Docentes de Programas Socio Educativos no cobran sus sueldos hace 8 meses y reclaman respuestas
Docentes de los Programas Socio-Educativos CAJ (Centros de Actividades Juveniles) y CAI (Centro de Actividades Infantiles) atraviesan una difícil situación debido a que la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia adeuda entre 6 y 8 meses de sueldos a sus trabajadores y tampoco aporta el dinero correspondiente a los materiales para el desarrollo de las actividades.
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Específicamente en Tandil, funcionan cuatro sedes CAI en las escuelas Primaria 4, 32, 36 y 59. A su vez, hay cinco sedes de CAJ en las escuelas Secundaria 17, 4, 16, 14 y Técnica 5.
Al día de la fecha, a todos los equipos de los programas se les adeudan 6 meses de sueldo, en algunos casos también se les suman los meses de noviembre y diciembre de 2016, sumando un total de 8 meses sin remuneración.
Paralelamente, los programas cuentan con un fondo de recursos anual que este año no fue recibido. De ese dinero dependen totalmente las actividades de los programas, desde la compra de materiales para los diversos talleres de los sábados, como desde lo más mínimo que necesita una maestra para el acompañamiento de las trayectorias educativas como un lápiz.
Lucas Núñez, el coordinador del CAJ de la Escuela Secundaria 17 de La Movediza, explicó que los CAJ y CAI trabajan en los “puntos más vulnerados de la ciudad, en escuelas alejadas del centro” y señaló que “el objetivo de los programas es que los chicos vayan un sábado a la escuela, y aportarles conocimientos que no se incorporan en la semana. Desestructurar un poco la actividad curricular en el aula, y hacer actividad en base al arte y la música, son actividades recreativas, artísticas y más acordes al proyecto que cada sede tiene”.
Detalló que en cada institución hay entre 3 y 6 profesionales trabajando en estos programas.
Admitió que el problema de retraso en los pagos existió siempre, desde que se comenzaron a implementar estos programas hace aproximadamente 5 años, pero nunca habían pasado tantos meses sin cobrar.
“Cuando nosotros aceptamos el trabajo, nos avisaron de antemano que se tardaba en cobrar dos o tres meses como mucho”, sostuvo.
Y explicó que a diferencia de un docente que trabaja en el sistema provincial, ellos facturan el trabajo que realizan. “Los coordinadores y maestros comunitarios facturan y los auxiliares y talleristas no, figura solo su nombre y DNI, algunos cobran por cheque o en su cuenta”, señaló.
Sin respuestas
Lucas Núñez admitió su sorpresa porque en el caso del CAJ de La Movediza se abrió el año pasado, es decir, que hubo una convocatoria, lo cual muestra un interés del Gobierno provincial de no cerrar los programas.
Incluso “este año también en la página oficial del Gobierno se abrió la convocatoria para talleristas y coordinadores. Lo que nos extraña es que se abran sedes nuevas pero el pago nunca se regulariza y nunca se mejoró la situación de los trabajadores docentes”.
“Estuvimos reunidos con Suteba, ya que estamos dentro de la escuela. Nos brindaron su apoyo, pero al estar contratados no tenemos un sindicato, entonces los reclamos se tienen que derivar a nuestros coordinadores regionales, distritales, y ellos los elevan a La Plata a la Dirección de Escuelas”, afirmó en diálogo con El Eco de Tandil.
Además, lamentó que “no hay un número al que se puede llamar para reclamar, no podemos saltar esos pasos. Así que dependemos de una respuesta de nuestros coordinadores, estamos al tanto de que ellos plantearon el reclamo, nos manifiestan que llaman constantemente, pero de Provincia no hay respuesta”.
“Cuando empezamos a reclamar nos enteramos de otros casos, esto también sucede fuera de la provincia, porque estos programas están a nivel nacional. Si uno indaga en las redes, saltan enseguida los problemas que hay en otras provincias”, manifestó.
Y explicó que “compañeros de La Plata se juntaron también y presentaron un reclamo formal. A nosotros se nos
dificulta para viajar allá”.
Sin fondos
En tanto, planteó que tampoco les están enviando el dinero correspondiente al fondo destinado al “financiamiento de los materiales, insumos, materiales artísticos y gastos operativos. Este fondo que es anual, en nuestro caso no cobramos el año pasado y este tampoco”.
“Si las actividades empiezan en febrero, estaría bueno tener la plata antes. Todavía estamos sin fondos y el año pasado en algunos casos se depositó en diciembre, cuando estábamos finalizando las actividades con los chicos”, cuestionó.
Alimentos
Por otra parte, reclamó que “de esos fondos no podemos gastar en alimentos, si bien el objetivo de los programas no es dar una merienda o comida a los chicos, la situación actual se siente y muchos chicos nos preguntan a qué hora tomamos la leche, o nos piden para merendar y nosotros tenemos que comprar de nuestros recursos o nos donan alimentos”.
“Valoramos el funcionamiento del programa, pero dada la situación que se vive en los barrios muchos chicos necesitan comer algo. Están 4 horas adentro de la escuela y en la casa pasan hambre, así que tenemos que llevar algo. Cada uno lleva un poquito y se arma una merienda”, sostuvo.
Y contó que en cada programa CAI o CAJ hay entre 15 y 20 chicos y hay algunos casos que se quedan al CAI y al CAJ, por lo cual pasan todo el sábado dentro de la escuela.
“Algunos, para no estar todo el sábado deambulando en la calle se quedan en la escuela, que tienen contención, actividad, alguien que los escucha y saben que los sábados las puertas de las escuelas están abiertas”, contó.
Y enfatizó que “nosotros nunca hicimos paro, estamos conscientes de que esto se mantiene gracias al esfuerzo de todos los que trabajamos ahí, y siempre están las puertas abiertas”.
La renuncias
Por último, planteó la dificultad que enfrentan por la gran cantidad de docentes que renuncian por esta situación.
“Es complejo porque el equipo nunca está estable, renuncian talleristas auxiliares, se dificulta más cuando renuncian los coordinadores que son los que llevan todo lo administrativo del funcionamiento. La verdad es que desgasta, hay coordinadores que han estado 5 años y decidieron renunciar, ya no pueden sostener más la situación. Uno se encariña, le pone toda la garra, pero necesitamos tener una remuneración porque estamos invirtiendo, gastando plata de nuestro bolsillo y se siente”, confió.
En tanto, contó que un tallerista cobra alrededor de 2.500 pesos por mes, los auxiliares no llegan a los mil pesos y los coordinadores, maestros comunitarios y asistentes socioeducativos entre 6 y 7 mil.
“Hay talleristas a los que les adeudan de 2016 todavía, hay casos de 8 meses. Son muy necesarios en los barrios estos programas, hay chicos que hace muchos años que están yendo y que saben que los sábados tienen las puertas de la escuela abiertas”, finalizó.
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