Treinta y seis artistas participaron en la confección de los adornos navideños
Indiana Gnocchini brindó toda la información sobre este evento.
-¿Cómo surgió la idea de hacer este árbol?
Indiana Gnocchini: -Esto se fue gestando desde el año pasado. Es un camino más relacionado con la idea que siempre tuvo el museo de ser un espacio de puertas abiertas y de democratizar el arte. La idea es que la gente se acerque, que vea cada una de las muestras, más allá de los conocimientos específicos que tengan. La idea es disfrutar, compartir y vivir otro lenguaje.
-¿Qué objetivo se proponen?
-Queríamos trabajar en fortalecer a nuestros artistas y la unión entre ellos, crear una red porque están vinculados por acciones, muestras, paradigmas y, si bien vivimos en la misma ciudad, hay cantidad de gente que genera producciones artísticas, gente que ha pasado por las salas del museo pero no necesariamente está vinculada con el resto de los artistas, entonces nos pareció que había que fortalecer esos caminos, que propiciaran otro tipo de unión.
-Una manera de contactar gente que hace lo mismo.
-Sí, porque la vida del artista es más bien solitaria, de taller, de búsqueda interior, se hace más difícil hacer este camino de la gestión de su obra en el mundo visible. Nos parecía que esa era una misión que tenía que cumplir el museo.
Por otro lado, pasaron tantos artistas por el museo, no sólo este año, sino años anteriores, que sentimos que había que hacer un cierre, volviendo a nuclearlos.
Esto nos permitió dar lugar de realización a cada artista.
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-El fin de año tiene una mística, una magia especial, hay una espiritualidad, donde todos nos abrimos y tratamos de poner lo mejor de nosotros. Queremos hacer una puesta artística, que la ciudad de Tandil tenga un árbol que no es el tradicional, donde cada adorno realizado por los artistas tenga un compromiso de emoción, de mensaje y estética. Además, no es lo mismo la mirada de un escultor que la de un pintor, o la de una persona que trabaja el textil o un diseñador. Entonces nos pareció una curiosidad.
-¿Cómo es el árbol?
-Es de diez metros de alto. Trabajamos con la dirección de Claudio Fuentes y su equipo de herreros. Es una estructura virtual, con forma de árbol en pocas líneas. Está hecho de hierro para poder sostener los casi cuarenta adornos.
-Sí, y lo interesante es lo que disparó ese objeto en cada artista. Los objetos son plásticos, tienen la forma de una lata o de una maceta. Es muy sencillo. Tenían todo para ser abordados.
-¿Qué se podía hacer?
-Se podían intervenir respetando las formas, calando, rasgando, cortando, doblando. Algunos decidieron pintarlos, otros prefirieron agregar otros materiales que tienen que ver con la impronta de autor. Entonces aparecen incrustaciones de vitrofusión, textiles, pinturas, hierros, alambres, espejos. Es lindo ver cómo cada artista vivió este momento, más allá de su creencia. El árbol es algo que nos une a todos.
-¿Qué surgió del material inicial?
-La verdad que las miradas son bien diversas: algunos tienen mensajes esperanzadores, otros están más vinculados a los estereotipos que tenemos incorporados desde la infancia y la Navidad, otros tienen una mirada mucho más abstracta y artística, más allá del objeto, que va a ser para el árbol y es muy lindo.
-Se muestra a partir de mañana.
-Sí, en los Jardines del Palacio. Estamos definiendo cuál es el lugar. Va a tener que ver con el apoyo de la estructura sobre el terreno base. Queremos que sea dentro del predio y esté protegido de la exposición al viento y de las inclemencias del tiempo.
El árbol podrá visitarse hasta el 6 de enero y la idea es que las familias, los tandilenses en general, se puedan acercar y descubrir un árbol diferente, con una mirada distinta, que es para compartir con todos.
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