Cuadros más graves, pacientes más jóvenes y mayor tasa de mortalidad, la franca realidad de las terapias
La jefa del Servicio de Terapia Intensiva del Hospital afirmó que la situación “es peor que el año pasado”. Con cepas más agresivas, la doctora Alejandra Caputo sostuvo que los enfermos de la segunda ola “claramente son mucho más graves y terminan en un respirador mucho antes”. En las UTI, el único tratamiento posible es de sostén. “El paciente, una vez que termina ventilado, está dormido, pero hasta llegar ahí la pasa mal”, describió y pidió a la población extremar los cuidados.
La segunda ola de la pandemia llegó en simultáneo a muchas zonas del país, donde el dato central que devela a los argentinos pasó a ser la ocupación de las camas de terapia intensiva, después vienen los fallecidos y los contagiados. La situación en Tandil es crítica, no escapa a lo que ocurre en CABA o en localidades del conurbano. Más allá de la incorporación de camas, de la compra o donaciones de respiradores, nada alcanza frente al Covid-19 que se ha vuelto más agresivo y más letal. La esperanza está puesta en la vacunación masiva, objetivo aún lejano. Mientras tanto, el acuerdo que debería primar es el compromiso social de cuidarse y cuidar a los demás.
Recibí las noticias en tu email
La doctora Alejandra Caputo, jefa de terapia intensiva del Hospital Santamarina, advirtió que el escenario que plantea el coronavirus “es complicado en todo sentido”.
En diálogo con Eco Noticias, dedicó algunos minutos a marcar las diferencias con lo ocurrido el año pasado. “El año pasado no sabíamos a lo que nos enfrentábamos, pacientes que no sabíamos cómo iban a responder, qué era lo que había que hacer. Por suerte, acá aparecieron más tarde los pacientes graves, entonces tuvimos tiempo de ir formándonos y de ver cómo eran tratados los pacientes en Capital Federal o el gran Buenos Aires, para que cuando llegaran acá ya estuviéramos más preparados”, repasó.
Con respecto a 2021, afirmó que la situación “es peor que el año pasado, porque son pacientes que entran más graves, pacientes más jóvenes, entonces también se complica más la situación”.
De cepas y vacunas
La médica intensivista atribuyó la complejidad de la infección que provoca el virus a “la cepa, que es más grave y más contagiosa”, pero sostuvo que “son pacientes más jóvenes. Eso tiene bastante que ver con que los pacientes mayores están, la mayoría, vacunados, al menos con una dosis, entonces eso también ha hecho que la población que termina infectándose sea más joven”.
En ese sentido, refirió que “son pacientes que claramente son mucho más graves y terminan en un respirador mucho antes que otros”.
Con respecto a los tratamientos disponibles para tratar la patología, explicó que “para el paciente que ingresa en terapia intensiva, el tratamiento sigue siendo el mismo, que es el de sostén, el manejo del distrés respiratorio que es lo que presentan más que nada. No hay ninguna medicación ni nada que nos pueda ayudar, más allá de los corticoides que fue lo que se usó desde un primer momento”.
Con respecto a terapias como el suero equipo y el plasma de recuperados, agregó que “tanto el suero hiperinmune como el suero de pacientes convalecientes son protocolos que se utilizan en los primeros días de la enfermedad, no ya cuando llegan a terapia intensiva”. En resumen, aseveró que cuando los contagiados entran en una UTI “no hay más que el sostén”.
Más camas
La jefa del servicio informó que cuando los contagiados ingresan a terapia es “ya para el respirador”. En ese sentido, reseñó que en el Hospital hoy funciona la terapia intensiva y la Unidad de Cuidados Respiratorios Intensivos (UCRI), que en un principio fue creada para atender a pacientes de terapia intermedia, es decir no ventilados, pero que ahora cuenta con respiradores y todos los pacientes están ventilados.
En tanto, los mecanismos de ventilación no invasiva u oxígeno de alto flujo, que eran los tratamientos que se realizaban en la UCRI, en esta segunda ola se están haciendo en sala general, que hoy prácticamente funciona como una terapia intermedia.
Al evaluar la estadía de los pacientes internados en UTI, expuso que “el tiempo de terapia intensiva es prolongado, son tres semanas o más. Hemos tenido pacientes 6 meses internados en terapia, el año pasado. Son casos más esporádicos, pero todos los pacientes que ingresan, a no ser que lamentablemente terminen falleciendo anteriormente, son pacientes que están un mes, un mes y medio, dos meses, en terapia intensiva. Son muy difíciles de sacar porque son patologías muy prolongadas. El pulmón queda muy lastimado, por decirlo de alguna manera, y tardan mucho en recuperar su función”.
