Arte y Parte, donde la cultura es el motivo y el sostén se logra con producción de perfil solidario
Ubicado en Belgrano al 300, en una casona cálida y amena, reúne a artistas, alumnos y público, también a emprendedores y visitantes. Con un espíritu solidario y comunitario, se posiciona con un espacio atravesado por la cultura y la permanente construcción de su identidad. Corina Alexander, una de sus referentes, mostró pasión por las oportunidades que se potencian a partir de la reactivación pospandemia.
En la casona de Belgrano 342 funciona el centro cultural Arte y Parte, habilitado por el Municipio en el marco de la ordenanza sancionada en 2019. Sus pasillos de pisos dameros y calcáreos, los techos de madera de los ambientes con solares de pinotea, la cocina industrial de El Ombligo y Que Te Palta, el patio que domina un enorme árbol del fruto que dominó su bautismo. Completa el escenario la gente que circula, profesores de talleres de diversos géneros y alumnos que aprenden en un ámbito solidario y comunitario, con buena onda y grandes posibilidades de ser apropiado.
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En el mes de su aniversario, Arte y Parte tiene mucho para festejar. La rápida mudanza desde su exsede, ubicada a la vuelta, y la reactivación tras un 2020 signado por el Covid-19. La posibilidad de que los artistas vuelvan a contar con sus fuentes de ingresos, las clases y los espectáculos, todo con protocolo.
Sentada en una mesa del patio Qué te Palta, la integrante de la comisión directiva Corina Alexander se presta para una charla distendida. Disfruta del lugar y se entusiasma con las ideas que vuelve a repensar durante la entrevista con El Eco.
“La pandemia fue muy cruel, pero hizo que la comunidad artística asuma que cumple un rol de producción en la ciudad y que todos asumamos que tenemos que producir las identidades que conforman Tandil”, reflexionó y reivindicó la labor de los espacios culturales como referentes de la identidad de los diversos barrios.
Como motor de la ordenanza que permitió habilitar a este rubro fundamental de la actividad local, a la hora de un primer balance puso en la columna del haber que “lo cultural se tiene que mechar mucho más con lo turístico”, pero confió en que será un proceso de maduración.
Apropiarse
En Arte y Parte, la cultura -en su sentido más amplio- es el motivo y el resto de las cosas que ocurren, la complementan. Está abierto de lunes a sábados, durante todo el día. La dinámica la imprimen artistas tandilenses que son profesores de los talleres de batería, violín, guitarra, bandoneón, canto, teatro, pintura, tango, flamenco, yoga y se vienen nuevas propuestas como ajedrez. Pero también, los alumnos y la gente que se va apropiando del lugar.
En paralelo, una feria americana permanente, abierta a la calle, suma algún ingreso para solventar los gastos, como así también la cantina. Antes del patio se encuentra la cocina, donde funciona el emprendimiento de alimentos saludables El Ombligo.
Algunos jueves y viernes, y todos los sábados, la casa se convierte en el escenario para propuestas artísticas que comienzan de día y finalizan alrededor de las 22.30.
Todos los sábados organizan el Mercado Cultural, donde se congregan productores de alimentos con artesanos y microemprendedores de velas, té, junto a espectáculos de distintos artistas tandilenses. “Entonces, se genera en un día una movida donde van circulando distintas cosas”, resumió la exconcejal.
Entre otras actividades, durante el fin de semana largo tuvieron una charla sobre el carnaval a cargo del historiador y periodista Néstor Dipaola y además tocaron varios músicos.
Sumado a eso, se brindan charlas a productores sobre costos, marketing y otras herramientas, y también son sede del programa Fines con oficios, lo que provoca una retroalimentación fructífera entre educación y cultura.
“Nos pasa una cosa hermosa. Acá entra un montón de gente y nadie se lleva nada. Todo el mundo cuida que la luz esté apagada cuando el último se va. Muchos tenemos llave y hay cosas que son patrimonio de todos, pero cada uno que va entrando se va como apropiando”, compartió.
Nodos productivos
“En este centro cultural, algunos con sus elaboraciones de productos, otros con sus clases, otros con sus espectáculos, hay permanentemente, por lo menos, 25 ó 30 personas que son papás, tienen sus casas que mantener, que viven de esto y tal vez tienen otros trabajos, pero pueden desarrollarse y formarse en todas las actividades artísticas”, explicó Corina Alexander.
Todo comenzó a través de la asociación civil IREG, que tiene 8 años. Durante 3 años, el espacio cultural funcionó en 14 de Julio al 400. Por un proceso natural, los integrantes lo llamaban de distintas maneras hasta que sugirieron nombres y hubo consenso para que fuera Arte y Parte.
La mudanza a Belgrano 342 se realizó en noviembre de 2019, cuando no pudieron renovar el alquiler. Tras cuatro años muy difíciles, el monto de la locación se iba al doble del valor que pagaban y optaron por buscar otro inmueble. Consiguieron la casa ubicada a la vuelta y se trasladaron en tres días, caminando, con el particular folclore de acarrear mesas, sillas, muebles, cuadros y otros elementos.
