Advierten por la presencia de hongos venenosos en Tandil
Luego de que un turista falleciera en Córdoba tras ingerir un hongo venenoso, el ambientólogo Juan Lavornia dialogó con este medio y confirmó que en la ciudad, si bien no hay registros formales de esa especie, sí se encuentran algunas setas venenosas, por lo que recomendó no recolectar ningún tipo para su ingesta.
Luego de que un hombre de 36 años falleciera en Córdoba tras ingerir un hongo venenoso que suele encontrarse en las sierras, creció la incertidumbre respecto a si se podría llegar a hallar esa especie en nuestra ciudad. El ambientólogo Juan Manuel Lavornia, en diálogo con El Eco de Tandil, manifestó que hay ejemplares venenosos en Tandil pero no ese tan letal.
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Iván Tarasconi, oriundo de Río Cuarto, recolectó los hongos, que a simple vista son muy parecidos a los champiñones, durante sus vacaciones en Santa Rosa de Calamuchita. Al consumirlos sufrió una insuficiencia hepática fulminante que desencadenó en su deceso. Según expuso Mario Corbera, Coordinador de Dirección Médica del Sanatorio Allende, donde estuvo internado durante varios días Tarasconi, el hongo “es fatal en el 95 por ciento de los casos”.
La especie en cuestión es Amanita phalloides, más conocida como “el hongo de la muerte”, y es muy común encontrarla en bosques de pinos y robles, y en varios sectores de sierras. Al comerlo se genera un daño generalizado en todo el cuerpo, pero sus toxinas atacan de manera directa al hígado y, por el grado de letalidad, es uno de los más peligrosos del mundo.
Una vez ingerido puede generar diarrea, vómitos, deshidratación, dolor abdominal de tipo cólico, sudores fríos, bajada de la tensión arterial, taquicardia, hipoglucemia, convulsiones y coma debido al fallo hepático.
Su cuadro clínico presenta cuatro etapas: la primera puede durar entre 12 y 24 horas y no presenta síntomas; la segunda consiste en una gran gastroenterocolitis que suele durar la misma cantidad de tiempo; la tercera tampoco tiene síntomas y aún el hígado está intacto; y la última, la agresión visceral, en la que se afecta toda la parte hepática.
Hongos venenosos en nuestra ciudad
Si bien Lavornia cercioró que este tipo de hongo no se ha detectado hasta el momento en Tandil, reveló que sí pueden hallarse una importante cantidad de especies venenosas, por lo que recomendó que no se recolecte ningún espécimen para su consumo.
“Lo importante, a tener en cuenta ya que salió este caso, es que en la provincia de Buenos Aires, y en especial en nuestra ciudad, es tan rica la diversidad de hongos, hay tantas especies, que nunca es recomendable la recolección para consumo”, comenzó relatando el ambientólogo y agregó que “en muchos casos hay hongos que, a simple vista, son exactamente iguales entre uno venenoso y uno que no, entonces solo alguien mirándolo en microscopio puede saber si es una especie o es otra”.
En ese sentido, explicó que puede llegar a suceder que una persona recolecte un día algunos hongos y los consuma y no le pase nada, pero que al otro día vuelva a juntar ciertas setas creyendo que son las mismas, ya que a primera impresión no se distinguen las diferencias, y se intoxique. “Aunque luzcan de la misma forma, pueden ser diferentes especies”, resumió.
No obstante, advirtió que igualmente la dosis depende del peso de la persona que lo consume. Es decir que un adulto mayor podría ingerir un hongo venenoso y no advertir ningún perjuicio, pero el mismo espécimen podría causar un importante trastorno en un niño.
El Amanita phalloides no se registró en Tandil
El Amanita phalloides es una especie exótica en Argentina pero que se encuentra asilvestrada y ha sido registrada en diferentes provincias del país como Entre Ríos, Santa Fe, Buenos Aires, Mendoza, Río Negro y Córdoba.
En lo que atañe específicamente a Buenos Aires, los registros formales, publicados en revistas científicas, determinan que se ha hallado en las localidades de San Miguel, en el Parque Pereyra Iraola –ubicado entre los municipios de Berazategui, Ensenada, Florencio Varela y La Plata-, en Azul, Macedo y en 25 de Mayo
En Buenos Aires, los registros formales (publicados en revistas ciencíficas) son en San Migue, en el Parque Pereyra Iraola, Azul, Macedo y 25 de Mayo.
“Si bien no existen registros formales en Tandil, por las características de la especie es muy probable que pueda ser encontrado en el lugar, sobre todo asociado a robles como suelen aparecer, aunque no descartaría que pueda presentarse de forma solitaria también”, indicó Lavornia.
Finalmente, si bien aseguró que aún no se ha detectado esta especie que “destruye el hígado muy rápidamente”, remarcó que sí hay hongos venenosos en la ciudad, por lo que recordó no recolectar para su consumo.