Violento asalto a un matrimonio en una finca de La Blanqueada
La odisea para el matrimonio comenzó cerca de las 19.30, cuando cerraron el negocio emplazado en el frente del enorme predio ubicado en la Ruta Nacional 226, entre calles Buenos Aires y La Pampa.
Cumplida la jornada laboral, Luis Manuel De Brito activó las luces del terreno y se dirigió a su vivienda. Como la estufa hogar aún estaba prendida, salió al patio para buscar leña y en ese instante lo sorprendió un hombre.
“Me encuentro con un tipo de frente, me agarra de la camisa, me arrastró. Trato de zafar de la puerta; forcejeamos un rato ahí y se me aparecieron tres más. A partir de ahí me redujeron, me metieron en la casa. Hacen lo mismo con mi señora, y empezaron a maltratarnos”, relató en diálogo con El Eco de Tandil.
La víctima describió que los cuatro asaltantes, que actuaron con los rostros cubiertos, se movieron con profesionalismo, violencia y en todo momento le pedían “plata, plata y plata; que había plata; que me habían vendido; que estaba al horno, y bueno…”.
De Brito indicó que “nunca tuve plata acá”, pero los ladrones “decían que tenía que pagar los sueldos, que la plata tenía que estar. Sería porque daba la fecha del mes, nada más”.
Junto a su esposa Gloria, coincidieron en que permanecieron unos 40 minutos como rehenes de la banda delictiva que contaba con armas calibre 22 y navajas. “Nos pasamos un ratito bastante desagradable, nos ataron. Rompieron todo”, relató el hombre.
En todo momento, los intrusos les apuntaron con armas, los amenazaron y si bien no les pegaron con saña, les dieron cachetadas cuando reclamaban dinero en efectivo.
En los primeros instantes, a la mujer la tiraron al piso y le taparon la cabeza con una almohada. También la arrastraron por distintas habitaciones y en todo momento le apuntaban con armas.
Gloria lamentó que hace un año murió su hija y conservaba su habitación intacta. Hace algunos meses padeció el primer asalto y ahora los ladrones le destruyeron los recuerdos, desparramaron absolutamente todo, cortaron los almohadones y hasta voltearon el placard.
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Además, le dejaron ver al matrimonio De Brito que los conocían y sabían de sus movimientos. “Cuando se iban, nos volvieron a atar con alargues de televisores y cables”, explicó el hombre.
En cuanto al botín, los ladrones se llevaron 2 mil pesos en efectivo, un arma tipo escopeta calibre 12/70 sin cartuchos y otra calibre 16, además de varios anillos de oro y un rosario -valuados en aproximadamente 10 mil pesos- y dos teléfonos celulares.
“Se conformaron con las armas. Se llevaron dos armas importantes, y quedaron armas que estaban escondidas. Yo saqué una. Cuando me pude lograr desatar, corrí hasta la cocina, corté las sogas que me quedaban en las piernas y salí con el arma afuera. Tiré dos tiros al aire, y contestaron los tiros de la zona de la calle Buenos Aires. No era tan tarde, serían las 8, y contestaron los tiros”, narró.
Luego de revolver todas las habitaciones de la casa, los cuatro delincuentes se fugaron en dos motos que estaban estacionadas en Buenos Aires y Bereterbide. Incluso, tres de ellos permanecieron todo el tiempo con los cascos colocados y pudo haber actuado alguna otra persona como apoyo.
En cuanto a la posibilidad de incrementar la seguridad en el predio, expresó que “las medidas que yo puedo tomar no valen de nada, porque yo intenté armarme bien por si algún día me dan dos segundos de ventaja… pero acá no hay ventaja de nadie”.
Evaluó que “si le ponés rejas a la casa, esperan que vos salgas, o esperan que vos entres y entran con vos. ¿Y la alarma? Con un chumbo en la cabeza la desactivas. La otra vuelta se metieron adentro a oscuras y cuando me quise acordar: ‘Tirate al suelo y hacé lo que te digo’. La verdad es que hacen lo que quieren, lo que realmente quieren”.
Interviene en la investigación la Comisaría Tercera y se abrió una causa caratulada “Robo agravado por el uso de arma de fuego”.
Reclamó que las autoridades escuchen más a los vecinos
Confirmó que en 2012 ya le robaron en cinco oportunidades y es el segundo asalto que sufre en lo que va del año. “Este fue el más severo. No nos quedan alternativas”, sostuvo y se mostró totalmente disconforme con la seguridad.
Muy enojado, dijo que “lo que más me preocupa es lo que viene, se viene peor. No le veo solución porque la policía misma está mal, no puede hacer nada. Conversando nos dan las inquietudes de ellos, y se ve que no hay futuro, no tenemos futuro para mejorar esto como está”.
Desde su punto de vista, el personal policial es suficiente, aunque faltan móviles y la mayoría no está en condiciones. Además, se quejó porque “si agarran a alguno, al rato está suelto”.
“Creí tener un poquito más de seguridad con la autoridad de Tandil, pero no miran para este lado. Están mirando más vale para que cierren las fábricas, las industrias, olvidándose que la industria metalúrgica es la que más ocupa gente, pero están en otro tema, se están borrando totalmente de todo”, cuestionó.
Y alegó que “a Tandil lo llaman zona turística siendo que el basurero empieza en Avellaneda y termina en el Parque Industrial, porque el basurero es toda la 226. Estoy aburrido de juntar basura tirada en la ruta, el pasto te tapa. Tienen una pantalla hermosa en la entrada a Tandil y ver el espectáculo que tienen los gitanos en la Ruta 226, hasta cerdos en las cajas de camiones. Esta es la entrada, la imagen de Tandil. Es vergonzoso lo que están haciendo”.
Por último, llamó a las autoridades locales a hacer algo “urgente” y a “mirar un poco más al vecino, escucharlo, y no andar por la calle Quintana, cuando precisaban votos, desparramando boletitas para que los voten. Yo estuve con él, recibí la boleta y lo voté, pero me arrepentí miles de veces. Estoy arrepentido. Eso es todo”.
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