Tras impedir un asalto, obreros decidieron mudarse del lugar que habitaban
Un nuevo hecho delictivo ocurrió el pasado sábado en la ciudad, más precisamente en el complejo de cabañas ubicado en calle Dhers 235, donde un grupo de obreros se encontraba alojado. Trabajadores que residen allí se aprestaban a disfrutar de un asado, cuando uno de ellos salió a recibir a una mujer que conoce desde hace un tiempo. Fue en ese instante que aparecieron en la escena dos sujetos, uno de ellos armado, quienes le exigían que les entregaran el dinero que habían percibido por la semana de trabajos. El sorprendido hombre no sólo se negó, sino que se trenzó en lucha con los malvivientes hasta hacerlos deponer de la actitud y huir de la escena, con varias trompadas recibidas.
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“Por seguridad,
nos mudamos”
Eduardo Aníbal Peña es la persona que en un acto de instinto, sin pensar y para resguardar a los restantes compañeros que estaban en el interior de la cabaña, enfrentó a los golpes a los delincuentes.
Entrevistado por El Eco de Tandil dijo que “esto sucedió el sábado cerca de las 23.30, cuando estábamos comiendo un asado con mis compañeros de trabajo. Vino una chica y preguntó por mí”.
Afirmó que “me acerco a esta mujer que conozco y cuando estábamos cerca del portón me entrega a dos delincuentes que me estaban esperando”.
Recordó que “eran dos, uno estaba con un arma, y me empezaron a pedir la plata. Ahí nos trenzamos en lucha, le pegué y se me tira el otro que lo acompañaba encima, seguimos peleando y se dieron a la fuga”.
Peña, que es minero y trabaja en la ciudad en la construcción, indicó que “no alcanzaron a robarnos nada, lo que teníamos es un adelanto que el patrón nos da todos los sábados para salir”.
Aún con el recuerdo intacto del ingrato momento que le tocó vivir, expresó que “estaban mis compañeros adentro y para que no salieran intenté cerrar el portón. Imagínate que podía pasar cualquier cosa habiendo uno armado. A mí creo que no me quiso disparar, pero pudo haberlo hecho, por esa situación hablé con mis amigos para que se queden en la cabaña y nadie sufriera ninguna consecuencia”.
Al llegar este Diario al lugar del hecho, los trabajadores estaban prontos a dejar la cabaña. Al respecto manifestó que “nos estamos mudando por seguridad, así no podemos seguir. Pueden volver, para mí la mujer me entregó, entonces lo mejor es irnos a otro lado y estar un poco más seguros”.
“Hablé con el padre”
Peña confió a este medio que “a la mujer la conozco de años, somos amigos, al igual que toda su familia”. Luego añadió que “el sábado por la noche hice la denuncia en la comisaría Primera, di todos los datos como para allanarle el camino y que los atrapen. También fui a hablar con el padre, le dije que la hija me había entregado y que viera lo que iba a hacer porque puede terminar mal si sigue en esa historia”.
Sobre los delincuentes dijo que “eran de contextura física mediana, encapuchados y con gorra visera. Los conozco porque siempre andan rondando por acá. Repito, le di todos los datos, la policía sabe quiénes son, pero no sé porqué no los van a buscar o no los quieren agarrar. Desde que sucedió el hecho no los volví a cruzar, pero si los veo sé quiénes son. Ante esta situación no queda otra que mudarme, hablé con mi patrón explicándole la situación y supo entenderlo. No quiero que ninguno de los que estamos acá trabajando salga herido, porque los delincuentes son conocidos”, concluyó.
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