Un hombre, supuestamente insano, mantuvo en su casa más de un mes el cadáver de su madre
Una insólita situación movilizó ayer a personal policial y de una empresa fúnebre de esta ciudad, ante la presencia de un cuerpo en avanzado estado de descomposición en la vivienda que la víctima habitaba con su hijo.
Efectivos de la Seccional Primera requirieron los servicios de un cerrajero para poder destrabar la puerta que da a la calle, en tanto que el acceso desde la galería de la antigua casa a las demás dependencias debió ser destrozado por los uniformados.
El cuadro hallado fue tildado de espeluznante por algunos uniformados y profesionales que ingresaron a la casa, ya que el desintegrado cuerpo de la mujer fue hallado sobre la cama, en un ambiente en el que el olor nauseabundo inundaba todo.
Completaba el insólito cuadro el hijo de la víctima, quien convivía con tal escenario, en la vivienda ubicada en Chacabuco 677.
La mujer habría fallecido hace más de un mes, de acuerdo a lo comentado por experimentados trabajadores de la empresa Alessi y Manna, especialmente convocados para realizar el traslado.
La víctima fue identificada como María Esther Alpires de Fernández, de 88 años, en tanto que la policía trasladó hacia el Centro de Salud Mental a su hijo.
Además del personal policial actuó en el lugar el médico Santiago Risso, quien no habría podido determinar la existencia de signos de violencia en el cadáver.
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?No te va a atender?
De acuerdo a lo comentado por allegados, otro hijo de la mujer habría intentado reiteradamente en el último tiempo visitarla, pero no era atendido.
Finalmente, optó por esperar al hermano en un punto cercano y acompañarlo hasta la casa, pese a que en el camino le decía: ?No te va a atender?.
Pese a la resistencia, habría logrado ingresar y se encontró con el cuadro que determinó el aviso a la policía y la posterior acción.
Mientras tanto, vecinos de la cuadra comentaron que el hombre que fue trasladado para su internación era una persona con muchos problemas en la barriada y que incluso, periódicamente destrozaba vidrios de los vehículos que estacionaban enfrente de la casa.
Los relatos sobre las acciones del hombre, de 63 años, también incluyen amenazas, ataques a personas que pasan por la calle, altercados con inspectores de tránsito y agresiones a hondazos, hechos que se justificarían en las supuestas alteraciones de sus facultades mentales.
Como ejemplo del estado en que estaba el hombre, se observó que cuando era trasladado, su principal preocupación era no dejar abierta la vivienda.*
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