Tras la denuncia del padre de una hija adicta, investigaron y condenaron a dos hombres por venta de estupefacientes
En un juicio abreviado el el juez del TOC 1 Guillermo Arecha convalidó el acuerdo de las partes en pos de definir la condena de dos acusados de comercializar droga. La causa había sido motorizada a partir de la denuncia del padre de un mujer adicta que precisamente compraba la sustancia a los sindicados.
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Se trató de Ernesto Oscar Palazzo, alias “viejo” o “cabezón”, y Ramón Luis Traverso alias ‘negro’, quienes fueron sentenciados a la pena de cinco años de prisión y cuatro años y un mes de prisión, respectivamente; como autores penalmente responsables de los delitos de “Comercialización de estupefacientes, tenencia de estupefacientes con fines de comercialización fraccionados en dosis destinadas directamente al consumidor”. En el caso del primero de los condenados, se le anexó el delito de “Encubrimiento y tenencia ilegal de arma de fuego de uso civil, en concurso real”.
El caso
Según reza el fallo de Arecha, se acreditó que al menos durante el 19 de marzo hasta el 6 de agosto de 2015, Ernesto Oscar Palazzo comercializó en el domicilio de calle Las Heras 575 planta alta sustancias estupefacientes, concretamente clorhidrato de cocaína y marihuana, en dosis fraccionadas destinadas directamente al consumidor o intermediarios.
Así, en diversas oportunidades entregó las mencionadas sustancias a diversos compradores que se hacían presentes en el domicilio y que daban un pago a cambio de ellas.
Asimismo, en determinadas oportunidades, esta operación fue realizada con la participación Ramón Luis Traverso, que oficiaba de adquirente y entregador de las sustancias como interpósita persona con los compradores, tal como más abajo se refleja pormenorizadamente.
A la vez, se citó que el 6 de agosto de 2015 a las 16.12 Palazzo tuvo en el domicilio indicado, siempre a los mismos fines, los elementos que se dan cuenta a continuación: en la habitación, una bandeja de acero, tres tubos plásticos, una cuchara de metal y una tarjeta de telefonía, todos ellos con vestigios de cocaína; dentro de un cajón de la mesa de luz una caja de cigarrillos conteniendo 10,7 gramos de picadura de marihuana; en otro compartimento de la mesa de luz, un envoltorio de nylon negro atado con una banda elástica con 10,8 gramos de clorhidrato de cocaína, y una tijera con vestigios de sustancia vegetal; en otro compartimento del mueble un trozo compacto con 162,7 gramos de cocaína forrado en nylon amarillo y envuelto en una bolsa transparente; dos balanzas digitales. Sobre el piso de la habitación, entre la mesa de luz y su cama, tenía un frasco de vidrio conteniendo marihuana con un peso de 19 gramos y en el living, sobre un equipo reproductor de música, una caja de cartón conteniendo dos envoltorios de nylon negro, cerrados con precintos color amarillo, con 4,2 gramos de clorhidrato de cocaína.
La situación de Traverso
Por su lado, Ramón Luis Traverso entregó parte de dichas unidades de droga a consumidores que escoltaba -previo acuerdo con ellos- hasta la puerta o inmediaciones del domicilio del citado Palazzo, con la finalidad de favorecer, facilitar y promover el tráfico ilícito, sin que estos ‘clientes’ tomaran contacto directo con aquel. Para ello Traverso adquiría la droga que luego entregaba a los compradores.
De esa manera y entre otros hechos, el 26 de junio de 2015 siendo las 19.06 Traverso entregó la sustancia estupefaciente a una mujer; a su vez el 28 de julio 2015 siendo las 16.39 entregó estupefacientes a un hombre quien lo aguardaba en la esquina de Las Heras; y también el 6 de agosto siendo las 16.12, en las mismas circunstancias de lugar, intentó entregar a una pareja un envoltorio que tenía entre sus prendas, concretamente en el bolsillo delantero derecho de su campera, y que contenía cocaína con un peso de 1,7 gramos.
Las pruebas y testimonios
Según reza en el veredicto, la investigación se propició a partir de la denuncia de un padre por la situación de su hija adicta, quien confió que cinco años atrás advirtió en su hija un cambio de conducta, que esto coincidió con su separación de su esposo, que la notaba a su hija algo agresiva, que no escuchaba consejos y que prefería experimentar en personas determinadas situaciones que se presentaban en la vida. Aproximadamente tres años el hombre enfrentó a su hija y le preguntó qué le estaba pasando y le reconoció que era consumidora de cocaína, que en esa oportunidad su hija le dio un nombre de quién le facilitaba la droga.
Asimismo, el propio fiscal de instrucción incluyó en el expediente que se presentó en mesa de entradas de la dependencia un hombre de aproximadamente 30 años, quien no quiso dar a conocer sus datos personales por temor a represalias, también identificando a Palazzo como el que vendía cocaína en la dirección anteriormente citada.
A partir de allí, se emplazó un trabajo de inteligencia policial y a partir de las observaciones realizadas sobre el domicilio de Las Heras 575, donde los policías capturaron imágenes de los movimientos entre los acusados y los circunstanciales clientes.
La causa acumulada
Sobre la causa que se le acumuló a Palazzo, se detalló que el 6 de agosto de 2015 siendo aproximadamente las 16 en circunstancias que se llevaba a cabo diligencia de allanamiento, en calle Las Heras 575 primer piso, este tuvo en su poder y sin la debida autorización legal para ello las armas y municiones que a continuación se detallan: un revólver marca Police Positive modelo Special 32-20 W.C.F calibre 32 serie Nro. 321866 el cual contenía en su tambor cargador seis proyectiles intactos del mismo calibre, una escopeta marca J.P Saber modelo Sohn Suhl calibre 16 de dos caños serie Nro. 291254 y siete cartuchos del mismo calibre y una pistola marca Browning modelo Herstal Belgique calibre 6/35.
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