Un paro sorpresivo en el Hospital dejó en evidencia precarias condiciones laborales
A ellos se sumaron empleados del sector del lavadero del Hospital, que reclamaron por las condiciones de trabajo debido a las filtraciones de agua que presenta el techo del galpón del Ejército donde cumplen funciones hace dos años, a la espera de que se termine la obra nueva proyectada por el Municipio.
En el caso de mantenimiento, los 24 trabajadores exigieron la entrega de los uniformes de invierno, que deberían haber sido proporcionados el 28 de junio pasado.
Los delegados del área tuvieron unas cuatro entrevistas con las autoridades del nosocomio y tras agotar el diálogo, ayer decidieron iniciar una medida de fuerza que se levantó cuando les comunicaron formalmente que hoy tendrán los uniformes.
“No apareció la ropa, se habló con el director, se pidió formalmente como tiene que ser y no había respuesta”, explicó Maximiliano De Souza, uno de los delegados de mantenimiento, sobre las razones del paro.
“Los chicos dijeron basta porque nos tienen que dar la ropa que corresponde para el invierno, en invierno. Si seguíamos así, íbamos a terminar con un buzo en pleno verano”, expresó Ariel Lappano, secretario de Organización del Sindicato de Trabajadores Municipales de Tandil (STMT).
Describió que los trabajadores utilizan pantalones que arrastran en el piso durante seis meses, en la herrería se queman con electrodos o se manchan con pintura, entre otras situaciones. Además, se deterioran por los lavados diarios y adquieren un aspecto desprolijo.
“Aparte, por ley nos corresponde”, precisó De Souza y agregó que si no les entregan la ropa de abrigo (pantalón, buzo polar y zapatos de seguridad), la deben aportar los trabajadores porque cumplen tareas en espacios abiertos con una calefacción deteriorada.
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Si bien el dirigente reconoció que pueden entender que algunas situaciones sean más relevantes “los compañeros vienen hablando del tema de la indumentaria hace más de un mes”.
Y remarcó que “estamos hablando de no más de 7 mil pesos: 24 pantalones, 24 polar y algún otro elemento suelto, porque hay compañeros que se han incorporado al sector y que no lo tenían de antes. Entonces no es una suma muy grande, teniendo en cuenta el presupuesto que tiene hoy el Hospital y el presupuesto que tiene el Municipio”.
La comuna debe proporcionar el uniforme dos veces al año, los 28 de junio y diciembre. Así, para evitar futuros conflictos “se le dejó claro al director del Hospital que a partir del 28 de diciembre, como se establece y como está acordado, queríamos generar los mecanismos para tener en esa fecha la ropa”, precisó Lappano.
Reflexionó que “es una picardía llegar a una medida extrema por algo que se tendría que haber solucionado y que no significaba un costo elevado para el Municipio”.
Desde su punto de vista “hoy, el Hospital el problema más grande que tiene es de organización. Lo venimos denunciando desde hace muchísimo tiempo”.
“Eso se solucionó a mitad de mañana. Ha sido una mañana bastante movida, pero me parece que tiene que ver con la necesidad de que el Ejecutivo también empiece a gestionar soluciones”, cuestionó Lappano.
Tras la negociación de la comisión directiva del STMT, el Ejecutivo les confirmó que regularizará la situación de recolección a partir del viernes, donde se ajustarán las diferencias salariales.*
La larga espera por el nuevo lavadero
El conflicto que continúa abierto es el del personal del lavadero del Hospital, que hace dos años funciona en el Ejército mientras se construyen las nuevas instalaciones ubicadas sobre Paz y Uriburu Sur.
“Las compañeras del lavadero, hoy (por ayer), en las condiciones como estaba el clima, tuvieron que trabajar con secadoras eléctricas, que son de metal, con agua en el piso, chorreando del techo, con malas instalaciones; cuando acá hace dos años que se tendría que haber terminado o por lo menos estar cerca de la culminación del lavadero propio”, cuestionó el secretario de organización del gremio.
Las empleadas afiliadas al STMT anunciaron que no asistirán a cumplir sus tareas en el galpón del Ejército hasta tanto no mejoren las condiciones laborales, por lo que se podría resentir el servicio.
“Es un tema que las compañeras trabajen en esas condiciones. Me parece que han dado ya muestras de muchísima voluntad y la voluntad llega un momento en que se termina. Que quede claro, porque la sociedad muchas veces cree que lo único que reclamamos es plata, hoy estamos reclamando condiciones laborales, que es lo básico y mínimo que se puede pedir”, precisó.
