Ante la cuarentena, la Unicen atendió demandas de los estudiantes por alimentos y conectividad
La universidad otorgó ayuda económica y bolsones de alimentos a unos 200 estudiantes de las cuatro sedes. Además, brindó 300 conexiones gratuitas a plataformas pagas como Zoom y Meeting y desde este mes, garantiza internet para otros 80 alumnos. Con una matrícula de 15 mil estudiantes, 600 tienen becas de la casa de estudio y 1900 accedieron al Progresar.
El coronavirus y la cuarentena también tuvieron su impacto en el ámbito universitario, donde se diseñaron estrategias para atender las demandas del estudiantado. Entre los principales inconvenientes que se registraron en las cuatro sedes –Tandil, Azul, Olavarría y Quequén-, la alimentación y la conectividad figuran entre las más urgentes, aunque las autoridades también contuvieron a unos 62 varados que no pudieron regresar a sus ciudades de origen, dispusieron más apoyo psicológico y respondieron a infinidad de situaciones extraordinarias.
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Consultado por la realidad socioeconómica del alumnado, el secretario de Bienestar Estudiantil, Rafael Curtoni, dio detalles de los programas que pusieron en marcha, teniendo en cuenta que cambió la variable de la demanda de ayuda a partir del pedido de alimentos y conectividad, una contingencia producto de la pandemia.
En la actualidad, la matrícula de la Unicen ronda los 15 mil alumnos. Entre ellos, 600 reciben becas económicas de la casa de estudios y otros 1900 accedieron al programa Progresar, a través de Anses, que gestionan los estudiantes y que este año tuvo un mayor impacto, con montos que arrancan de 2300 pesos y se incrementan para las carreras declaradas prioritarias. Además, la Universidad brinda otras becas para residencias estudiantiles, comedores y fotocopias.
El inicio
La Secretaría de Bienestar Estudiantil cuenta con un equipo de trabajadoras sociales que coordina Sandra Pantusa y está integrado por Constanza Albornoz, Natalia Ciancio, Emilia Vigneau, Marcela Cociancich, Evelina Piovacari y María Inés Berrino. También cuenta con el apoyo de César Curuchet, contador del área sensible de la Unicen.
Es importante señalar que en el comienzo del Aislamiento Preventivo Social y Obligatorio, el Consejo Superior de la Unicen creó el Comité de Emergencia, conformado por representantes de distintas facultades de las cuatro sedes y de los diferentes claustros. El ente tomó distintas medidas propuestas por el Rectorado y en respuesta a necesidades que impuso el contexto.
“Una de las primeras demandas que comenzaron a fines de marzo y principios de abril fueron algunas ayudas a estudiantes que habían quedado varados en alguna de las sedes que tiene nuestra Universidad, Tandil, Olavarría, Azul y Quequén-Necochea”, explicó Rafael Curtoni. En tanto, agregó que la cuarentena les impedía regresar a sus ciudades de origen y empezaron a plantear distintas necesidades, sobre todo vinculadas a la alimentación.
Los universitarios varados, que sumaron unos 45 y la mayoría quedó en esta ciudad, transitaron diversas situaciones. Algunos no contaban con recursos económicos para regresar a sus ciudades, otros decidieron quedarse y otros no tenían medios de transporte ni familiares que pudieran viajar a buscarlos.
Programa alimentario
“La preocupación vino porque esta demanda de alimentación no solamente fue para atender a estos estudiantes que estaban varados, sino también a otros de cualquier sede que tuvieran algún problema socioeconómico o alguna afectación de vulnerabilidad y no pudieran enfrentar una alimentación equilibrada. En la Universidad tenemos tres comedores autogestionados, en las tres sedes, y muchos estudiantes logran en esos espacios adquirir alimentos a muy bajo costo, con un menú muy accesible, y otros también son becados para el comedor. Al cerrarse todo eso, también se vio afectada la accesibilidad al alimento”, detalló el secretario de Bienestar.
A partir de ese diagnóstico, “tuvimos que idear con el Rectorado, y más que nada con el vicerrector Marcelo Aba, una estrategia para diseñar el Programa de Ayuda Económica Extraordinaria, que está destinado a atender a estudiantes en situación de vulnerabilidad socioeconómica para afrontar básicamente productos alimenticios. Estas ayudas fueron de 1500 a 2500 pesos y la diferencia obedece a atender situaciones más o menos complicadas”.
Las demandas las atendió el equipo de trabajadoras sociales que está distribuido en las sedes y que se encargó de realizar una evaluación por internet de cada solicitud para hacer la transferencia inmediata.
En este sentido, confirmó que hasta el momento respondieron a las necesidades de 200 estudiantes, entre las ayudas económicas y bolsones de mercadería que entregaron en el domicilio a aquellos que no están bancarizados.
Los recursos
“El programa de ayudas económicas lleva ejecutados unos 250 mil pesos”, informó y explicó que el año pasado, a propuesta del Rectorado, el Consejo Superior aprobó la política de disponer de un fondo de contingencia (denominado Fondo de Emergencia) de un millón de pesos, reservado a la atención inmediata de situaciones de vulnerabilidad económica de los estudiantes. Como se empezó a ejecutar en agosto de 2019, hubo un remanente que requirieron para este ejercicio y con eso dan respuestas a las necesidades de la cuarentena.
