Tapia, a pleno fútbol y pensando en el regreso
El nombre de Mauricio Tapia sonó fuerte en Tandil a comienzos de los ’90. Fue muy comentada su aparición en Racing Club de Avellaneda, convirtiéndole a Huracán en la tarde de su debut en el fútbol grande.
Recibí las noticias en tu email
Tal vez su trayectoria no haya estado acompañada de las luces que se presagiaba en aquellos tiempos, ya que la lejana Guatemala fue su destino futbolístico. Y su lugar en el mundo, ya que aún hoy está radicado y cumpliendo funciones de director técnico en Antigua GFC, de la primera división.
De paso por la ciudad que lo vio nacer, el ex volante ofensivo contó aspectos de su vida y dejó entrever el deseo de pegar la vuelta en el mediano plazo, ya para desarrollarse como entrenador en el país.
-¿Tu comienzo en Racing fue algo inesperado?
-Cuando tenía 17 años, vino la selección que dirigía Bilardo, y jugamos tres amistosos con un selectivo de Gimnasia. Entonces Bilardo pidió referencias mías y dijo que me podía convocar para la preselección juvenil. Mi papá estaba viviendo en Neuquén, por cuestiones de trabajo, y me llevó para jugar allá en Independiente. En eso aparece Racing y me convoca para una pretemporada con la Reserva, a cargo de Humbertito Grondona. Fueron pocos días y Perfumo me llevó a la Primera, debutando además con un gol.
-¿Tomabas dimensión de lo que estabas viviendo?
-Para nada, recién pasado el tiempo lo pude analizar. Tras cuatro o cinco partidos me lastimé la rodilla y estuve cinco meses sin jugar. De todos modos, me sirvió para ganar masa muscular con otro tipo de entrenamiento, porque yo era muy flaquito.
Estuve dos años más, con técnicos como Chiche Sosa, Eduardo Solari, el propio Grondona. Y un plantel muy importante, en mi puesto había jugadores como Rubén Paz, Carranza, Cabrol y De Vicente, entre otros.
Ahí tuve problemas con la persona que me manejaba, al descubrir una maniobra que me iba a perjudicar. Me fui de Racing a Arsenal, al Nacional B, donde tuve mucha mayor continuidad.
Después pasé a Sol de América de Paraguay y luego regresé a Tandil por una situación familiar, jugando brevemente en Ferro.
-Al menos deportivamente, era un claro retroceso…
-No me arrepiento de decisiones que tomé, sino de no haber visto ciertas situaciones, que me hubieran permitido encaminar mi carrera de otra forma. Por eso hoy lo veo de otra manera y me sirve en la actualidad.
Después de lo que me pasó con ese señor, es como que me blindé y no quise que nadie manejara mi carrera. Y al fútbol lo veía como un juego, no como la posibilidad de un crecimiento económico. De a poco me fui yendo del “ruido”, de la posibilidad de una trayectoria con más renombre.
-¿Cómo apareció la posibilidad de Guatemala?
-Por un contacto que me ofreció ir, bajo condiciones muy buenas. Nunca me hubiera imaginado que, casi veinte años después, iba a estar en el mismo país. Encontré una forma de vida distinta, a la que me fui insertando.
Mi carrera como jugador se extendió hasta 2005 y de inmediato me inicié como técnico. Estábamos con riesgo de descender a la tercera categoría, por ser el capitán me hice cargo del equipo para las tres fechas finales y logramos el objetivo de la permanencia.
Ya por entonces veía al fútbol de otra manera, me daba cuenta de algunas cosas a resolver como director técnico. Me ofrecieron asumir como entrenador y al año siguiente ascendimos a la máxima categoría, con Deportivo Mitclán.
-¿Cómo te definirías como entrenador?
-Soy un obsesivo de la parte táctica. En Guatemala, los entrenadores no tenían demasiada injerencia. Es algo que también veo en nuestro fútbol. Con todo el respeto que se merecen los técnicos que ha tenido incluso la selección argentina, hay cosas que fueron trabajadas y otras que no fueron trabajadas.
Para mí, los jugadores no resuelven todo. Deben tener armas dentro de la estructura del equipo, que potencien su capacidad individual. Tengo una ideología de trabajo y la defiendo a muerte, porque a mí me ha dado resultado.
Hay mil formas de ganar un partido, de plantearlo o de replantearlo. Si algo me critican, es que no tengo un once titular, sino que varía de acuerdo al sistema.
-¿Fue muy complicado llevar a cabo esa idea en Guatemala?
-No tanto, porque el jugador allá es totalmente profesional. No tiene la riqueza individual ni la exposición mediática de los argentinos, pero hay capacidad. Incluso, sacando México, el resto de los países de la región nutre al fútbol de Guatemala. Es el imán de Costa Rica, Honduras, Panamá y El Salvador; porque a los jugadores les conviene económicamente.
-¿Los chicos de Guatemala quieren ser futbolistas, como sucede mayormente acá?
-Ser jugador de fútbol en Argentina es pertenecer a otra clase. Se le da un espacio importante, lo cual me parece bien. En Guatemala se lo toma de otra manera, no es tan valorado. Allá hay otras prioridades, la preparación, un título universitario. Los padres quieren otra cosa para sus hijos.
Yo quería ser jugador profesional de fútbol desde que empecé a hablar. Allá es diferente.
Además, Guatemala no tiene una fuerte identidad deportiva. Ves gente con camisetas de Brasil, de Argentina, de Barcelona, de Real Madrid… Tiene que jugar la selección para que haya un interés por lo propio.
-¿Te planteás regresar a Argentina?
-Siempre me atraen mi fútbol y mi país, soy tandilense, tengo muchas cosas acá. Estamos en ese tipo de proyecto con Heber Marchioni y su productora, como así también la idea de insertar gente de mi ciudad en Guatemala.
Me hice de abajo y en el último torneo llegamos a semifinales. En casi diez años, no paré de dirigir, y solamente una vez me echaron, por decirlo crudamente.
Con Antigua renové contrato por un año y apuntamos a pelear por el próximo campeonato, aunque sabemos que Comunicaciones está por encima del resto, ganó los últimos seis torneos.
-Me imagino el primer preconcepto que algunos tendrán: “Dirigió en Guatemala…”. Hay gente que tiende a subestimar todo.
-Seguramente. Pero siempre digo “dame la posibilidad y yo te demuestro si estoy capacitado o no”. En ese sentido, estoy muy seguro de mi capacidad y de la gente que trabaja conmigo.
Este contenido no está abierto a comentarios