A partir de la protesta, los empleados de mantenimiento plantearon numerosas situaciones riesgosas para su trabajo cotidiano como así también para los pacientes de los tres hospitales públicos.
Los estafeta (personal de trámites y mandados) del sector mencionó que cuentan con tres ‘pedazos’ de camionetas –en referencia al mal estado- para recorrer Tandil, Vela e ir a Mar del Plata, sede de la Región Sanitaria VIII.
Como ejemplo, dijeron que trasladan la ropa de cama sucia al lavadero del Ejército y en la misma camioneta cargan la limpia, sin ningún tipo de desinfección previa. Lo mismo ocurre con los alimentos que llevan hasta el hospital Rodríguez Larreta de Vela.
Por otra parte, mostraron que el techo del taller de herrería está a punto de desmoronarse, con tirantes podridos y chapas que dejan filtrar el agua, y que la fosa que utilizan para arreglar las ambulancias se llena de aguas servidas de las cloacas, otro foco de infección para los mecánicos.
Uno de los trabajadores relató que le pidieron que llevara un sillón del área de hemoterapia para una campaña de donación de sangre en el Centro Cristiano La Roca. Al retirarlo, habían colocado las jeringas usadas en un recipiente sin tapa y se desparramaron en la camioneta. Las tuvo que juntar, entrando en contacto con posibles infecciones. Tampoco pudo descontaminar el vehículo por falta de un lugar adecuado.
Según Lappano, desde el STMT se han elevado distintas demandas a la dirección del Hospital y han efectuado denuncias ante la delegación del Ministerio de Trabajo de la Nación.
“De hecho, nosotros desde nuestra revista hemos denunciado desde cuestiones de cómo se trasladan los alimentos hasta los deshechos patogénicos, que estaban mal alojados y cómo se trasladan”, sostuvo.
En cuanto a las respuestas de los funcionarios, afirmó que “hay soluciones en el corto tiempo pero que no se mantienen porque cuando nos relajamos, se vuelve a generar lo mismo. Entonces muchas veces dependemos de las denuncias de los trabajadores para poder generar soluciones de fondo”.
Ante esta situación, pidió más organización para brindar las medidas de seguridad y condiciones de trabajo dignas.
Por otro lado, advirtió que en las distintas áreas comunales “vemos un escenario de conflictividad debido a medidas que se han ido tomando. Estamos hablando del congelamiento de los salarios de los trabajadores a partir del 1 de junio”.
Los turnos de los trabajadores son de ocho horas y se cubren las 24 horas con una guardia nocturna, en un espacio inhóspito.
“Siempre hablamos del tema de la insalubridad. Trabajamos con cosas riesgosas y es uno de los puntos que no tenemos. Vivimos trabajando sobre la infección y por eso pedimos desde un principio lo más básico, que es la indumentaria. Nosotros llegamos a nuestras casas y llevamos todos los gérmenes, nos tenemos que sacar la ropa y lavarla. Por eso pedimos que nos repongan lo que nos falta”, argumentó.
Cabe destacar que el sector no cuenta con un manual de funciones, por lo que los empleados realizan un cúmulo de tareas y para algunas no disponen de los elementos de seguridad adecuados.
Por otra parte, los trabajadores de mantenimiento cuestionaron que muchas obras que el Municipio terceriza, las podrían resolver con recursos humanos propios. Incluso, manifestaron que son los encargados de corregir problemas de ejecución y detalles de terminación una vez que se retiran las empresas privadas.
En este sentido, Lappano aseveró que “el Ejecutivo tiene los resortes para tercerizar, y puede hacerlo. Lo que creemos es que tenemos trabajadores calificados para hacer ese tipo de tareas, ya que esos trabajadores cuando se va el tercerizado son los que arreglan lo que se rompe o lo que se deja en mal estado o lo que se debe acondicionar”.
También consideró que “hay que empezar a poner nuevamente en valor al trabajador municipal porque es un agente capacitado que muchas veces tiene un saber que no lo tiene el tercerizado, que ni siquiera tiene la voluntad que tiene el trabajador por haber estado laburando en el área entre 15 y 20 años”.
Lappano aclaró que “las gestiones siempre han intentado tercerizar. Lo que pasa es que esta gestión ha sido la que más ha profundizado las tercerizaciones. Entonces en ese norte es donde nosotros también estamos dando la disputa, porque muchas veces se habló de la tercerización y de que los trabajadores no podían responder”.
En este sentido, mencionó como un buen ejemplo a Parques y Paseos, donde “durante muchísimos años estuvo todo el corte de pastos tercerirzado, hoy hacen todo el trabajo (el Municipio). Se dan cuenta que en realidad sale más barato”.
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