El Oído agudo
ENTRE LAS CONVICCIONES DE LUNGHI Y
Recibí las noticias en tu email
LAS EXPECTATIVAS DEL COMERCIO
La semana transitó con cierta tensión en la siempre amigable relación estratégica del Gobierno comunal y la Cámara Empresaria. Es que la reticencia de la comuna por habilitar la actividad comercial de forma gradual y las pretensiones de los asociados a la entidad colisionaron, a pesar de que desde ambos sectores prefirieron cuidar las formas.
Una vez acordado el protocolo de acción, desde el sector privado guardaron expectativas para poder reiniciar la actividad durante la semana tras más de un mes sin facturar, con el riesgo de no poder cumplir con sus respectivos compromisos. Sin embargo, desde la comuna se encargaron de aclarar que dicho protocolo y habilitación dependía de autoridades más allá de las fronteras serranas, léase Provincia y Nación.
Si bien es real que depende de la venia de las citadas autoridades, no menos certero fue que en otros distritos muy cercanos a Tandil los intendentes asumieron la responsabilidad de habilitar los comercios con los protocolos pautados, incluso algunos de ellos fueron noticia en medios nacionales como Benito Juárez que, al decir del propio intendente de dicha localidad, ante el buen presente sanitario era lógico “volver a la normalidad”.
En cuanto a Tandil, desde el lunghismo se exponen como “prolijos” a la hora de seguir los pasos burocráticos estipulados y no avanzarán un ápice sin el consentimiento de Provincia y Nación, pero lo que no se dice aunque se cree, es que es el mismísimo Lunghi es quien se muestra reticente a las pretendidas aperturas. Es más, por lo bajo, se dejó entrever que no le cayó nada mal el reciente informe provincial donde se anunció la cuarentena administrada en varios distritos, menos Tandil.
OBRA EN MODO ESPERA
La situación excepcional del coronavirus le puso otra traba a la demorada obra de asfalto de dos cuadras de Pedersen, por la zona de la cancha del club Gimnasia. El primer escollo fue el proyecto, ya que tuvieron que resolver qué hacer con un canal pluvial a cielo abierto que lleva el agua de Arroyo Seco. Esa situación dejó para lo último el asfalto de esa arteria, que había entrado en un paquete de pavimentación más amplio que comenzó a ejecutarse mucho antes de las PASO del año anterior.
La preparación de la carpeta para hacer el hormigón de ese tramo, entre Los Ombúes y Los Robles, se inició a fines de febrero y la empresa esperaba demorar un mes para terminar la ejecución. Sin embargo, la cuarentena obligatoria frustró los planes, se detuvo la obra y la calle permanece cerrada al tránsito.
Ahora, a partir de la situación financiera que acusa el Ejecutivo comunal, será uno de los proyectos que no tendrá continuidad, pese a que hace una semana habían evaluado alguna alternativa para terminarlo.
Mientras se tomaba la decisión, es decir durante los últimos cuarenta días, la calle siguió cerrada al tránsito. Desde fines de febrero, absolutamente todos los vecinos que viven en esa zona de nuevos loteos y quintas se ven obligados a utilizar Segundo Sombra. El alto tránsito de esa avenida, por la que ingresan camiones que van al predio ferial de la Sociedad Rural y camionetas que se dirigen a las estancias de la familia Santamarina, provocan enormes trastornos en la traza.
Ahora bien, en esta economía de guerra en la que nos coloca el Covid-19, Segundo Sombra también sufrió una evidente restricción en el mantenimiento. Mientras el año pasado las máquinas de Vialidad la rectificaban después de cada lluvia, esas mejoras se fueron espaciando hasta volverse inusuales. Durante las jornadas húmedas y barrosas, es común ver a los vehículos más bajos patinar entre las huellas blandas que generan las cuatro por cuatro. Si esto no mejora, pronto van a dejar a varios barrios prácticamente incomunicados.
TRANSPARENTAR LOS NÚMEROS
La política salió a la luz, sin mayores miramientos, al transitar la quinta semana de aislamiento social preventivo y obligatorio. Vale decir, allá por el 20 de marzo, cuando se le declaró la guerra al coronavirus, en el plano local los espacios políticos habían sellado una suerte de pacto de no agresión para hacerle frente a un enemigo común, externo y desconocido.
En esas extensas semanas en las cuales los vecinos se mantuvieron en sus casas y tuvieron tiempo para informarse -además demandaban noticias para resolver algunos de sus muchos problemas cotidianos-, comenzó el bombardeo discursivo, de un lado y del otro, donde el oficialismo vernáculo mostraba las acciones desplegadas para combatir el virus y la oposición se encargaba de darle bajada local a los programas que la Provincia y la Nación pusieron en marcha para paliar esta crisis sin parangón que envuelve a todos.
