Contrarreloj, Río Paraná negocia su fusión para poder brindar el servicio en Semana Santa
Horas claves en la crítica situación que atraviesa la empresa de transporte de pasajeros de larga distancia Río Paraná. En medio de un paro de actividades decretado por la Unión Tranviario Automotor -UTA- y con el apremio de los plazos fijados por la empresa colega dispuesta a quedarse con alrededor del 80 por ciento de las acciones de la firma local, la suerte está echada a lo que ocurra en las próximas horas, cuando las partes en pugna se sienten a conversar y aceptar los detalles de un acuerdo que destrabaría el conflicto.
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Mucho se dijo, se escribió y se conjeturó frente a la agonía de la empresa de la familia Morel, quien ya sin mucho margen de acción, apuesta todas sus fichas a una reunión con representantes del gremio y funcionarios de la Subsecretaría de Transporte provincial, actores que finalmente sellarán la suerte de la firma que estuvo en boca de todos. Primero por las denuncias de los usuarios por el deficitario servicio, más luego por la llamativa intromisión de una competencia con habilitaciones poco claras. La saga devendría en la intervención de la UTA y los sucesivos paros hasta el día de hoy.
Por lo bajo y sin chance alguna de obtener un salvavidas económico con algún crédito bancario a partir de su deficitaria situación y deudas millonarias acumuladas, Mario Morel y compañía se vieron empujados a encontrar un aliado y dicha alianza vino de la mano de una empresa colega (Vía Bariloche) quien se mostró dispuesta a ingresar y explotar las rutas que hoy tiene Río Paraná y absorber la compleja situación, entre ellas la del centenar de empleados y buena parte de la renovación de la planta de micros.
No se trató solo de una mera intención, hubo un precontrato formal de por medio (en las últimas horas trascendió dicha documentación) en el que se fijaron los alcances del acuerdo entre las firmas. Instancia que le permitió a Morel, tiempo atrás, contar con una suma importante de dinero para pagar parte de los sueldos de los trabajadores, uno de los argumentos que esgrimió la UTA para hacer el paro que hoy aún se mantiene hasta nuevo aviso.
Como oportunamente se informó en ediciones pasadas, el precontrato con el titular del Expreso Tigre-Iguazú, siendo esta empresa una parte de Vía Bariloche, le adquirirían a Morel un porcentaje del paquete accionario en una suma que rondaría los 800 mil pesos y se harían cargo del pasivo que alcanzaría los 200 millones de pesos.
Ese precontrato tendría un punto más que importante y es que la familia Morel no puede arrepentirse una vez que resuelva el conflicto que está manteniendo con el Sindicato de la Unión Tranviaria Automotor.
Resuelto ese inconveniente, la empresa Vía Bariloche enviaría alrededor de veinte unidades cuyos modelos van desde el 2013 al 2015, para mejorar el servicio que se venía ofreciendo.
En el mientras tanto está la sensible incertidumbre de los trabajadores, que hasta hace muy poco defendían a Río Paraná pero ahora solo desean sostener sus puestos de trabajo, sea con la empresa que sea, siempre y cuando se mantengan las condiciones laborales que hasta aquí tuvieron, no solo de los haberes si no también respecto a su residencia en la ciudad.
El mismísimo secretario general de UTA Tandil, Gustavo Morales, quien participó de una de las últimas reuniones entre empleados y empleador, en diálogo con el programa “No hay dos sin tres” (104.1 Tandil FM) ratificó que “hay una posible fusión que no sabemos con quién, pero quedó todo en Transporte para que den el ok y poder salir a trabajar. Faltaría que se decidieran en otro nivel las cosas tanto en lo político como gremial”.
Reiteró que “aparentemente está muy avanzada una fusión que es lo que presentó Río Paraná en Transporte en la ciudad de La Plata y estamos esperando. Si le dan el visto bueno a esta fusión el problema estaría solucionado porque se pagarían los sueldos y se saldría a trabajar con la llegada de veinte unidades”.
Al ser consultado sobre si al concretarse esa fusión el personal seguiría manteniendo su trabajo detalló que “lo que hemos hablado en la reunión con el personal es que preferimos que sea una fusión porque garantizaría la residencia de la gente de Tandil de todo el personal”.
