Del actor a su ciudad
El actor tandilense Guillermo Marcos, que hace ya más de 40 años dejó la ciudad para desarrollar su actividad en Capital Federal, a quien se lo ha visto en diferentes obras de teatro y de televisión, escribió un poema a su ciudad en el día de su aniversario 197.
LLEGANDO A TANDIL
de Guillermo Marcos
Cien leguas al sur del obelisco…
sopor y pampa, toda la distancia,
Monte, Rauch, tranqueras, estancias
y un aire serrano que da el pellizco…
Es Tandil y se despeja la cabeza.
Por la ruta asoman pinceladas
de sol, de encantos y es olvidada,
la mochila de años que me pesa.
En Marconi se abren los portones
y respiro un ayer que creía muerto,
por la avenida pedalea Fray Norberto,
oigo el piberío del Hogar de varones…
Doblo la esquina en cuatro de abril
guardapolvos, la escuela, el recreo…
me frenan, bajo la recoba del museo,
siglos de historia que atesora Tandil.
Tiempo guardado que hace tronar su voz
en crujir de mangrullos y viejas carretas,
pulperías, uniformes, sables, bayonetas
y el remiendo en el poncho de Tata Dios.
Todo ahí. Ahí mi barrio, mi pupitre…
los amigos, el tanque, la plaza…
la vieja en la puerta de mi casa,
dando la vuelta por la calle Mitre…
Colea el barrilete, va al lago, al dique.
En la portada del parque, la movediza.
Por el calvario, con Actis dando misa,
para que esta emoción se multiplique.
Las estampas, el anfiteatro repleto…
Ciccopiedi que entrega a Jesús,
El flaco Lanza colgado de la cruz
y mi viejo de Caifás. Estoy completo.
Pero el viento sigue su chamuyo…
y me trae más de todo lo que dejé,
tragos en Moritat, en el Ideal café,
levantes en Unión, en Yamó barullo…
la tía Yoli y las muchachas de Carita,
gol aurinegro en Roca y Belgrano,
matiné y sánguches del cine Americano
y la loca María, chamameseando solita…
Nací en Tandil, nunca seré extraño…
es mi ciudad, mi tierra querida,
en ella crecí, soñé, orejeé la vida,
ella será luz en la niebla de mis años…
porque está en mí, como El Teatrillo,
cuando su escenario daba función,
y el bilbaíno o tienda La Exposición
o el mozo hosco, de la pizzería Carrillo.
Valioso equipaje estoy cargando…
Si la dos veintiséis me echa a distancia,
me llevo noches, calles, infancia…
y como Pichuco, siempre estoy llegando.
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