A pulmón, el merendero Los Angeles asiste a decenas de niños
Además de la merienda, los chicos tienen un espacio de contención y juego a la vez que se intenta asistir a las familias, que tienen muchas necesidades. Las donaciones las realiza gente particular que brinda su ayuda desinteresadamente. Ahora recibirán ayuda del Municipio para conectar la red de gas para que sea menos costoso cocinar para los chicos.
Myriam Sequeira junto a un grupo de personas que la ayudaron emprendió una tarea solidaria de corazón y a pulmón. Hace ya ocho meses que decidió abrir un merendero en su casa al ver que había muchos chicos en el barrio que tenían necesidades. Y el proyecto fue creciendo de a poco y cada vez se suman más niños de zonas aledañas y sus familias que ante la crítica situación del país cada vez necesitan más asistencia.
Recibí las noticias en tu email
El merendero “Los Angeles” está situado en la casa 7 del barrio Procasa I, situado en El Tropezón. Hasta ahora nunca recibieron ayuda de ningún organismo del Estado y las donaciones que reciben son de personas particulares que desinteresadamente aportan su granito de arena. Días atrás recibieron la grata noticia de que el Municipio va a colaborar para realizar la conexión de gas, lo cual los ayudará mucho a bajar los costos y calefaccionar el ambiente adecuadamente.
Myriam Sequeira, la responsable del merendero, explicó que está muy contenta con el crecimiento que está teniendo el merendero gracias a la colaboración de mucha gente que los apoya. Días atrás recibieron hamburguesas y pan que donó un frigorífico y gracias a eso pudieron hacer una hambugueseada para los pequeños que concurren habitualmente al lugar.
Hace 8 meses que comenzaron con el merendero en el comedor de su casa.
“Estábamos aburridos con mi marido un día, los dos somos jubilados, y mirábamos a los chicos jugando al fútbol en la plaza de en frente y hacía mucho frío. Así que se nos ocurrió que sería bueno que pudieran tener una merienda. Entonces empecé a hacer rifas y con eso compraba leche. Después armamos un grupo con una chicas que son maestras y con chicos de Anses toda gente muy buena y cada día se suma más, así que estamos muy contentos”, sostuvo.
Hace poco, lograron crear un espacio específico para el merendero con su propio baño, ya que cada vez se suman más chicos y ya el comedor de su casa no era suficiente. “Este espacio me lo hizo el padre Martín de San Antonio de Padua, compró todos los materiales, techo, todo”, sostuvo.
“Antes tenía que salir mi marido a buscar a los chicos y ahora vienen solos”, aseguró.
Y contó que tienen chicos de todas las edades, que empiezan a llegar todos los días a partir de las 16 pero “no hay horario de salida”.
Las necesidades
“No hay una cantidad de chicos estable, a veces hay 30, otras 50, 100, se desborda a veces. A todos se les da todo lo que hay, tenemos masitas, galletitas, un día hacemos flan, otro día gelatina, postre, lo que tengamos se les da y después se reparte, si traen un kilo de ciruelas lo reparto sobre todo para los más necesitados. Nosotros sabemos quiénes son los que más precisan, y los que más o menos se arreglan porque su padre tiene trabajo y tienen su plato de comida, ya los vamos conociendo”, señaló.
Solange Pendas “el día que no pueden jugar a la pelota pintan, tenemos juegos de mesa. Vienen toman la leche, si hace calor hacemos gelatina, jugo tratamos de tener siempre lo más fresco posible. El día de Reyes no dábamos abasto con el jugo porque hacía calor. La pasan re bien, lo principal es que vienen se divierten, juegan, se ríen, son una o dos horas que no están en la calle, están acá jugando”.
Además, Myriam aseguró que hay mucha demanda de leche y comida por parte de las familias.
Norma López explicó que si bien es no es un comedor, cuando entran donaciones de fideos u otras cosas que no son propiamente de merendero, lo reparten entre las familias de los nenes.
Pendas afirmó que “se nota muchísimo que las familias necesitan. Muchos papás no tienen trabajo, la mayoría de las mamás no trabajan, las que tenían trabajo están desocupadas, y los papás tienen changas, trabajo de albañilería, no hay papás que tengan un sueldo en blanco, y hay familias que tienen siete, ocho nenes, de distintas edades, bebés recién nacidos”.
