Solicitarán una audiencia con el Intendente por la preocupante situación de las bibliotecas populares
El vicepresidente de la Asociación de Bibliotecas Populares de Tandil, Santiago Romay, advirtió que persiste la preocupación en el sector por el importante atraso en el pago de los subsidios. No descartó la posibilidad de cierres y anunció que, en los próximos días, solicitarán una audiencia con el intendente Miguel Lunghi para trabajar en conjunto en pos de atender las necesidades actuales.
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En diálogo con El Eco de Tandil, explicó en principio que las bibliotecas populares se dividen en tres tipos de acuerdo a la subvención que reciben. “Generalmente, las que tienen subvención nacional, también tienen provincial y municipal. Y hay un pequeño grupo que tiene únicamente la del Municipio”, aclaró.
Confirmó que hoy en día las más complicadas por un tema de estructura son aquellas que reciben subsidios de la Provincia, que están obligadas a disponer de un bibliotecario, cuya contratación debe ser “en blanco”, lo que implica el pago de un sueldo “bastante importante” para bibliotecas como la Bepo Ghezzi, ubicada en el corazón de Villa Lasa, y de la cual él es vicepresidente, que cobran a sus socios una cuota anual de cien pesos.
“Afrontar un sueldo que con aportes está alrededor de los 15 mil pesos es complicado si no recibimos en tiempo y en forma la subvención de la Provincia, que es para abonar ese salario”, advirtió.
En el caso puntual de la Biblioteca Bepo Ghezzi, Romay precisó que se le está debiendo el dinero correspondiente a septiembre, octubre, noviembre, diciembre y enero, y si bien aclaró que hay algunas que ya han cobrado hasta noviembre, la situación general es “muy angustiante”, lamentó, porque se les hace “muy difícil seguir adelante”, ya que no reciben fondos de otro lado.
El aporte municipal
Según lo conversado entre representantes de las distintas bibliotecas, sostuvo que “hoy no nos conviene estar adheridos al sistema provincial porque lo que nos envían no alcanza para pagarle el sueldo al bibliotecario. Entonces, lo que hacemos es utilizar la subvención de la Provincia y parte de la del Municipio, que hay que agradecerle al intendente Miguel Lunghi porque cumple siempre en tiempo y en forma con el pago”.
También agradeció al Concejo Deliberante, luego de presentar el año pasado una carta desde la Asociación de Bibliotecas Populares para pedir la intervención de los ediles frente a la compleja situación que estaban atravesando y que aún persiste.
“Automáticamente se trató sobre tablas la problemática y se hizo un pedido al Legislativo provincial para que se ponga al día con esta deuda”, valoró el abogado.
La nueva ley
Sin embargo, la problemática sigue y la angustia de quienes forman parte del sistema bibliotecario es cada vez más grande. “Hay dos problemas graves con la Provincia: el primero es que no está pagando en tiempo y forma; y el segundo es que hay una nueva ley de bibliotecas, la 14.344, que fue promulgada el año pasado y que no fue reglamentada”, advirtió.
Resaltó Romay que “es una ley que mejora mucho el sistema provincial de bibliotecas, que fue regulado por un decreto de la última dictadura militar, entonces, tenemos esta subvención que es realmente baja. Esta nueva ley la duplica y nos da otros beneficios más”.
Planteó que “el tema es que la ley está promulgada, las cámaras provinciales de diputados y senadores la trataron y la promulgaron, y ahora por estos vericuetos burocráticos, que realmente son dañinos al sistema democrático, el Poder Ejecutivo, que la promulgó, no la reglamenta”.
“Un gris muy complejo”
En consecuencia, el vicepresidente de la Asociación de Bibliotecas Populares de Tandil sostuvo que se está hoy en “un gris muy complejo”, en el que no pueden creer que “el Ejecutivo tarde mucho más de un año en reglamentar una ley que no es muy distinta en lo operativo a lo que era la anterior. Lo que sí nos da son muchos beneficios”.
Consideró en ese sentido que “hay una cuestión de concepción política del Gobierno provincial, que entiende que las bibliotecas populares son emprendimientos privados que deben gestionarse de forma privada. Esto realmente es no conocer el sistema”.
Audiencia con Lunghi
Desde la asociación, admitió que no es mucho lo que se puede hacer. Por lo pronto, contó que está realizando un relevamiento del estado de situación de todas las bibliotecas populares de Tandil. “Vemos que hay muchas necesidades edilicias y mucha falta de muebles”, detalló.
Al mismo tiempo, dijo que también están relevando los talleres que se dictaron el año pasado y los que se proyectan para este año.
Anunció entonces que, con el resultado del sondeo, realizarán un pedido formal al intendente Miguel Lunghi en los próximos días con el objetivo de trabajar conjuntamente con el Municipio y ver de qué forma ayudar a cada una de las instituciones con “una concepción solidaria”.
Explicó, en ese sentido, que “a veces vemos determinadas ayudas que da el Municipio y que se agradecen mucho, pero por ahí podrían ser repartidas de forma distinta si se tuviera en cuenta el sistema general de las bibliotecas, en vez de bibliotecas en particular, porque no es lo mismo la problemática que puede tener la Rivadavia o la Sala Abierta de Lectura, que la del barrio UOM o la de Villa Aguirre”.
Por lo tanto, confirmó que pedirán una audiencia con el jefe comunal, como así también con la nueva directora de Cultura, Irina Taraborelli, para dialogar con ellos en busca de soluciones. u
“No podemos darnos el lujo de cerrar”
En lo personal y en representación del resto de las personas que forman parte del sistema bibliotecario en la ciudad, Santiago Romay expresó que esto los angustia porque admitió que en este momento no se pueden dar el lujo de cerrar una biblioteca.
“Siempre está latente el cierre”, reconoció, porque insistió en que dependen de la voluntad de los bibliotecarios que no cobran. “Mi bibliotecaria a veces cobra a fin de mes; otras cobra un mes atrasado, y no le puede decir a la persona a la que le paga el alquiler que la espere a que le paguen la subvención. Tiene que pagar el alquiler todos los meses y vive de eso. Otras bibliotecas tal vez tienen la suerte de tener bibliotecarias que las pueden aguantar; no es nuestro caso”, manifestó.
Mientras tanto, afirmó que subsisten con “parte del subsidio del Municipio, parte del de Nación -que se entrega dos veces al año- y después con colaboraciones. Y la realidad es que también con el dinero de la comisión directiva. Uno tiene que poner dinero de su bolsillo para poder mantener abiertos estos lugares”.
En el marco de este preocupante escenario, contó que el año pasado en la Biblioteca Bepo Ghezzi funcionó un merendero, al cual asistían quince chicos y advirtió que hoy ya tienen inscriptos más de cuarenta para este año.
“No podemos darnos el lujo de cerrar una biblioteca porque uno tiene una responsabilidad social y un cariño para con esas instituciones”, finalizó.
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