Sin embargo, hubo una actitud del Intendente que encendió la chispa de Rogelio Iparraguirre, quien se mantenía cauto en torno a las críticas tras haber acompañado la emergencia sanitaria que le dio poderes extraordinarios a Lunghi para reasignar partidas presupuestarias. Y lo que prendió esa mecha, que no parecía nada corta, fue la insistencia del jefe comunal al marcar que la Provincia no envía los fondos de la coparticipación como uno de los principales argumentos para ajustar aún más la actividad del Estado municipal.
Más allá de las idas y vueltas en torno a los números, hay cierta sospecha de la oposición fundada en los 16 años de experiencia acumulada en el análisis del comportamiento de la gestión municipal. Ese background lleva a pensar que ya es parte del ADN la tendencia a “hacer la plancha” en años no electorales para tener recursos destinados a obras en los años impares.
Desde ese punto, ven con preocupación el discurso que habla de una inminente quiebra del Municipio, cuando muchos de los gastos previstos se recortaron en el marco de la pandemia; por caso, las atenciones en salud que no resultan urgentes o todos los eventos de Semana Santa, los culturales como el Mayo Teatral, la Feria del Libro y el Festival de Cine, que suponen un ahorro de más de 8 millones de pesos; también quedó suspendida toda la obra pública y muchas otras inversiones programadas en el Presupuesto 2020.
Resulta razonable predecir que bajará la recaudación de las tasas con sólo observar que la actividad económica de abril quedó reducida a su mínima expresión –tampoco se sabe qué pasará en los próximos meses-, pero además se interpreta que los vecinos que transitan estos días sin trabajo no podrán hacer frente al pago de las tasas. En cuanto a la coparticipación, habrá una reducción por la menor recaudación, pero no hay datos certeros. Incluso, hay que recordar que la Provincia ni siquiera tiene presupuesto aprobado.
Sobre el fin de semana, los dos sectores en pugna se llamaron a rectificar el rumbo, a atenuar las declaraciones y a seguir trabajando en conjunto, “sin mezquindades”, en un contexto impensado. Sin embargo, para la comunidad, a la que no le queda mucho más que ponerse en manos de sus gobernantes, puede resultar esclarecedor el trasfondo de estos cruces que sacan de las penumbras algunos números que tendrán impacto en la economía. Es que a estas alturas sería de necios no dimensionar la importancia del Estado municipal como generador de actividad, siempre que esté dispuesto a invertir los recursos antes que congelarlos en algún plazo fijo.
LOS INSUMOS DE LA DISCORDIA
A raíz de la polémica que levantó el Sindicato de Trabajadores Municipales en torno a la calidad y adecuación de los insumos de protección personal entregados por el Municipio a los empleados para afrontar la pandemia, llegó a este Oído el planteo de diversos agentes que cumplen funciones, algunos de manera voluntaria, en el frente de batalla.
En efecto, los barbijos suministrados a ciertos sectores dicen que se reducen a apenas una delgada tela mal confeccionada que no cumple con los mínimos requisitos de seguridad e higiene laboral. Tampoco abundan los guantes y otros elementos como mascarillas faciales.
Según supo este Oído, hay agentes municipales y voluntarios que se proveen sus propios insumos para “blindarse” ante un eventual contagio, en especial aquellos que están permanentemente expuestos al contacto con la gente.
Mientras tanto, desde la comuna sostienen que se invirtieron millones de pesos en insumos para pilotear la crisis sanitaria y se han encaminado diferentes esfuerzos con el objetivo de garantizar la solvencia económica. Habrá que ver si en los próximos días los elementos adecuados llegan a todas las trincheras sanitarias.
APLAUSOS Y EMOCIÓN
Vecinos de la zona de Lunghi y Kramer se dan ánimo y agradecen a los profesionales del sistema de salud, como una forma de sentirse cerca en esta cuarentena que tanto ha cambiado la vida cotidiana.
A las 21, en una ceremonia solemne no exenta con cierta euforia, salen a la puerta o abren las ventanas para fundirse en un sentido aplauso. Luego, uno de los vecinos sale en su vehículo con un parlante y suena el Himno Nacional.
La escena se repitió desde el inicio de la medida de aislamiento obligatorio y muchos sienten una gran emoción por la actitud que ha adoptado el barrio en estos días de tanta incertidumbre y angustia.