Testimonios contradictorios en el comienzo del juicio contra dos policías, por apremios
Se puso en marcha ayer el juicio oral y público contra dos policías que cumplían funciones en la Seccional Segunda y que están acusados de apremiar ilegalmente a un joven que a las pocas horas apareció muerto en el sector de ?buzones? de la dependencia.
Los acusados son el entonces comisario Juan Andrés Yeffal (45) y el oficial subinspector Reynaldo Ezequiel Fernández (30), quienes tanto en la etapa instructoria como en el inicio del debate rechazaron los cargos.
La audiencia de ayer tuvo lugar en el recinto del Tribunal Oral Criminal, aunque el juicio está a cargo del juez Correccional Carlos Pocorena.
En la sala de audiencias se destacaba la presencia de los padres de la víctima, quienes siguieron con atención cada uno de los testimonios. La madre -María Rita- llevaba un prendedor con la imagen de Rolando Sotes, mientras que entre sus manos portaba una foto de su hijo.
Cabe acotar que hubo una especial directiva a la prensa para evitar la difusión de los rostros de los acusados hasta el momento de la sentencia.
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Lineamientos básicos
Mientras el fiscal Agustín Echevarría adelantó que intentaría probar que el 24 de enero de 2005, a las 22.30, Rolando Ariel Sotes sufrió apremios ilegales, los defensores Diego Araujo ?representa al hoy capitán Yeffal- y Marcelo Argeri plantearon que la acusación no podría ser probada ante la inexistencia de los hechos denunciados.
Por su parte, los abogados Manuel Marañón y César Sivo adhirieron a la postura de la fiscalía.
Al describir los hechos en cuestión, el representante del ministerio público planteó que Sotes se encontraba en la celda de aislamiento y que destrozó candados que le permitieron acceder al patio de calabozos.
Añadió el fiscal que el comisario dispuso la constitución de integrantes de Infantería para reducir al detenido, labor realizada por tres efectivos que lo arrinconaron e inmovilizaron.
Echevarría dijo que Yeffal se acercó con intenciones de apremiar ilegalmente a Sotes, aplicándole dos golpes con la pierna derecha, mientras le decía ?estamos para cuidarte, para ayudarte?.
Atribuyó a Fernández haber aplicado algunos golpes al privado de la libertad, utilizando incluso un bastón de infantería, en tanto que luego lo vejó, manoseándole los glúteos y la zona genital, mientras miraba socarronamente a otros efectivos.
El fiscal señaló que tales hechos fueron observados por cuatro detenidos y por el personal policial, encuadrando la actuación de Yeffal en el delito de ?Apremios?, mientras que a Fernández lo acusó por ?Apremios y vejámenes en concurso real?.
Los testigos
Los primeros en declarar fueron hombres que al momento de los hechos estaban alojados en los calabozos.
Tres de ellos fueron bastante coincidentes al plantear los hechos con la descripción efectuada por la fiscalía, aunque no incluyeron en el escenario a Fernández.
Se trata de personas que aún siguen privadas de la libertad, uno de ellos por delitos sexuales y otro por hechos vinculados a estupefacientes. Los detenidos dicen haber observado los hechos a través de los pasaplatos de los calabozos.
En tanto, los médicos policiales que revisaron al joven tras los hechos de la noche previa a su muerte y que le efectuaron la autopsia admitieron la existencia de marcas de excoriaciones y lesiones leves en diversas partes del cuerpo, aunque no fueron contundentes en vincularlas con los hechos denunciados.
Cabe acotar que el joven había protagonizado algunos incidentes con otros detenidos en las jornadas previas, en tanto que la acción de Infantería para reducirlo, con los escudos sobre su cuerpo, también podrían ser una causa de las marcas.
Rechazo policial
Posteriormente comenzaron a declarar los efectivos policiales que cumplían funciones en la Seccional Segunda, quienes descartaron haber observado los hechos denunciados.
Por ejemplo, el entonces segundo jefe dijo haber llegado cuando Sotes estaba reducido, pero fue contundente al negar haber visto o tomado conocimiento de supuestas agresiones de Yeffal al joven.
Enfatizó que no vio nada irregular esa noche y que no había bastones de infantería en la dependencia, en tanto que luego integrantes del mencionado cuerpo dijeron haber actuado sin utilizarlos.
Otros efectivos dijeron que Sotes había tenido problemas con otros internos y que estaba muy alterado, en tanto que otros efectivos señalaron que el ex jefe llamaba telefónicamente varias veces por noche para conocer el estado de los detenidos y eventuales novedades en la jurisdicción.
En tanto, para el cierre de esta edición estaba programada una reconstrucción de los hechos e inspección ocular, a concretarse en la sede policial de Colón al 1.200.*
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