El Programa de Ayudas Económicas Extraordinarias se implementa desde abril y muchos estudiantes ya repitieron el pedido. “Hoy en día 2500 pesos a un estudiante le sirven para comprar alimentos, pero ya llevamos más de dos meses de cuarentena y se hace necesario repetir esta ayuda”, dijo.
Además, a los alumnos no bancarizados que requirieron ayuda, les distribuyeron alimentos de los stocks de los comedores. “Esta misma ayuda la hemos replicado para pedidos que tuvimos de estudiantes de los secundarios de Tandil y Olavarría, que al ser menores tampoco están bancarizados, y les hemos repartido alimentos a los que estaban en una situación complicada porque sus padres perdieron el trabajo a raíz de esta cuarentena”, agregó el secretario.
Por último, también acercaron bolsones con alimentos a los cerca de 120 estudiantes del Programa de Educación en Contextos de Encierro (PECE), que se encuentran en las cárceles de Barker y Olavarría.
Conexiones para
las clases virtuales
Por otra parte, Rafael Curtoni informó sobre un proyecto para garantizar la conectividad de los estudiantes, que comenzó a implementarse a fines de mayo. “Ahora las clases son todas virtuales, entonces tenemos muchos estudiantes que están gastando más que de costumbre en cuanto a conectividad”, explicó y se refirió tanto a los datos móviles como a los abonos.
“A través del vicerrectorado, Marcelo Aba presentó un proyecto de ayuda de conectividad al Comité de Emergencia, que lo aprobó, y consta de dos tipos de beneficios”, explicó.
Un tramo destinado a 300 usuarios se gestionó ante la Red Interuniversitaria Nacional (RIUN), que depende del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), para ingresar a una red privada virtual que permite el acceso a plataformas públicas y privadas como Zoom, Meeting y Youtube. Son los espacios virtuales donde se dictan las clases, por el cual pagan todos los integrantes que de una reunión cuando se supera cierto límite de tiempo o se utilizan más prestaciones de las aplicaciones.
Por otro lado, “para aquellos estudiantes que no tengan los requerimientos técnicos para sumarse a estas redes virtuales que financia el CIN, la Universidad se comprometió a partir de junio a darles un apoyo económico para subvencionar los gastos que tengan de conectividad, eso es lo que estamos en plena ejecución en estos momentos”.
Para la segunda propuesta recibieron cerca de 80 solicitudes de conectividad y prevén que la Unicen deberá hacer una inversión de 200 mil pesos.
“El compromiso que asumió la Universidad es apoyar a todos los que necesiten hacer frente a gastos vinculados a lo que es conectividad para que no pierdan las clases con los profesores que dictan de manera virtual”, precisó el secretario.
Por otra parte, también se presentaron casos de estudiantes que no contaban con dispositivos para conectarse y acordaron con el programa Retho, de la Facultad de Exactas, para prestarles máquinas. En este aspecto, recibieron pocos pedidos porque la mayoría dispone de celular.
El acompañamiento
El secretario de Bienestar Estudiantil Rafael Curtoni afirmó que “seguimos en ejecución del programa de becas que tiene nuestra Universidad, de ayudas económicas de distinto tipo, de fotocopiadora, de finalización de carreras. Los estudiantes están cobrando normalmente y hay 600 becados”. Esas ayudas son compatibles con la asistencia alimentaria en esta emergencia por Covid-19.
Además, brindan atención psicológica, con un equipo que realiza charlas y ofrece contención en situaciones de angustia y a partir del aislamiento. “Aumentó la demanda, se notó en las sedes de Azul y de Tandil, con los estudiantes que venían trabajando y atendiendo nuevas situaciones”, detalló y marcó que la cuarentena afecta la socialización.
Por otro lado, funcionan actividades virtuales del área de deportes, dirigidas a los estudiantes y a la comunidad en general, con miras a fomentar hábitos saludables.
Visualizar la vuelta
En más de 80 días de cuarentena, Bienestar Estudiantil recibió la inquietud de varios universitarios que querían regresar a las residencias. Sin embargo, entendieron que hay una norma vigente que impide las actividades en todas las dependencias de las casas de estudio. Es que cada edificio alberga a 72 moradores, lo que desataría un gran problema epidemiológico frente a un caso de coronavirus.
Ante la ansiedad del estudiantado, la Unicen ya trabaja en un protocolo para cuando se autorice la reanudación de las actividades académicas.
En este aspecto, Rafael Curtoni consideró que “va a ser un regreso paulatino, en el cual hay que estar muy tranquilo y sobre todo tener siempre en mente que la prioridad es el cuidado de la salud, no sólo de cada uno sino del otro, y comprender que esto es una situación mundial, una pandemia global. En ese contexto, todos tenemos que ser responsables de nuestros actos, pero también del cuidado de los demás”.
Se imagina la vuelta con “pautas a respetar, como distancia física, comportamiento social”, pero además con habilitaciones para sólo algunas actividades y confió en el buen criterio de los actores universitarios. “La vuelta va a demorar”, estimó y la visualizó como exitosa.
Con respecto al impacto económico de la pandemia sobre el alumnado y sus familias, expresó que “confiamos en que la deserción producto de esta pandemia no sea muy grande, porque vemos de manera muy positiva las políticas que implementa nuestra universidad para retener a esos estudiantes”.
Sin embargo, analizó que “lamentablemente la crisis económica se va a sentir y esperemos que no tenga un alto impacto en la retención de la matrícula en nuestra Universidad”.