Un trabajador de la empresa definió lo que viven como “una situación insostenible”
Quince días han transcurrido desde que los trabajadores de la empresa Cinpal decidieron agudizar la protesta en busca de ser escuchados por los empresarios y así poder cobrar los dos meses más el medio aguinaldo que le están adeudando.
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Pasaron los días y ningún empresario apareció para dar respuestas y hacerse cargo de la situación de un grupo de trabajadores que siguen esperando.
Una de las historias es la de Marcelo Alfaro, un hombre que aguarda por las soluciones que no llegan.
Frente al ingreso a Cinpal, empresa que hasta hace poco tiempo atrás tenía las puertas abiertas para sus operarios y que hoy permanece cerrada en custodia de los trabajadores para que no se produzca un vaciamiento, se desarrolló la informal charla.
“Mi grupo familiar es de cinco personas, más un hijo que tengo de otra pareja, y la verdad la situación económica está muy mal”, comenzó expresando para luego añadir que “además hace dos meses y medio más aguinaldo que no cobramos y en la última audiencia que pidió el Ministerio de Trabajo no se presentó nadie, ni siquiera Mariela Alderete que es nuestra jefa dio la cara”.
Capitales extranjeros generaron una situación de la que están lejos de solucionar, no importándoles en lo más mínimo las penurias que atraviesan cada una de las familias obreras. “Mi sueldo es entre 10 y 12 mil pesos, y ahora venían los aumentos, fuimos sobreviviendo con algo que teníamos ahorrado pero eso ya se terminó. Cuando surge hago algunas changas fuera del horario de trabajo. Junto a mi mujer, que trabaja y es ama de casa, nos venimos sosteniendo”.
Alfaro continuó describiendo su situación al decir que “la situación es muy acuciante, las cuentas apremian, uno llevaba el plato de comida pero ahora es menos que lo de antes. Es una situación insostenible”.
Con los ojos a punto de soltar alguna lágrima narró “cómo se sentiría usted si no le pagaran el sueldo y no tuviera para llevarle el plato de comida a sus hijos. Dan ganas de ‘agarrar todo a patadas’, pero hay que esperar a ver si se acercan, aunque aparentemente no quieren dar la cara”.
Especializado en noyería y fundición el trabajador indicó que “no podemos salir a buscar otro trabajo porque no nos sentimos despedidos ya que no llegó ninguna comunicación. Seguimos perteneciendo y no sé por qué tomaron esta decisión. Lo único que queremos es cobrar”.
Dolor
Los trabajadores siguen sin comprender que gente en la que creyeron, hoy ni siquiera se preocupen en pagar. “Hay un capital importante con centro de mecanizados de última tecnología al igual que el sector de la fundición. Es una de las empresas de Sudamérica equipadas de la mejor forma para fundir. Pero en este momento no sabemos qué irá a pasar, no pasa nada y las respuestas que pretendemos no llegan”.
Alfaro sostuvo que “cuando estoy en mi casa por mi cabeza pasa de todo. Se me viene todo encima, las cuentas se atrasan, las deudas crecen, la comida es menos que la de antes. Tengo un nene de ocho que me dice ‘papá, para el Día del Niño quiero una bicicleta o una pelota nueva’ y no sé qué decirle porque se me cae todo, se me parte el alma”.
Cuando se recuperó de la emoción que le generó ese pedido que le hace su hijo y que espera poder cumplirle, remarcó que “queremos cobrar, que nos den lo que nos corresponde y después uno saldrá a buscar trabajo. Hasta ahora pertenecemos a la empresa, no estamos echados, sucede que no les importa a los empresarios lo que tenemos que pasar cada uno de nosotros”.
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