Censaron unidades frutihortícolas para generar políticas públicas de fortalecimiento del sector
La idea surgió de un voluntariado universitario ante la falta de un registro único de localización y situación de estos productores. El fin es detectar posibles obstáculos en la producción y comercialización, visibilizar las demandas y problemáticas. De 20 emprendimientos, el 40 por ciento utiliza prácticas agroecológicas y 60 por ciento métodos convencionales.
Un equipo de voluntariado universitario se propuso realizar un relevamiento de las producciones frutihortícolas del partido de Tandil con el objetivo de obtener un conocimiento sistematizado sobre la situación actual, a fin de detectar posibles obstáculos en la producción y comercialización, visibilizar las demandas y problemáticas del sector y promover políticas públicas de fortalecimiento. Fundamentalmente se focalizaron en el tipo de prácticas productivas, tradicionales o agroecológicas, y sus estrategias de comercialización en el mercado local.
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Aunque el trabajo llevó más tiempo del estimado, han logrado cumplir su cometido y actualmente pudieron identificar a 20 productores de pequeñas extensiones.
Las responsables del proyecto son Victoria de Estrada e Inés Rosso, del Centro de Investigaciones Geográficas, que junto con la Facultad de Ciencias Humanas y Conicet, impulsaron el trabajo.
La idea surgió por la falta de un registro único de localización y situación de estos productores frutihortícolas que, según consideraron, dificulta la creación de políticas públicas de fortalecimiento del sector, convirtiéndose en una de las producciones menos beneficiadas con programas de desarrollo local y mejoramiento productivo. El análisis previo las llevó a suponer que hay un nicho socioproductivo con alto potencial para promover vías de fortalecimiento para la producción agroecológica, así como investigaciones direccionadas a crear estrategias para una transición desde las producciones convencionales.
Así fue que apuntaron a pequeñas extensiones del área, pocas hectáreas, generalmente sin propiedad de la tierra, con una producción total de la cual un porcentaje importante se destina a autoconsumo, con trabajo familiar no asalariado. “Respecto a sus modos de vida, podemos distinguir entre productores que se dedican por completo a la actividad y otros que producen en paralelo a otras actividades laborales formales e informales”, identificaron las responsables.
El primer paso para la obtención de datos fue gracias a la colaboración del Registro Nacional de Agricultura Familiar, Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios, más un listado de la Secretaría de Desarrollo Económico del Municipio, además de la contribución de productores vinculados al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Posteriormente, se construyó de manera participativa entre los integrantes del voluntariado el formulario para realizar las visitas a los predios con producciones de frutas y hortalizas, que llevaron a cabo más adelante, al tiempo que procedieron a georeferenciar la información recolectada.
Los resultados y los problemas identificados
El equipo de extensión, integrado por profesionales, investigadores, docentes y alumnos provenientes de Ciencias Sociales y Agrícolas, se propuso generar un relevamiento georreferenciado de campos frutihortícolas de la localidad, a fin de promover la creación una Red de Productores para el fortalecimiento del sector, que pueda dinamizar y agilizar sus demandas desde la concientización del derecho.
Una de las responsables del proyecto, Victoria De Estrada, contó que de un total de 20 producciones visitadas, el 40 por ciento utiliza prácticas agroecológicas, mientras que el restante 60 por ciento lo constituyen productores hortícolas bajo métodos convencionales.
Asimismo, señaló que el mayor volumen de frutas y verduras producido en el partido de Tandil es aportado por este 60 por ciento, el cual ocupa 27 hectáreas de superficie destinadas a la producción. Se trata en general de producciones a campo, ya que la superficie registrada bajo cubierta ocupa apenas 2,5 hectáreas en total. Un dato que confirma la caracterización antes realizada respecto a definir estos actores como constitutivos de la agricultura familiar es que el 95 por ciento de los emprendimientos comparte el lugar de producción con el de residencia.
Por otro lado, hizo hincapié en los resultados obtenidos en el relevamiento con respecto a la segregación territorial de las producciones y a los conflictos socioambientales vinculados a la utilización de agroquímicos. A raíz de la expansión y el crecimiento urbano, las quintas hortícolas convencionales que tradicionalmente se encontraban alejadas de los centros poblacionales, paulatinamente comenzaron a quedar localizadas en zonas aledañas a barrios, complejos habitacionales o escuelas, pasando a formar parte de áreas periurbanas.
Ante esta situación, se multiplicaron las denuncias por parte de vecinos que afirman estar sometidos a aplicaciones de agroquímicos, lo que genera presiones que exigen, cada vez más, limitaciones a su utilización.
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