Más víctimas
Por otra parte, consideró que la batalla contra el virus en las UTI “es muy difícil”, aunque valoró que “hubo varios casos que salieron adelante. Obviamente siempre es una alegría verlos salir y uno siempre le pone toda la intención, las fichas y las ganas para que salgan”.
Como contrapartida, confió que “siempre es una alegría cuando los podemos sacar y también es una tristeza cuando no, y también enfrentar eso y enfrentar a las familias más que nada, que no han podido estar en contacto en todo el último mes con el paciente, o lo ven a través de un vidrio. Entonces, son situaciones bastante complicadas”.
En ese sentido, indicó que durante el año pasado, junto a la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), realizaron un trabajo estadístico que arrojó que en Tandil la mortalidad era del 50 por ciento en las personas que llegaban a UTI. “Con esta nueva ola no lo tenemos estudiado, pero yo creo que es mayor”, anticipó.
Convivir con estrés
En cuanto al ánimo de los médicos intensivistas, describió que “es bastante estresante, a todo nivel. En lo personal, es estresante estar en contacto todo el tiempo con pacientes que contagian y con los equipos de protección personal, y uno cuando sale de acá, le cuesta lograr desenchufarse de todo lo que pasó, sobre todo después de la guardia de 24 horas. Uno viene a hacer un par de horas de ayuda, pero la guardia de 24 horas es muy estresante, y uno llega a casa y tiene la familia y que seguir como una vida normal y es complicado poder desenchufar la cabeza de eso e intentar mantener una vida normal”.
En la terapia del Hospital trabaja un equipo de ocho médicos, que es prácticamente el mismo que despliega actividades en el Sanatorio Tandil. “Estamos todo el día en lo mismo, y entre nosotros nos vamos acompañando, y con los enfermeros también, es como que pasan a ser parte de la familia. Ya es más tiempo el que estamos acá que con la familia verdadera, entonces nos vamos apoyando y manejando entre nosotros”, refirió en relación al acompañamiento tras un año y medio de gran demanda.
El dolor y la falta de consciencia
Transmitió a la población la gravedad de la situación, teniendo en cuenta que hay mucha información cruzada. “La gente está cansada, porque lleva mucho tiempo esto y piensa que la va a pasar bien, que es una gripe, que no va a tener mayores complicaciones, y no toma la real consciencia de lo que verdaderamente pasa cuando un paciente ingresa o al Hospital, a una sala general, o cuando termina en terapia intensiva”, resaltó la médica.
Hizo hincapié en “la gravedad de los cuadros y lo que realmente pasa el paciente; porque más allá de lo que pasemos nosotros, el paciente una vez que termina ventilado está dormido, pero hasta llegar ahí la pasa mal, y la gente no tiene la consciencia clara de que realmente pasa y menos de que ahora la gente que está internándose en terapia son pacientes más jóvenes. Nosotros tenemos pacientes de treinta y pico de años, de cuarenta y pico, y que están realmente muy mal”.
La doctora Caputo reiteró que “este año son pacientes más jóvenes y en su mayoría, sanos. Sí afecta mucho a los pacientes obesos, que tienen mayor riesgo, los jóvenes obesos; pero pacientes no obesos, sin patologías previas, sin ningún tipo de antecedentes, también terminan con cuadros muy graves”.
Cuidados más vacunación, la única salida
Alejandra Caputo evaluó que lo que ocurra en los próximos meses va a depender, en forma exclusiva, del comportamiento social y de la vacunación. “Lo que se ve notablemente es que los pacientes vacunados, que eran los de mayor riesgo, acá han bajado mucho los casos graves, al menos de internación, por esta patología, pero empezó a afectar a los pacientes más jóvenes. Entonces, lo fundamental es el cuidado personal y la vacunación, lograr que pueda ser masiva, para todos. Creo que es la única forma en la que se va a poder salir adelante”, analizó.
Por otra parte, sobre el rol de los intensivistas, manifestó que “nadie se prepara para una pandemia porque nadie piensa que le va a tocar. La mayoría de los que estamos acá hemos pasado la Gripe A en 2009, pero nada tuvo que ver con esto, fue mucho más corto. Sí eran otro tipo de pacientes, por ahí, que se morían chicos más jóvenes y todo, pero fue mucho más corto. Esto ya lleva un año y medio y no parece aflojar, entonces es muy complicado prepararse para esto. Creo que nadie puede prepararse, pero hay que atravesarlo y ver la mejor manera posible de salir adelante”.
Para cerrar, se dirigió a la población en general. “Solamente, pedir que se cuiden, que respeten las normas, que usen los barbijos, que no se junten en lugares cerrados, que ventilen, que se laven las manos, todo lo que ya sabemos hace meses que tenemos que hacer, porque es la única manera de poder evitarlo y cuidarnos entre todos”.