“Cuando en marzo de 2020 íbamos a arrancar los talleres, nos agarró la pandemia, pero a nosotros nos fortaleció porque pudimos parar la dinámica de producir y repensar el proyecto para adentro”, dijo con entusiasmo.
Con las restricciones que impuso la pandemia, aquellos que circulaban por el lugar perdieron sus trabajos y quedó al descubierto la vulnerabilidad del sector cultural. Desde la comisión directiva, junto a Desarrollo Social de la Nación y Desarrollo Humano del Municipio, repartieron alimentos entre los profesores. “Esa es la verdadera historia. Todos se quedaron sin entradas, porque la vulnerabilidad del sistema cultural se vio ahí, es el día a día: no viene el alumno, no cobran; no tienen alumnos, no cobran, no pueden pagar el espacio”, graficó.
En ese momento, en donde también estaba pendiente el formato para la nueva sede, se les ocurrió generar producción y valor agregado al trabajo en marcha. De ese modo, surgió la unidad productiva El Ombligo, que es la cocina de alimentos saludables; el nodo productivo artístico, que integran los profesores; el sector de sonido, con la sala de ensayo que hoy funciona para acústicos y grabaciones; y los espectáculos, que comenzaron en noviembre con todos los protocolos.
El sostenimiento
El espacio cultural se sostiene de modo comunitario. La feria americana, la cantina y el aporte de los profesores se destinan a afrontar el alquiler, luz y gas. Para la gestión y la atención al público, los integrantes de la comisión ponen “muchas horas de amor”.
Cuando hay shows, lo que percibe la cantina queda para el centro cultural y los artistas se llevan el producido de “la gorra” –sobres que se distribuyen por las mesas-. “Ahí combinamos que todos puedan contribuir a la economía de todos”, dijo Corina Alexander, y agregó que los profesores de talleres aportan el valor de un alumno y medio por mes.
En principio, acordaron un concepto que les parece justo, porque con la responsabilidad de todos los que aportan se sostiene el espacio.
Durante el año pasado, sin actividad, se presentaron en el programa del Fondo Desarrollar, de la Secretaría de Cultura de la Nación. Además de Arte y Parte, lo obtuvieron otros espacios culturales tandilenses. “Nos ayudó al salvataje. Nos otorgaron 140 mil pesos”, contó y explicó que se distribuyó de acuerdo a los gastos de cada ONG, que previamente tuvieron que presentar documentación.
También recibieron recursos del Catálogo Turístico Cultural de la Provincia de Buenos Aires, que bajó de la Gobernación al Municipio y se repartió entre el sector turístico y el cultural. Con esa línea, realizaron los dos escenarios y algunos arreglos, ya que estaba destinado a infraestructura.
En tercer lugar, recibieron un subsidio en conjunto entre la Unicen y la comuna, que eran alrededor de 15 mil pesos para cada espacio, donde debían rendir los gastos. “A nosotros nos ayudó a pagar todos los insumos de la iluminación, que los estábamos debiendo”, precisó.
La convivencia en el barrio
Una de las preocupaciones de Arte y Parte es la buena convivencia con los vecinos, que han radicado dos denuncias por ruidos molestos. A pesar de la habilitación municipal y de que las actividades programadas terminan temprano, las quejas se hicieron escuchar y la comisión directiva busca generar una relación saludable.
Por ese motivo, para este fin de semana, enviaron cartas a los linderos para anticiparles la programación y avisarles los horarios en que funcionarán. Además, comenzaron a utilizar el escenario interno para las presentaciones musicales, aunque es una pena no poder aprovechar el hermoso patio, donde el centro de atención se lo lleva el árbol de palta.
En simultáneo, todas las actividades están pautadas en una agenda, cada presentación tiene un horario, recibe a un público que realizó reservas, se respetan los protocolos y prima la organización.
La identidad como premisa
Hace dos años, los espacios culturales se juntaron para pensar cómo se podían fortalecer y diferenciarse de otros emprendimientos más comerciales que convocan a artistas como un valor agregado para los clientes.
“Este es un año especial, porque desde el momento en que empezamos a pensar la ordenanza, hasta que se sancionó, el año pasado se reglamentó, después la pandemia y hoy, por fin, ya podemos decir que hay un movimiento identificado de espacios culturales que se van diferenciando de otros lugares, como algún restaurante que puede tener un grupo tocando”, resaltó la exconcejal.
En esa línea, consideró que “en el formato de la visibilización de la ordenanza, de saber que se pueden habilitar como un espacio cultural, posiblemente tardemos dos o tres años en generar esa dinámica completa de incorporarse”.
Corina Alexander sostuvo que el primer paso es identificar los espacios, pero la idea pendiente es diseñar y trabajar en circuitos culturales para que tandilenses y turistas puedan conocer y disfrutar de la oferta, visitarlos y formar parte.
En ese camino, “muchos vecinos aportaron, pero siempre reivindico a La Compañía porque fue una de las promotoras de generar la identificación del barrio de La Estación” y apuntó a que Arte y Parte pueda hacer lo propio con el casco histórico, el centro, al que todos los tandilenses asisten pero nombran de diversas maneras.