantendría a sus 45 empleados?
-Si llegamos a un acuerdo de una ayuda económica, si fuera posible, porque con el poco trabajo que hay, no alcanza para nada…
-Y eso hasta cuando…
-Eso no lo sabe ni Mandrake.
-Usted asegura que los empleados están al tanto de esto, ¿qué dicen?
-¿Y qué van a decir? Se sienten en una situación desgarradora, igual que la mía. Acá pusimos 20 millones de dólares… Esto no es pavada, no los pusimos para exhibir sino para generar riqueza.
-¿Estuvo en contacto con el Gobierno local?
-Sí, creo que en los doce años que llevamos acá, lo único sensible y que siempre ha dicho que sí ha sido el Municipio, desde Zanatelli-Fernández que fueron mis primeros contactos hasta Lunghi-Fernández, que fueron mis últimos contactos, ya que estuvimos reunidos el lunes pasado. Les planteamos nuestra problemática y es el único lugar de la Argentina en el que no se aplica la perfidia. El Municipio y la Usina de Tandil son dos lujos, siempre están abiertos a escuchar, pero el resto, es una vergüenza, llámese Aduana, bancos, que nos robaron y demás. Esto es una pequeña empresa, pero nos dan la misma complejidad que tienen la Shell o Renault y no estamos preparados para enfrentar esto. Deberían adecuar la legislación de acuerdo al tamaño de la empresa. Todos debemos cumplir, pero cada uno en su escalón.
-De nuevo… ¿cerrar la actividad qué significa, cerrar con llave y que los empleados se van a quedar en sus casas, que van a venir a trabajar sin abrir las puertas? ¿Cómo es?
-No, se va a mantener un pequeño equipo para que queden en funcionamiento las máquinas. Lo que pasa que no se puede predecir nada. Hoy tengo esa necesidad, de que haya un mínimo de personas porque no puedo pagar. Voy a producir el mínimo para mantener el funcionamiento de la fábrica.
-¿Con los 45 empleados, no va a haber despidos?
-Si logro vender las máquinas no va a haber despidos. Hace unos días les dije a diez personas que tienen otros trabajitos, que si se arreglan con esos trabajitos, porque tenía para 35 personas, pero hoy se derrumbó todo, pero necesito 4 ó 5 para mantenerla viva para cuando llegue el trabajo, que algún día, llegará…
-¿Usted cree que va a poder pasar un año así, en stand by, y mantener a 45 personas?
-Es lo que intento hacer, pero es todo impredecible. La cosa cambia minuto a minuto, los números son horribles. Estamos en recesión y crisis, pero sigo teniendo confianza porque Sata no está sola, puede tener clientes muy lejanos.
-O sea, ¿va a mantener un mínimo trabajando y el resto del personal cobrando sueldo sin trabajar?
-No sé si sueldo, sí una ayuda…
-¿Pero seguirían siendo empleados de Sata?
-Pero por supuesto, si no los quiero perder, aquí los hemos formado.
-¿Esto ya lo ha hablado con el gremio?
-No, no hace falta. Tengo diálogo directo con los trabajadores.
-Y lo entienden…
-Y sí, es lo que están palpando todos los días… Acá el asunto se puede empezar a mover en marzo o en septiembre, para empezar a ver algo y a nivel mundial, dentro de tres años, calculo yo… septiembre de 2011.
-¿Tiene algo más para decir?
-Que ojalá todos los entes tuvieran la misma conducta y sensibilidad que la Usina y el Municipio, no estaríamos hablando de estas cosas.*
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