Una vergüenza
?La cultura es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad?, dijo alguna vez el filósofo griego Diógenes Laercio y que resume lo que está sucediendo desde hace un tiempo nada menos que con la cultura, siempre de recorte en recorte, a lo último, furgón de cola en nuestro país. Y en el marco de este contexto con un toque localista nos estamos desayunando nada más ni menos que con las suspensiones de la Feria del Libro y el Festival de Cine. Una verdadera cachetada para el tandilense, demasiado castigado ya como para tratar de hacer una segunda lectura de estas suspensiones, que tal vez no se hagan por falta de dinero sino porque el dinero ya no está.
Ampararse en la crisis social para no generar cultura es inexplicable y una aberración desde el punto de vista del significado de ésta en la educación. Es involucionar, es una regresión. Es una verdadera vergüenza.
A la ciudad le costó posicionarse, pero lo logró, dentro de la agenda cultural de la Provincia y de la Nación, especialmente con el Festival de Cine, pero la Feria no se quedó atrás y además convocó, motivó a muchísimos escritores locales y de la región a publicar sus libros, a hacerse conocer. Y más allá de que sean cuestionadas las figuras y homenajes realizados en ambos, siempre se trató de una experiencia enriquecedora, porque caminar entre libros y conversar con un autor nacional o local siempre es enriquecedor. Disfrutar de la última película de Trapero o escuchar lo mucho que tenía para decir Alejandro Doria significa generar cultura. Lograr que se viera cine en el marco del Festival en el penal de Barker, vaya si lo es.
?No es para nada bueno hacer una fiesta cuando el vecino de al lado no la pasa bien: es como darle un cachetazo?, dijo Julio Lester absolutamente equivocado, porque la fiesta de los libros y el Festival es para todos los vecinos, no para una élite, porque asistían a estos eventos pibes de todos los barrios para participar de actividades paralelas en la Feria y además veían cine gratis. Y eso es también generar cultura.
Convengamos que sería imposible llegar a enterarse qué pasó con los dineros públicos del Municipio y de la Universidad destinados a estos acontecimientos que no se harán. Que son dineros del pueblo, nada menos.
En los peores tiempos de crisis, de opresión, las manifestaciones culturales son las que pueden ayudar a salir del círculo cerrado, a escapar o ver con menos pesimismo una realidad agobiante creyendo que existen oportunidades a corto o mediano plazo, posibilidades de una ciudad y de un país menos injusto. Pero si se sigue insistiendo en recortar por el lado el lado de la cultura, estamos en el horno.
Esto es una vergüenza. Así, con estos términos, que provoca una sensación de frustración, bronca y tristeza porque los ciudadanos no pueden hacer nada frente a esta decisión tomada, sólo lamentarse que ni bien terminadas las últimas elecciones, se pasó de la prosperidad a la miseria, se comenzó a recortar por el lado de la cultura y los funcionarios de turno, como siempre sucede, comenzaron con sus discursos grandilocuentes que, obviamente, siempre ameritan una doble lectura. Una vergüenza.
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