Febriles negociaciones
Precisamente sobre el nuevo aviso trascendió que debiera ejecutarse por estas horas. Es que los Morel volverán a sentarse en las próximas horas una mesa con miembros de la UTA y funcionarios de la cartera de Transporte bonaerense para alcanzar el ansiado acuerdo con la premisa de que una vez sellado el entendimientos las micros de Río Paraná (con la incorporación de una veintena de unidades -no cero kilómetro pero sí en condiciones de circular según las exigencias de Transporte- que concedería aquella empresa adquiriente del mayoritario paquete accionario) salgan otra vez a las rutas para cumplir con la gran demanda para la venidera Semana Santa.
Los puntos a acordar
El panorama no resulta nada sencillo. Y la premura no versa solo en poder trabajar en Semana Santa. Es que hasta mañana es el plazo que fijo la empresa colega para destrabar el conflicto y continuar con el contrato que los uniría de allí en más, con el respectivo acuerdo de mantener los puestos de trabajo y renovar las unidades. De no resolverlo en las próximas 24 horas, aquel precontrato caería y con él toda chance de la empresa tandilense de salir airosa de la agonía en que vino sometiéndose por responsabilidades propias como ajenas.
En ese acotado margen de tiempo para las negociaciones, los Morel tienen que negociar con la UTA para el plan de pagos de la deuda que mantienen con los trabajadores afiliados al gremio por un lado, más lo adeudado en lo que respecta a aportes patronales y obra social. En la otra punta de la mesa, acordar con la Subsecretaría de Transporte el plan de trabajo para cumplir con los ítems que el organismo provincial subrayó para que la firma pueda volver a la ruta, con un servicio acorde a lo que exige la demanda.
Crónica de un conflicto
Haciendo un repaso por la agonizante situación de Río Paraná se destaca que el 5 de febrero fue el primer gran coletazo que recibió la empresa por parte del gremio. Esa tarde le hicieron llegar al titular de la firma la orden expresa y rotunda de cesar la actividad. El secretario gremial Adrián Giménez vino desde Mar del Plata junto a otros miembros del sindicato y mantuvo una larga reunión con Mario y Ezequiel Morel y Gustavo Morales (secretario general de UTA Tandil), a la que horas después de comenzada se sumaron Blas Pugliese del Ministerio de Trabajo de la Provincia y miembros del Ministerio de Trabajo de Nación. En medio de las tensas negociaciones, Mario Morel se retiró de la reunión y se dirigió al despacho del jefe comunal Miguel Lunghi, a quien le expuso el delicado panorama y obtuvo su apoyo inmediatamente.
Puntualmente la UTA de Mar del Plata había venido por orden nacional a que cierre la empresa, prohibiendo la salida de los colectivos. Al parecer, el mismo titular de la empresa de transporte local estaba en desconocimiento de la paralización, como así también se vieron sorprendidos los propios choferes que no compartían la decisión de sus representantes gremiales.
Los motivos, según contó el mismo Adrián Giménez, corresponden a la sumatoria de irregularidades que se vienen detectando y advirtiendo a la empresa local. “Venimos de la seccional porque hay una cantidad de problemáticas en la empresa que ya las veníamos planteando y son normativas que se deben respetar”.
Luego de cortar la entrada y salida de la terminal de ómnibus, mantener largas reuniones y finalmente levantar el corte, pasaron dos días hasta llegar a un acuerdo. La tarde del 7 de febrero pudieron volver a circular con normalidad, tras asumir una serie de compromisos por parte de la empresa.
“Salimos a trabajar”, celebró en su momento Mario Morel. “Primó la cordura, la conciencia y también el esfuerzo de todas las autoridades, de los usuarios a los que les causamos problemas, del personal que le puso el pecho a todo esto”.
“Lo que destrabó el conflicto fue la buena predisposición de las partes”, sostuvo entonces el secretario general de UTA Tandil, Gustavo Morales.
Pero todo no quedó allí. El pasado 9 de marzo se vivió una situación de similares características, cuando desembarcó una comitiva marplatense y decretó el paro de actividad. Tras un día cargado de tensiones, reuniones y llamados telefónicos, la Unión Tranviarios Automotor finalmente aceptó el pedido realizado por la empresa de volver a circular, mientras en paralelo se continuaban con las reuniones teniendo en cuenta la acuciante situación económica por la que atraviesa la firma.
Como si fuera un deja vu, en los últimos días otra vez la orden de cesar el servicio era noticia. Nuevamente reuniones esporádicas, repentinas y en busca de la solución definitiva. Ahora sí parece haber un desenlace definitivo en este complejo como zigzagueante entramado que expuso a una empresa local contra las cuerdas, más de un centenar de empleados al borde de quedar en la calle y usuarios sin el transporte acorde para llegar a destino.
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