GRACIELA JARAMILLO
“El problema central de la salud pública es la falta de educación”
Graciela Jaramillo para muchos es más que un nombre, es signo de pasión por la salud pública. Es pionera en las campañas de prevención y concientización sobre VIH e incesante educadora de la ciudad.
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(*) Por Nayla Echeverría Martens
Graciela Jaramillo actualmente se desempeña en tareas pasivas como administrativa y es docente del Instituto Amemt. Se recibió de licenciada en enfermería y es infectóloga en SIDA. Comenzó su especialización en pleno auge de la enfermedad. Durante años manejó el programa de educación sexual en Tandil, otra de sus pasiones. Como referente, advierte cuáles son las problemáticas que atraviesan a la ciudad y las posibles soluciones. También da su opinión sobre la Educación Sexual Integral (ESI).
-¿Cómo evalúa el estado y la gestión de la salud pública local?
-En lo que es salud pública, Tandil es uno de los lugares que mejor está preparado para trabajar. Contamos con atención primaria de la salud: todas las acciones básicas que se puedan realizar con una baja tecnología, pero con un gran impacto, por ejemplo, vacunación. Tiene bajo costo porque necesitás la vacuna, la jeringa y la aguja, pero el impacto que produce en la población (por la cantidad de enfermedades que prevenís) es altísimo. Tandil tiene un centro de salud en cada barrio, así que podríamos perfectamente trabajar genial.
-¿Y qué es lo que sucede?
-¿Por qué no estamos tan genial? Porque hacen falta dos cosas: educación de la población y una fuerte decisión política. La salud no sólo tiene que ver con lo físico o lo psicológico, sino con lo social, con un todo. Por eso el enfoque tiene que ser holístico. La sanidad va muchísimo más allá. Así se da el incremento de enfermedades como el pánico social o el accidente cerebrovascular en jóvenes. Hay una nueva tipología de enfermedades que tienen que ver con el sistema de vida que estamos teniendo.
-¿Cuáles son las fortalezas y debilidades de la salud pública en Tandil?
-El punto fuerte sería la infraestructura de los niveles de atención. Creo que estamos en un paraíso. Se debería fortalecer la atención primaria y lograr descongestionar el Hospital mediante la educación de la población, para que entienda bien qué es primer nivel y segundo nivel. ¿Qué sucedería si nosotros lográramos que todos los problemas básicos se atendieran en los centros de salud? El Hospital, que es el segundo nivel, estaría para lo que son especialidades.
-¿Cómo sería eso?
-Para que se entienda mejor: el dolor de panza se atiende en el centro de salud. Ahora, si esa persona ya tiene una gastritis o un problema mayor, va a un gastroenterólogo. Qué linda sería la atención, el Hospital no estaría abarrotado de cosas con las que no tiene que estar.
Otros problemas son la contaminación intranosocomial y la automedicación, que deriva en la resistencia bacteriana. En este momento estamos con una mengua importante de medicamentos. Los centros de salud se nutrían con un programa que se llama Remediar, que provee una caja de medicamentos a cada centro de salud directo, sin intervención del Municipio, lo cual es muy bueno. ¿Qué está pasando? Como estamos en crisis a nivel nacional, está faltando muchísima medicación, hay falta de continuidad de las políticas de salud y una excesiva fragmentación que tenemos en el tema de las obras sociales. No sabemos quién está cubierto por quién.
-Cuando el Ministerio de Salud pasó a Secretaría, ¿hubo cambios en el funcionamiento de la salud pública local?
-El gran problema de la salud pública argentina viene de hace años, décadas. No hay continuidad en las políticas de salud. Para saber si un plan de prevención es efectivo necesitás siete, ocho años. Excede a un gobierno.
Sobre su pasión
-¿Cómo ve las campañas sobre salud sexual y reproductiva?
-Hace años que no se escucha una fuerte campaña de prevención de SIDA. Se deberían reforzar las campañas en todas las ramas de la salud. Sexualidad es un replanteo mucho más profundo que métodos anticonceptivos.
-Hace poco se informó un aumento de casos de sífilis en Argentina, ¿será por falta de información?
-Todo tiene que ver con la educación. Pegadito está el VIH, fijate que nadie habla de eso. Tampoco se toma conciencia. Soy educadora sexual. No lo hago porque en este momento estoy en tareas pasivas, pero ¿cómo despunto el vicio? Cada vez que la gente está esperando en el centro de salud, aprovecho y los asesoro sobre educación sexual, uso de preservativos, de anticonceptivos. La gente en la sala de espera se va educando, todo es educación.
-¿Qué opinión tiene acerca de la ESI?
-Es necesaria, pero dada por un especialista. Cuando empecé a estudiar SIDA vi chicos de diecisiete, dieciocho años, muriéndose con un sarcoma de Kaposi, con una neumonía por pneumocystis, entre otras, por algo tan simple como hacer el amor y no cuidarse. Para educar en el tema es muy importante estar formado. Tenés que estar preparado para responder cualquier tipo de pregunta, aunque parezca que te están tomando el pelo. Porque en esa tomada de pelo se esconde una gran verdad. Entonces tu habilidad como educador es transformar eso en algo constructivo, concientizar sobre la importancia de los chequeos anuales que, por ejemplo, es algo que el varón no hace desde la adolescencia. El hombre es muy renuente a esto. Todavía es tabú la sexualidad. Cuando logremos naturalizar, vamos a estar haciendo prevención de sífilis, gonorrea y SIDA, todo. Y, ¿por qué creo que lo debería dar una persona preparada? Porque una respuesta mal dada en sexualidad, puede generar un problemón.
(*) Esta nota forma parte de la serie de doce reportajes realizados bajo la tutela de la profesora Carolina Cordi por diferentes alumnos de Práctica Profesional 1 de la carrera de Comunicación Social para el desarrollo del ISFD y T 10 de Tandil, cada uno de los cuales eligió a un entrevistado.