Un comerciante reiteró su pedido por más seguridad en la zona del Tanque
Sin embargo, esta vez llevó más allá su reclamo y le pidió al comisario Jorge Gómez, titular de la Seccional Primera, medidas que tiendan a revertir la situación planteada por el vecino.
En concreto, le solicitó al jefe policial no sólo más presencia policial en el barrio, sino que además la posibilidad de que los efectivos identifiquen a las personas que frecuentan la zona.
De acuerdo a su denuncia, la confluencia de distintos factores convierte al barrio en una zona insegura. En ese sentido, mencionó a la oscuridad de la plaza, que se suma a la manzana donde se encuentran las dos escuelas.
El Desván Deco es una casa de venta de muebles antiguos que abrió sus puertas el pasado 20 de mayo y que en su corta actividad, sufrió en varias oportunidades el accionar del delito.
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Ante la noticia, acudió al local “y vi que habían tirado una baldosa –tipo vainilla- que sacaron de la vereda de enfrente y que debe pesar tres kilos”.
Con ese elemento “reventaron el vidrio”, describió el comerciante, quien dijo que “la cortina alcanzó a frenar un poco, porque si no estaba, la baldosa podría haberle pegado a un mueble que tengo vendido, que tiene una tapa de mármol”.
Respecto de los detalles del informal encuentro, Pablo Fernández Prieto expuso que “le comenté que en septiembre me robaron un cubiertero, que a fines de noviembre rompieron otro ventanal de un piedrazo y que desde el 1 de diciembre hasta ahora, cada vez que llego a la mañana tengo pintadas con aerosol en los vidrios”.
“Y le pedí seguridad y que trate, además de que el patrullero pase, que si ve gente que es extraña, que los identifique porque si no es impunidad total”, aseveró.
Aclaró que “está bien que se reúnan en la plaza”, aunque reconoció que esta situación “sucede en una zona donde hay hechos delictivos desde hace rato”.
En respuesta, apuntó Pablo Fernández Prieto, el comisario “me dijo que iba a tomar cartas en el asunto y que iban a tratar de ver qué es lo que está pasando”.
A la plaza “llegan en motos y de todos lados. Se reúnen continuamente. Y las escuelas (ex Normal y de Comercio) hace que se junten más rápido porque muchos ‘estudian’ acá”, expuso.
“Pedí que los identifiquen. Que la policía sepa quiénes son, y esa es una buena manera de disuadirlos”, argumentó.
Admitió que barajó la posibilidad de concluir el emprendimiento que inició el pasado 20 mayo ante este complejo escenario.
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