“Hay adolescentes que tienen otro tipo de necesidades, no solamente de venir a jugar a la pelota sino que necesitan hablar, están en una edad difícil y está bueno que estén en un lugar que ven que les prestan atención”, recalcó.
Las donaciones
“No puedo quejar, vienen bien las donaciones, siempre falta algo porque uno le quiere brindar más a los chicos. Pero yo tengo un grupo en el que escribo y digo por ejemplo chicos me pueden ayudar con galletitas, me va a faltar para el lunes, entonces entre todos juntan”, indicó.
Y explicó que es gente particular la que los ayuda. “No hay distribuidoras, no hay mercados, por ahora son todos laburantes, gente común la que colabora, que se enteró que se hizo un merendero a pulmón y viene y colabora”, señaló Pendas.
Myriam también expresó su alegría por los libros que recibieron como donación para armar una biblioteca, que será algo más para ofrecerles a los chicos.
Recalcaron que todo lo que se dona es de utilidad, porque por ejemplo con un paquete de harina se hacen muchas cosas como tortas fritas, tortas o pizzetas.
“Llega calzado, ropa, no todos los papás tienen para comprar 4 pares de zapatillas. Para la escuela también hay una bolsa grande de un montón de guardapolvos de todos los talles, también donaron muchos juguetes y peluches que había que lavar y que coser, tenemos una señora que nos ayuda a lavar y coser”, señaló Pendas.
Y explicó que los nenes se llevan lo que necesiten, ropa, calzado, “cualquier donación que entra se reparte, siempre se ve la familia que necesita un poco más pero no se hace diferencia porque todos los nenes que se acercan necesitan”.
“Hay mucha demanda, ahora cuando comienzan las clases hay familias que tienen muchos nenes y todo cuesta. Las mochilas están de 300 para arriba y si tenés 5 chicos es difícil”, sostuvo.
Myriam Sequeira contó que ya comenzó a juntar útiles escolares para contar con ellos cuando se necesiten. “Con la biblioteca estamos muy contentos porque ellos van a tener su espacio porque si no se tiene que ir a otro lado, ahora ellos van a tener acá sus libros. Todos los días voy a tener una chica que les va a hacer apoyo escolar, otra chica que es psicóloga va a venir también una o dos veces por semana, así que con eso estoy súper contenta”, adelantó y destacó que la gente de Tandil es “muy solidaria”.
“Una chica de una panadería de Lunghi ahora me va a empezar a donar facturas, así que cada vez vamos sumando más cosas. Todo de boca en boca”, afirmó.
Puntualizó que los chicos que van habitualmente al comedor no son solamente de El Tropezón, sino también de barrio aledaños como La Movediza, Arco Iris, San Juan y Smata.
El gas
Una necesidad importante para hacer frente a los gastos es la conexión de gas.
Días atrás recibieron la grata noticia de que el Municipio les donará las cañerías para la instalación.
“Me avisaron que (el subsecretario de Desarrollo Social) Pablo Civalleri me va a donar las cañerías para hacer la instalación de gas, así que estamos buscando un gasista matriculado, ya una persona se ofreció”, señaló.
Y explicó que “no damos abasto con la garrafa y en invierno para calefaccionarlo es difícil, hace mucho frío”.
En tanto Pendas afirmó que tampoco dan abasto con la heladera ya que utilizan la de la familia. “Necesitaríamos una heladera o freezer para tener lo que es del comedor porque el día que hay eventos no damos abasto con el espacio”, señaló.
En tanto, remarcó que “para nosotros es una ayuda impresionante tener el gas porque elaboramos mucho acá, sino a veces nos íbamos a hacer las tortas a nuestras casas, ahora vamos a poder hacerlas acá. De a poco todo se va dando”.
“Yo estoy muy contenta, muy emocionada de que ahora vamos a tener gas. Estábamos muy preocupados por los costos y no podíamos poner el gas por nuestra cuenta”, expresó Myriam Sequeira.